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Reserva de biosfera de la mariposa monarca

Reserva de biosfera de la mariposa monarca

Michoacán y México (México)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 15 07, 2020
  • Category:

Pequeña gran migración


Migrar es un recurso ecológico que utilizan muchos animales de todo orden en búsqueda de climas más templados, disponibilidad de alimento u oportunidades de apareamiento. La principal condición para definir una migración es que tenga carácter estacional, esto es, que todos los años se cubran recorridos similares, ya sea en línea recta o formando círculos como en el Serengueti. El récord lo tiene el charrán ártico con 71.000 kilómetros anuales yendo de polo a polo en un inacabable verano. Es un ave, lo que le permite cubrir el planeta en cuarenta días. Más difícil lo tienen los insectos, que tienen en su contra sus cortas esperanzas de vida. La solución suele ser cubrir la ruta con apareamientos y varias generaciones. Algunas especies de libélula y langosta tienen el récord de migración, pero una de las más espectaculares la protagoniza la mariposa monarca en Norteamérica. La inmensa mayoría elige pasar el invierno en una pequeña zona de apenas 56.000 hectáreas cerca de la capital mexicana.

Algunas mariposas monarca en su Reserva de la Biosfera

La Danaus plexippus es una de las especies más investigadas del mundo pese a su aparente sencillez. Nadie ajeno la distinguiría de otras mariposas. Estas polinizadoras miden unos diez centímetros y en sus alas destacan unos intensos negro, blanco y naranja. Su principal característica es la migración, aunque no todas la realizan y no todas siguen los mismos recorridos. Incluso generaciones consecutivas pueden cambiar de itinerario. Las empuja principalmente el clima local, aunque también la disponibilidad de alimento y la presencia de depredadores. Aproximadamente en agosto, las monarca del norte detectan pequeños cambios de temperatura y composición del néctar e inician su aventura. Cambian su patrón energético y acumulación de lípidos entrando en diapausa, una especie de hibernación, pero que incluye volar hacia el sur. Mantienen este estado al menos hasta llegar a México. En enero despiertan, se aparean y no tardando mucho reanudan el viaje al norte.

Las rutas migratorias de la monarca ha sido un tema de investigación para la entomología norteamericana desde que Fred Urquhart empezó a trazar las posibles rutas en 1937. Tras identificarlas por EEUU contactó con entomólogos en el lado mexicano, pero no fue hasta los años 70 que se entendió la extensión de las rutas. Se identificaron los refugios de invierno en una zona montañosa fronteriza entre los estados de Michoacán y México. La principal técnica usada fue el etiquetado de la monarca, lo que ha generado información sobre las rutas y la resistencia de la mariposa. La conclusión es que una monarca puede hacer el viaje de norte a sur, pero los ejemplares nacidos en México necesitan varias generaciones para llegar al norte. Más difícil es evaluar la cantidad de individuos implicados, con estimaciones que sobrepasan los mil millones, y especialmente el mecanismo migratorio. Se ha especulado que utilizan el instinto, marcadores químicos o la posición del sol. Hay quien incluso niega que las monarca tengan predilección por esta zona mexicana y creen que se descubrirán otras.

Un árbol repleto y doblado de mariposas monarca

Los refugios conocidos implican un viaje de hasta 4.800 kilómetros desde Canadá y EEUU hasta una zona ideal por mantener temperatura y humedad constantes en invierno. Si la investigación despuntó en los 70, algunos indígenas ya conocían a la monarca y esta les marcaba el inicio de la cosecha. Al fin y al cabo, llegan anualmente en la misma época. La zona elegida, que se calcula atrae a la mitad de las monarcas en México, se divide en catorce colonias, no siempre ocupadas. Pertenece a la ecorregión de bosque de coníferas subtropical, principalmente pinos y oyameles en torno a los 3.000 metros de altitud. Está protegida desde 1980 para mantener viva esta sensible migración y que las monarcas no pierdan su estación invernal. Las principales amenazas son la tala ilegal y los incendios. Las monarca se agolpan contándose por millones en cada hectárea. Doblan las ramas de los árboles en los que se agolpan dándose calor y cuando el sol aprieta echan a volar simultáneamente produciendo un estruendo similar al de un rayo.

La Reserva está a unos cien kilómetros de México D.F., donde se pueden contratar excursiones de un día con agencias que ofrecen transporte, guía y opcionalmente una parte del camino a caballo, aconsejable si no estamos acostumbrados a la altitud. De las distintas zonas, las más equipadas son Sierra Chincua, Cerro Pelón y El Rosario. En ellas tendremos obligatoriamente que contratar un guía. Aunque el paisaje varíe ligeramente, en todas repetiremos el esquema de caminata, ver mariposas posadas y asistir a su vuelo que cubre el cielo. Las mariposas están de noviembre a marzo, pero cuanto más tarde vengamos más veremos. En febrero, poco antes de que emigren, se celebra en Angangueo un festival en su honor para fomentar la conciencia de su conservación.

Fotos: Rafael Saldaña / Adam Jones

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