Navigation Menu
Reserva de biosfera de Río Plátano

Reserva de biosfera de Río Plátano

Gracias a Dios (Honduras)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 28 11, 2018
  • Category:

Pulmón centroamericano


Cristóbal Colón pisó por primera vez territorio continental en América en la conocida como costa de mosquitos. Paradójicamente, esta costa caribeña nunca llegó a ser colonizada por los españoles, incapaces de domar una molesta combinación de vegetación e indígenas. El nombre de la costa hace alusión a un grupo de estos, los misquitos, y no al insecto. Casi toda la costa de mosquitos pertenece hoy a Nicaragua, pero una porción del norte fue entregada a Honduras en 1960. Aquí comprende el este del país y se denomina La Mosquitia. Es un terreno salvaje al que solo se puede acceder por mar o aire. La vida sigue siendo casi la misma que en época precolonial, con los mismos grupos de indígenas y falta de asentamientos urbanos. Mosquitia es puramente tropical: tiene montañas cubiertas de verde, lagunas tan grandes como Caratasca y multitud de ríos que atraviesan todo el territorio. Entre ellos está el Plátano, que da nombre a uno de los pulmones de Centroamérica. La Reserva de la Biosfera de Río Plátano cubre el 7% de Honduras. Sus más de 5.000 kilómetros cuadrados son parte de la mayor región tropical al norte del Amazonas.

Panorámica de la Reserva de Río Plátano

El río Plátano tiene apenas cien kilómetros, pero supone la columna vertebral de la Reserva homónima. Las fronteras aquí vienen marcadas por otras dos cuencas: el río Paluaya por el oeste y el río Sico por el este, aunque se quiere expandir este límite hasta el serpenteante río Patuca. En la Reserva se distinguen claramente dos partes: la montañosa y la llana, yendo el Plátano desde las montañas en el oeste hasta el Caribe. La cima máxima alcanza los 1.326 metros de Punta Piedra, aunque más interesante es la formación granítica de Pico Dama. Contrasta esta zona radicalmente con la llanura, donde los ríos empiezan a formar profundos meandros. Estos se terminan rompiendo y aislando, generando multitud de lagunas. Al final, la parte llana parece un gran pantano incluso en temporada seca, lo que ha dificultado los asentamientos. El Plátano termina su recorrido desembocando entre dos lagunas: la de agua salada de Brus y la de agua dulce de Ébano.

El territorio más montañoso de Río Plátano tiene pendiente una mayor profundidad en su investigación. Con todo, está claro que siendo la mayor extensión de bosque tropical virgen de Centroamérica estamos frente a una biodiversidad privilegiada, mucha de ella amenazada. La vegetación depende de la zona de la reserva: en la parte de abajo hay manglares y pantanos que van convirtiéndose en sabanas y bosques de montaña. En total se han registrado unas 2.000 especies de flora. Dan cobijo a casi 400 aves, más de cien de reptiles y anfibios y 39 mamíferos. Hay multitud de primates como aulladores o capuchinos, caimanes y cocodrilos y entre las aves destaca la arpía mayor. Hay especies amenazadas como los felinos jaguar, ocelote y margay, el oso hormiguero gigante, el tapir centroamericano y, dentro del mar Caribe, el manatí.

Zona montañosa de la reserva de Río Plátano

Toda la Mosquitia ha sido barrida por arqueólogos de medio mundo con todo tipo de medios en busca de una ciudad mítica: la Ciudad Blanca. Aunque la leyenda parte con Hernán Cortés, el nombre se lo dio un etnógrafo en 1927, el mismo año en el que Charles Lindbergh dijo avistar una ciudad blanca en la jungla de la Mosquitia. No se ha encontrado, pero ha servido para localizar 200 sitios arqueológicos que incluyen restos de ciudades, caminos y zonas de petroglifos. Hoy viven en la Reserva, protegida desde 1960, cuatro etnias muy diferentes entre sí que suman 2.000 habitantes: garifunas, misquitos, pech y ladinos. Lo hacen de forma sostenible, sobre todo en la zona norte. El verdadero problema de Río Plátano está siendo el desarrollo. Sobre todo la tala ilegal, que recolecta madera y de paso abre espacio para zonas agrícolas y ganaderas. Hay también preocupación con los proyectos de centrales hidroeléctricas y con caza y pesca furtivas.

El turismo en Río Plátano está limitado por la falta de infraestructuras. La mejor opción es contactar con la alianza de comunidades indígenas de la Ruta Moskitia, orientada a facilitar el ecoturismo integrado en la vida indígena. Se pueden hacer tours desde cuatro días, aunque merece la pena estar al menos una semana. La mejor manera de llegar es a través del aeropuerto de Brus Laguna, aunque es factible llegar por tierra desde La Ceiba o Trujillo. Dentro de la Reserva es típico moverse en embarcaciones llamadas pipantes y luego a pie. Hay trekkings desde el poblado Las Marías a varios picos. Si se quiere más aventura hay que ir a la parte alta de río Plátano, donde parten excursiones de rafting. De octubre a enero hay mucha lluvia y no conviene ir. La mejor época es de enero a junio.

Fotos: Silvia CarrenoMarc Patry

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.