Escudo verde
La región de Sipaliwini no es solo la mayor de Surinam, es que ocupa más de la mitad del país. A pesar de ello es una región muy poco poblada, entre otras cosas porque históricamente a los holandeses les sirvió como escudo protector frente a los portugueses, apostados más al sur, en Brasil. A comienzos del siglo XX, de hecho, este territorio de selva de tierras bajas y pequeñas montañas estaba por explorar. En 1908, el río que da nombre al país todavía no había sido remontado, tarea que emprendió el explorador y soldado Johannes Gijsbert Willem Jacobus Eilerts de Haan. Consiguió su objetivo y dos años después repitió con el río Courantyne, con peor suerte. Eilerts de Haan murió, probablemente de malaria, y en su honor se puso el nombre a uno de los Parques Nacionales del país. Este Parque, junto a otros dos, conforma la conocida como Reserva Natural de Surinam Central. Son 16.000 kilómetros cuadrados que pocas personas han visitado a lo largo de la historia.
Es por esto que la selva ha permanecido en un estado virgen, prácticamente intacta. El paisaje fundamental es el de bosque de pluvisilva en amplias llanuras. Sobre estas aparecen dos tipos de elevaciones particulares. Hay diseminadas varias cúpulas graníticas expuestas al sol como la famosa Voltzberg, donde hay una estación de investigación, o Van Stockum Berg, que alcanza los 360 metros. Los otros accidentes característicos de Surinam Central forman parte del Escudo guayanés, que se extiende desde Venezuela. Hablamos de los tepuis, antiquísimas estructuras que forman montañas en forma de mesa. En Surinam están las estribaciones más al este del Escudo. No hay tepuis tan impactantes como los del Parque de Canaima en Venezuela, pero los de aquí están intactos. El más famoso de todos es el de Tafelberg, literalmente montaña mesa. Mide 1.026 metros de altura y tiene una extensión de diez por quince kilómetros. Como en otros tepuis, es bastante inaccesible.
Por encima de cúpulas graníticas y tepuis se alza la parte sur de la Reserva de Surinam Central, la única que puede tomar el nombre de cordillera. Se trata de las montañas Guillerminas, cuya mayor cumbre es el Julianatop, a 1.290 metros. En esta zona es donde está la tumba de Eilerts de Haan. Aquí está también el Duivelsei, una de las imágenes más icónicas de la Reserva, en la que una roca llamada huevo del diablo se balancea en el borde de un acantilado. Todos estos accidentes geográficos, más la abundante cantidad de agua, generan ríos con rápidos muy fuertes. Los más famosos son los de Raleighvallen, en el norte. Son parte del río Coppename, cuya cuenca vertebra la Reserva. Esta es en realidad un pasillo ecológico que une de sur a norte las reservas de Eilerts de Haan, Tafelberg y Raleighvallen, todas establecidas en 1966. No existe ninguna población humana en todo el territorio. Los únicos tres asentamientos indígenas en las inmediaciones de Surinam Central están siendo incorporados a las labores de conservación de la Reserva.
La inaccesibilidad de Surinam Central hace que aún falte mucho por investigar en cuanto a biodiversidad, especialmente en los dos Parques más al sur. Esto, por otro lado, ha generado una flora y fauna libre de amenazas directas, lo que hace de esta ecorregión amazónica un paraíso natural. No existe mucho endemismo más allá de la zona de Tafelberg, pero sí es un refugio para muchas especies endémicas del Escudo Guayanés. La flora incluye al menos 6.000 especies, principalmente de pluvisilva, pero también de zonas de sabana, pantanales y los matorrales que se aferran a las cúpulas graníticas. En fauna destacan las 400 aves, entre las que la más icónica es el extraño gallito de las rocas guayanés, con su vivo color naranja y cresta de media luna. Entre los mamíferos, la especie más relevante posiblemente sea la nutria gigante de río, que tiene aquí un santuario. A ella se suman jaguares, armadillos gigantes, tapires, perezosos y ocho especies de primates.
La zona de Raleighvallen es de largo la más turística de las tres reservas, además de la más investigada de Surinam Central. La mejor manera de diseñar un viaje es llevarlo todo preparado desde la capital Paramaribo: transporte, alojamiento y excursiones. Se suelen destinar unos cuatros días y el lugar de alojamiento está en la isla Foengoe, donde se llega remontando parcialmente el río. Entre las excursiones, el plato fuerte es el ascenso a la cúpula de Voltzberg, cuyos 250 metros son asequibles y ofrecen unas vistas magníficas de la selva. En los otros dos Parques, el turismo y la infraestructura están creciendo, pero de momento hay muchas más limitaciones. En la jungla tendremos temporada seca de agosto a noviembre y también de febrero a abril.
Fotos: David Evers / On Being
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