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Río de Janeiro, paisajes cariocas entre la montaña y el mar

Río de Janeiro, paisajes cariocas entre la montaña y el mar

Río de Janeiro (Brasil)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 22 02, 2022
  • Category:

Buscando huecos


A comienzos del siglo XIX, Río de Janeiro se convirtió en la capital no solo brasileña, sino de Portugal. Aunque había sido fundada mucho antes, solo cuando en el siglo XVIII el polo económico viró hacia las minas del sureste se convirtió en el principal puerto. Fue un inesperado desarrollo para una ciudad de compleja geografía. Tampoco, pese a haber disfrutado de obras públicas, contaba Río de Janeiro con monumentos icónicos. Un sacerdote fue el primero en sugerir la construcción de una gran estatua sobre el monte Corcovado, pero habría que esperar al siglo XX para su aprobación y diseño. Así nació el Cristo Redentor, imponente figura de treinta metros de altura y brazos abiertos encaramada sobre un risco de 700 metros. Corcovado está en el extremo oriental del bosque de Tijuca, la mayor extensión de bosque atlántico de Río. Es un risco más de una ciudad marcada por sus verticales paredes como el Pan de Azúcar y amplias playas urbanas como Copacabana.

Vista de Río de Janeiro desde el Cristo de Corcovado hacia el Pan de Azúcar, con Botafogo a los pies y Copacabana a la derecha

Los portugueses penetraron la bahía Guanabara el 1 de enero de 1502, dando el mes nombre al asentamiento posterior. No fueron portugueses los primeros en ocupar la bahía, sino un grupo de franceses que luego expulsaron. En 1565, Portugal decidió levantar la primera fortaleza a pies del Pan de Azúcar, San Juan, y posteriormente ocuparon la explanada al norte, núcleo histórico de Río de Janeiro. Faltaba asegurar la otra orilla en la entrada a la bahía, hoy llamada Niterói. En 1584 se inició la construcción de la espectacular fortaleza Santa Cruz da Barra, que pese a todo no logró evitar varias invasiones. El puerto empezó a ganar relevancia en el siglo XVII, pero aún tardó en llegar a sus límites. Entraron en juego las estribaciones de la Serra do Mar, donde se extiende el Parque Nacional Tijuca, considerado el mayor bosque urbano del planeta. Utilizado en el pasado para plantaciones de azúcar, esta zona fue reforestada en el siglo XIX para frenar la erosión y recuperar los niveles de pluviosidad previos.

Tijuca es hoy una montañosa y enorme zona de recreo para los cariocas, gentilicio utilizado por los indígenas en los inicios de la ciudad. Paralela a la costa, Tijuca empieza en Pedra Bonita y Pedra da Gavea, desde donde se aprecia el tamaño urbanizado, hasta el mirador de Doña Marta, pasado el Cristo de Corcovado. A los pies de este se encuentra el jardín botánico de 1808. Pensado inicialmente para la adaptación de especies exóticas, hoy es un repositorio con más de 6.000 especies tropicales y subtropicales. Destacan las palmeras, con una gran avenida flanqueada por ejemplares descendientes de un único ejemplar. Hay además numerosas aves que se han aclimatado al contexto del botánico, que también tiene una gran parte de bosque atlántico. Este sensible bioma, hoy recuperado en el Parque de Tijuca, también forra otro de los iconos de Río, el Pan de Azúcar. Este monolito de granito y cuarcita de 396 metros recibe su nombre de la antigua forma en que se vendía este histórico producto de Río.

Fuerte de Copacabana en Río de Janeiro, con la playa homónima en la derecha

Tras el azúcar y las minas, Río de Janeiro creció como capital estatal. Se expandió a los barrios sureños solo a comienzos del siglo XX. De ese siglo son el parque de Flamengo y el barrio de Copacabana. El primero fue la guinda para uno de los barrios más pudientes. Diseñado por Roberto Burle Marx en 1965, el Aterro do Brigadeiro Eduardo Gomes está construido en más de un kilómetro cuadrado de terreno reclamado al mar. En cuanto a Copacabana, conectado con el resto de la ciudad mediante un túnel, pocos barrios simbolizan mejor el estatus de Río como ciudad de placer y turismo. Flanqueados por dos fuertes, los cuatro kilómetros de playa están complementados por la avenida Atlântica y un paseo marítimo diseñado también por Burle Marx. Este lujoso barrio de Río cuenta con multitud de hoteles, restaurantes y todo tipo de servicios recreativos.

Este cambio de actividad económica ha tenido reflejo en Río, ciudad más visitada de Sudamérica pese a la fama de su inseguridad. Además de las playas, toda una subcultura local, las visitas más habituales incluyen el ascenso a Corcovado y Pan de Azúcar. Al primero se puede llegar en funicular o carretera, mientras que el segundo cuenta con un teleférico. En ambos casos podemos subir a pie. Es duro, pero realizar algún tipo de recorrido por el Parque Tijuca es una actividad más que recomendable y nos proporcionará vistas menos concurridas de la ciudad. En cuanto al botánico, podemos llegar en taxi o autobús. Para Niterói la mejor opción es combinar ferri y taxi hasta llegar al fuerte Santa Cruz. Río de Janeiro es famosa por el fútbol, con templos mundiales como el estadio Maracaná, y el Carnaval, fiesta oficial brasileña con referencia en el Sambódromo. También son concurridas las fiestas de Año Nuevo en Copacabana.

Fotos: Artyominc / Gabriel Heusi

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