Oro maldito
El país Lobi está localizado en el suroeste de Burkina Faso, en el margen derecho del río Volta Negro, que hace frontera con Ghana. Lobi hace referencia a la etnia dominante, compuesta por unos 180.000 individuos, aunque la propia etnia es de difícil definición. El término viene de otras más poderosas e identifica no solo a un grupo de población, sino a varios grupos con puntos comunes como la ceremonia de iniciación joro y ciertas prácticas animistas. Otro parece su origen geográfico, al otro lado del Volta Negro, de donde pudieron llegar escapando de los esclavistas. Los lobi conforman un grupo minoritario de escaso poder, pero en su día pudieron ser los protagonistas de la fiebre del oro que vivió la región, especialmente en los siglos XV-XVI. Testigo de ello son más de cien sitios arqueológicos de fortalezas diseminados por el país Lobi. De todos, el de Loropeni es el mejor conservado. Una leyenda local previno su reutilización y se ha mantenido casi intacto, siendo el mejor testigo de aquella era.
La ausencia de registro histórico hace muy complicado trazar los orígenes de Loropeni, cuya fundación se estima en torno al siglo XI. El hilo vendría de alguna de las etnias fundacionales de Lobi, como los lorhon. Provenientes de Costa de Marfil, habrían trabajado el oro previamente allí. Tras agotarse varias minas habrían llegado a Lobi, donde el oro abundaba. En todo caso, el auge de Loropeni sucede tras la desintegración de varios reinos poderosos y la llegada de mineros y orfebres con los conocimientos para impulsar la zona. Fue así como minas como Werimitangna, cerca de Loropeni, llegaron a su esplendor sobre el siglo XV. El destino de este oro estaba al norte, en ciudades del Níger como Djenné y Tombuctú, donde se embarcaba en las caravanas del desierto para seguir su camino al norte. Loropeni sería una de tantas fortalezas nacidas con una doble misión: alojar a los trabajadores y proteger el oro recolectado antes de su envío. Sobre el siglo XVII la región Ashanti, al sur, centralizó el negocio del oro de Lobi y ciudades como Loropeni se abandonaron.
Entra en escena otra etnia, los gan, que ocupan las ruinas tras huir de la opresión en Ashanti. Aunque su historia oral señala la construcción de Loropeni por sus antepasados, esta teoría está descartada. Sin embargo, los gan explican su buen estado. Sus leyendas nos hablan de un rey que quiso traer aquí la capital e inició la ciudad. Sin embargo, sus ancestros rechazaron la idea y convirtieron a Loropeni en Kpôkayâga, la ciudad rechazada. Como ciudad maldita, los gan no reutilizaron las ruinas, lo que las ha preservado por encima del resto. Cuando los colonos franceses llegaron, la naturaleza había reclamado la ciudad tras décadas de abandono. Estos fueron los principales investigadores en el siglo XX con nombres como Henri Labouret, primero en reconocer el lugar en 1920. La investigación nunca ha sido completa. De hecho, la conexión con las caravanas del oro es solo factual, pues faltan pruebas arqueológicas, además de un inventario con el resto de ruinas similares.
Lo que más destaca en Loropeni son las murallas por dos razones: sus materiales y altura. Los primeros son de gran dureza, piedras mezclas con adobe gracias a materiales grasos, y contrastan con la arquitectura típica del país Lobi, de materiales orgánicos. En cuanto a la altura, la mayoría de sitios hermanados con Loropeni no llegan al metro de altura, mientras que aquí superan los seis, además de sobrevivir el 80% en pie. Tienen ligera forma piramidal para mejorar la estabilidad, con un grosor de más de un metro en la base y unos centímetros arriba. Hay restos de enlucido en ambas caras, pero hoy la piedra está desnuda. El plano es cuadrangular, al contrario que otros circulares, con algo más de cien metros de lado. Curiosamente no hay puerta reconocible, así que es posible que se accediera con escaleras de mano. El interior está dividido por otras dos murallas designando seguramente zonas con funciones diferentes.
Burkina Faso no es precisamente de los países más turísticos, pero es relativamente seguro. El suroeste del país es la zona étnicamente más rica gracias en parte al país Lobi. Es también de las más boscosas. La capital de la zona es Gaoua, accesible en bus desde la capital y otras ciudades. Unos cuarenta kilómetros al oeste se encuentra Loropeni, para las cuales es mejor contratar un taxi. En el camino podemos ver alguna aldea lobi. Muchas utilizan antiguas fortalezas como base. En el sitio arqueológico no hay apenas infraestructura y nos llevará poco más de media hora, pero es buena idea llevar un guía experimentado que nos pueda contar los avances. De mayo a septiembre es estación lluviosa.
Fotos: Rita Willaert / Rik Schuiling
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