Jerusalén alpino
A comienzos del siglo XVI, el imperio otomano se hizo con la ciudad de Jerusalén y acabó con toda esperanza de recuperar una ciudad tan simbólica para los cristianos. Desde los tiempos de las Cruzadas, cristianos de media Europa habían realizado peregrinaciones a la ciudad santa de con intención similar a las peregrinaciones a la Meca de los musulmanes. Especialmente simbólico para estos era visitar el monte del Calvario, lugar donde tuvo lugar la Pasión de Cristo, capítulo culminante de la vida del profeta. Tener a Jerusalén ocupada por infieles llevó a los cristianos a replicar estos itinerarios de peregrinaje en puntos como Polonia o Eslovaquia. Al finalizar la Contrarreforma del siglo XVI, en la zona montañosa del noroeste de Italia surgieron nueve Sacri Monti como alternativas a la visita a Jerusalén. Estos montes, plagados de capillas y basílicas, se acondicionaron entre los siglos XVI y XVII. Además del valor simbólico, artísticamente fueron relevantes por sus frescos y esculturas pintadas.
El concilio de Trento fue la respuesta católica a los nuevos aires expandidos por Europa desde la Reforma luterana. Además de negar el luteranismo, los católicos tenían que proponer. De forma coherente con una apuesta contrarreformista, la idea se basó en una intensificación de la fe y pasión. La Reforma había criticado aspectos que la Contrarreforma reafirmó, como la venta de indulgencias, la veneración de santos y reliquias o los peregrinajes. El Concilio duró hasta 1563 y una de sus figuras prominentes en la etapa final fue Carlos Borromeo. Fue designado obispo de Milán al acabar el Concilio y allí puso en práctica lo acordado. Abrió seminarios para formar sacerdotes e impulsó la creación de lugares de peregrinaje en las cercanías de Milán: los Sacri Monti. Generalmente, estos montes atraían ya por alguna razón a los fieles de la zona. Lo que arrancó con Borromeo fue una total remodelación y ampliación arquitectónica que duró hasta finales del XVII.
Con el tiempo, los Sacri Monti ganaron su cuota de peregrinos, aunque unos más que otros. El más destacado está en la localidad de Varallo Sesia. Este pequeño pueblo está a orillas del río Sesia, justo en el punto en el que se encuentra con su afluente el Mastallone. Por encima del pueblo se eleva la colina que intenta replicar el monte Calvario de Jerusalén, en una terraza 150 metros por encima del río. Aquí, la historia del peregrinaje empezó con el fraile franciscano Bernardino Caimi en 1491, pero a finales del XVI fue cuando se llenó de capillas. Hasta 45 hay aquí para recorrer la vida de Cristo, su pasión y su muerte. Además de las capillas hay una basílica menor dedicada a la virgen de la Asunción. El monte está dividido en dos partes. Una más natural cuenta la historia desde la Anunciación hasta la llegada a Belén. La segunda zona intenta replicar la ciudad de Jerusalén con dos plazas. Entre ellas se insertan el resto de eventos relacionados con la vida de Jesucristo. Este carácter urbano del monte lo hace único.
Además de la arquitectura, cada monte sagrado cuenta por cientos sus esculturas de terracota o madera pintadas y posee frescos de gran valor. Otros seis Sacri Monti se distribuyen por Piamonte, igual que el de Varallo Sesia. Es interesante el de Serralunga di Crea, establecido sobre un antiquísimo santuario del siglo IV dedicado a la Virgen María. Las obras para reformarlo por entero con 23 capillas se iniciaron en 1589. El de Serralunga está dedicado a la Virgen, como la mayoría, aunque también hay otros para San Francisco de Asís o la Trinidad. En Lombardía solo hay dos montañas sagradas, pero una de ellas tiene la mejor de las localizaciones. Sobre una colina de 200 metros a orillas del lago Como, frente a la isla de Comacina, está el de Ossuccio, dedicado a la Virgen del Socorro. Las catorce capillas barrocas del XVII están rodeadas de bosques y olivos.
Los nueve Sacri Monti están en los prealpes, al norte de Milán y Turín, salvo el de Serralunga di Crea, que está en una colina del Basso Monferrato, entre ambas ciudades. Lo ideal es llegar a una de las dos ciudades por avión y alquilar un coche para recorrer los Sacri Monti que queramos. Otra opción, si solo queremos visitar uno, es utilizar el tren. Todos los pueblos donde están los montes tienen estación, pero nos tocará andar algo más. Los más fáciles de visitar son los dos de Lombardía, pues sus localizaciones son muy turísticas: el lago Como y la ciudad de Varese. Es bueno informarse de las facilidades que tiene cada monte. El de Varallo Sesia, por ejemplo, dispone de visitas guiadas. Los Sacri Monti son muy famosos entre los religiosos italianos, pero menos fuera del país. Aún así no será raro coincidir con un autobús de peregrinos.
Fotos: Mattana / Stefano Bistolfi
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