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Santuario del Buen Jesús de Congonhas

Santuario del Buen Jesús de Congonhas

Minas Gerais (Brasil)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 27 05, 2021
  • Category:

Devoción esculpida


Cuenta una leyenda portuguesa que en el año 124 una imagen de Jesucristo crucificado llegó a las playas de Matosinhos, unos kilómetros al norte de Oporto. Según la misma, esta imagen había sido esculpida por Nicodemo, figura cristiana que huyendo de la persecución se echó al mar. Para esta imagen milagrosa se levantó una iglesia mucho tiempo después que resultó en una gran devoción en el norte de Portugal. Los colonos procedentes de esta región se llevaron consigo la tradición a Brasil, donde se fundaron hasta 23 ciudades invocando al Buen Jesús de Matosinhos y se erigieron iglesias en su honor. La más famosa de todas está en la modesta ciudad de Congonhas. Localizada en el interior del país, en la región de Minas Gerais que despuntara en el siglo XVIII, esta iglesia es un símbolo del barroco rococó del país. No solo incluye los principales elementos de esta fase del barroco brasileño, sino que sus esculturas son sobresalientes. No en vano, el principal escultor de la época, Aleijadinho, dejó aquí su sello. 

Escultura e iglesia del Buen Jesús de Congonhas

La localidad de Congonhas, de unos 50.000 habitantes, se encuentra unos setenta kilómetros al sur de Belo Horizonte, capital moderna del estado de Minas Gerais, vertebradora económica de Brasil en su día. Es en el siglo XVIII cuando se tiene constancia de la fundación del asentamiento a orillas del río Maranhão, en una zona en la que los bandeirantes llevaban años buscando oro. Por fin encontraron vetas prometedoras que atrajeron a inversores hasta abrir la mina Bateteiro. Como en otras ciudades, el auge económico trajo el auge arquitectónico y se pudo contratar a artistas de la talla de Antônio Francisco Lisboa, más conocido como Aleijadinho. El apodo hacía referencia a su enfermedad, posiblemente lepra. Pese a esta, Aleijadinho no detuvo su pasión. Cuenta la leyenda que incluso cuando perdió los dedos de las manos se ataba martillo y cincel a las manos para seguir trabajando. Su obra en Congonhas dio lustre al santuario del Buen Jesús, cuya construcción había sido encargada por Feliciano Mendes para agradecer su recuperación ante una fuerte enfermedad.

Aleijadinho dedicó nueve años, entre 1796 y 1805, a su trabajo en Congonhas. Por entonces, la ciudad estaba empezando a declinar, como le ocurrió a muchas en Minas Gerais. Acabado el oro, Congonhas detuvo el flujo económico. Sin embargo, la ciudad se guardó una carta, la del peregrinaje. Este vivió un punto de inflexión con el curandero Ze Arigó, cuyas supuestas capacidades multiplicaron la afluencia a mediados del siglo XX. La ciudad de los profetas, como se llama a Congonhas, tiene otro referente religioso en la orden de los maristas, cuya expansión brasileña se inició aquí. El carácter local y su escasa industrialización, con solo una fundición de hierro por mencionar, conservaron el aire colonial de la ciudad, muy palpable en calles como Ladeira. Sobreviven varias iglesias del XVIII entre las que Buen Jesús es la principal. El templo se inició en 1757, pero su construcción y decoración se prolongaron varias décadas y solo a finales del XIX se remataron los últimos policromados del vía crucis.

Atrio e iglesia del Buen Jesús de Congonhas

El santuario del Buen Jesús se divide claramente en tres partes: iglesia, atrio y vía crucis. La iglesia, diseñada por Francisco Lima Cerqueira, es la parte más sencilla. Levantada en la tradición de piedra con parte enlucida en yeso, tras la muerte del promotor se decoró profusamente el interior en rococó de inspiración italiana. El atrio presenta una escalera monumental para salvar el desnivel. Aquí se localizan las doce estatuas de los profetas esculpidas por Aleijadinho. La piedra usada, esteatita o pedra sabão, dio la versatilidad suficiente para que el autor firmara aquí la que está considerada su obra maestra gracias al dramatismo y expresividad de sus figuras. El vía crucis es una amplia explanada frente al atrio donde se distribuyen seis capillas con recorrido desde La Última Cena hasta la Crucifixión. En el interior están los pasos de madera de cedro que suman 66 esculturas individuales. Aleijadinho dirigió los trabajos que culminaron con el policromado obra de Francisco Xavier Carneiro y el Maestro Ataíde.

Congonhas es una ciudad visitada principalmente por brasileños, que llegan aquí en gran número durante el jubileo del Buen Jesús. Todos los años entre el 8 y 14 de septiembre se juntan cientos de miles de peregrinos. Fuera de esta semana, Congonhas es un tranquilo lugar al que podemos llegar en excursión desde Belo Horizonte u Ouro Preto, ambas a poco más de una hora. La iglesia está cerrada, pero lo importante está en el exterior. No hay que perderse tampoco un pequeño edificio a la izquierda de la iglesia donde se guardan miles de exvotos como agradecimiento al Buen Jesús que demuestran la devoción en Brasil. Al acabar podemos dar un paseo por Congonhas, que no obstante en total no nos llevará más de una mañana.

Fotos: Lima Andruška / Cláudio Salvalaio

    1 Comment

  1. Sigo con avidez vuestras notas.

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