Inhóspita solo para nosotros
En 1913, el antropólogo y geógrafo Vilhjalmur Stefansson montó una expedición científica a la isla ártica de Wrangel, descubierta unos años antes. Navegaba con su equipo en el barco Karluk cuando quedaron varados en medio de un mar de hielo. Stefansson sobrevivió y explicaría luego que se perdió, pero el caso es que salió a cazar y nunca volvió con sus compañeros. El capitán Robert Bartlett tomó el mando en una de las demostraciones de heroicidad más grandes que se recuerdan. Dirigió a los supervivientes hasta la costa sur de Wrangel. Desde ahí partió con un inuit hacia Siberia, atravesando los 140 kilómetros de hielo que separan la isla del continente y muchos más en el continente. Semanas después, ya a salvo, organizó una expedición y rescató a sus compañeros. Este relato no es solo una anécdota en la historia de Wrangel. Hubo más intentos de abordar la isla y más rescates. Situada en el océano ártico, entre los mares de Chukchi y Este de Siberia, Wrangel es hogar de la mayor biodiversidad que existe en el Ártico.
Esto en un espacio no muy grande. Wrangel mide 125 kilómetros de ancho. Las costas norte y sur están separadas entre 15 y 25 kilómetros, estando la cara sur llena de arroyos y lagos. En el medio se eleva la cordillera Tsentral’nye, que alcanza poco más de mil metros. La isla tiene origen volcánico y se formó entre el Precámbrico y el Bajo Mesozoico, acumulando capas de rocas volcánicas. El clima es terrible. En invierno, las temperaturas más altas no suelen superar los -20 grados centígrados. A esto se suman corrientes de viento este y oeste que coinciden aquí y forman habitualmente remolinos. Además, una espesa niebla suele cubrir la isla. Se entiende así que esté despoblada. Dos asentamientos se establecieron en Ushakovskoye y Zvyozdny, pero ambos fueron abandonados antes de que fuera declarada reserva natural. No fueron los primeros. El yacimiento de Chertov Ovrag demuestra la presencia de balleneros hace 3.400 años.
Wrangel es un santuario animal difícil de igualar. Para empezar, fue uno de los últimos lugares donde vivieron los mamuts. Se han descubierto restos de hace 3.700 años, unos 6.000 después de la fecha oficiosa de extinción. Parece que una población de mamuts se separó del resto cuando el hielo del mar de Chukchi se fundió. No hay pruebas de que los humanos de Wrangel cazaran mamuts, pero pudieron coincidir y acelerar su desaparición. Actualmente, la estrella es el oso polar. No es que críe aquí, es que Wrangel acumula la mayor densidad de oseras que se conoce. También hay morsas, focas y roedores de tipo lemino. En las últimas décadas se han reintroducido un reno local y el buey almizclero. En verano llegan más de cien especies de aves migratorias. Destaca entre ellas el ánsar nival, pues Wrangel es su único punto asiático de anidamiento. En los alrededores de la isla abundan las ballenas como las beluga, boreal y gris. En flora es también muy relevante por contener la mayor variedad conocida de las islas árticas y la tundra siberiana.
En 1764, un cosaco ruso, Stepan Andreyev, dijo haber llegado a una isla y conocido a los krachai, un pueblo legendario. Ferdinand von Wrangel creyó su historia y durante tres años buscó la isla en el Ártico, sin éxito. El siguiente fue Henry Kellett, que llegó en 1849 a la isla de Herald, unos kilómetros al este de Wrangel. Avistó la isla grande, pero no se acercó. Sí lo hizo en 1867 un ballenero estadounidense que nombró la isla en honor al obstinado Wrangel. En 1881, otro barco estadounidense en misión de rescate reclamó para su país la isla. Con ellos iba el mítico naturalista John Muir, que documentó por primera vez Wrangel. Tras la fallida expedición de Stefansson, Rusia reclamó la isla en 1916. Tras una serie de expediciones fallidas y reclamaciones de EEUU y Canadá, la isla fue habitada de forma continua desde 1926. La vida allí no era fácil. Es entonces cuando se reintrodujeron los renos para facilitar la caza. Se intentó la minería de cuarzo durante un tiempo, pero finalmente la isla se despobló.
En 1976, el gobierno ruso la nombró Reserva Natural. Aumentó progresivamente el nivel de protección hasta convertirla en un estricto santuario animal. Solo están autorizados a residir allí científicos, rangers y algunos turistas. Es muy difícil obtener permisos y, como se puede adivinar, extremadamente caro. En invierno residen allí solo varios rangers. Soportan temperaturas que alcanzan los -50 grados centígrados. Es en verano cuando algunos rompehielos hacen visitas a Wrangel en sus cruceros por el Ártico. Intentan llegar a la isla los 20-25 días al año en que no hiela.
Foto: International Fund for Animal Welfare Animal Rescue / NOAA PMEL
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