Temprana capital preincaica
Aunque las conclusiones más ambiciosas acerca de la cultura Chavín han sido superadas por nuevos descubrimientos arqueológicos, no cabe duda de que esta cultura preincaica fue una de las primeras en aglutinar a muchas otras y dominar amplios territorios. Su principal valedor, el arqueólogo Julio César Tello, la llegó a denominar cultura matriz. Su teoría era que el resto de culturas sudamericanas procedían de la Chavín. Esto hoy en día ya no se sostiene, pero, aun así, Chavín es una cultura de referencia. Protagoniza la etapa preincaica conocida como horizonte temprano, lo que recorre aproximadamente la época que va del 1500 a.C. al 300 a.C. Su influencia a nivel artístico, religioso y cultural se dejó sentir durante siglos. La capital de los chavines se localiza en los Andes, en un valle entre los ríos Mosna y Huachecsa. En medio de la sierra de Ancash, a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, los chavines levantaron el Huantar de Chavín.
Normalmente se divide el periodo horizonte temprano en dos partes: formativo medio y superior. En el primero, la influencia chavín es tal que no se distinguen otras culturas, mientras que en el segundo ya podemos hablar de paracas, pucará, etc. Parece que los chavines procedían del Amazonas y se instalaron en los fértiles valles de los Andes, donde la agricultura es más sencilla. Allí cultivaron papas y maíz a la vez que domesticaban alpacas y llamas. Socialmente era una sociedad teocrática en la que los sacerdotes ordenaban cada aspecto vital y formaban una casta al margen del pueblo. Estos sacerdotes se hacían valer por sus conocimientos de astronomía y meteorología. Su religión era politeísta con un dios felino al frente. Protagonizaron el primer gran periodo artístico trabajando oro, plata, cobre, madera, hueso y piedra en sus edificios. En particular, la cerámica tiene mucha importancia porque iniciaron un arte que luego culminarían los mochi. El arte chavín es relevante no solo a nivel estético sino documental, pues carecieron de escritura.
Pedro Cieza de León fue el primero en descubrir la capital chavín en el siglo XVI. Sin embargo, no es hasta finales del siglo XIX cuando se empieza a investigar. El primero fue el italiano Antonio Raimondi, alarmado porque las piedras se estaban usando como cantera. Tello fue el primero en adjudicar a la cultura chavín su relevante papel aglutinador. En cuanto al Huantar en sí, el consenso es que se trataba de un lugar ceremonial y no una ciudad como tal. Es decir, Huantar de Chavín estaba habitado principalmente por los sacerdotes, que controlaban desde aquí la región cultural y administrativamente. A su servicio estaban los artesanos y sirvientes. Huantar era también visitado diariamente por peregrinos en busca de buena fortuna a cambio de ofrendas.
La arquitectura de Chavín está fundamentada en la piedra, extraída de una cantera a treinta kilómetros, y argamasa de barro. El terreno está lleno de plazas en forma de talud y pirámides truncadas, con superficies terraceadas alrededor. En el centro del sitio se sitúan el templo viejo y el nuevo. Este último es el más apreciado por su estado de conservación y complejidad. En él destaca la portada de las falcónidas por sus grabados. Está precedido de una escalinata y un atrio con más relieves. En sus muros había varias cabezas clavas representando deidades, pero hoy solo queda una original. El Huantar está atravesado por una compleja red de acueductos pequeños, saltos de agua y galerías subterráneas. En una de estas galerías, levemente iluminadas, se encuentra el lanzón monolítico. De las obras escultóricas es la que permanece en su lugar. Se trata de una piedra tallada de cinco metros de altura con forma de punta de proyectil. La relevante estela Raimondi, antropomorfa y con forma de prisma, está en el Museo Arqueológico Nacional en Lima. El obelisco Tello está más cerca, en un museo local.
La ciudad de referencia para visitar el Huantar es Huaraz. Tiene un pequeño aeropuerto mal conectado con Lima, por lo que es más habitual llegar por tierra tras un cansado viaje de ocho horas desde la capital. Huaraz es también punto de partida de los trekkings de la famosa Cordillera Huaraz o Blanca, como por ejemplo el mítico trekking de Santa Cruz. Hay otro recorrido de tres días que lleva de Olleros a Chavín. Si queremos llegar por carretera, el viaje no es corto: a pesar de estar a menos de cien kilómetros nos llevará unas tres horas. Por eso es recomendable hacer noche cerca del Huantar. Se podrá así visitar el moderno museo que hay en el pueblo y relajarse en algún baño termal. De mayo a septiembre es la época más agradable para ir por la falta de lluvias. Si se quiere hacer trekking pasa a ser el periodo obligatorio. En cualquier caso hay que tener cuidado con el mal de altura.
Foto: Robert Nunn / Robert Nunn
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