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Sitio arqueológico de Aigai

Sitio arqueológico de Aigai

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 21 07, 2020
  • Category:

Esplendor macedonio


La relevancia histórica de Alejandro Magno es indudable, tanto como el atractivo que genera su carismática figura. Se suman una serie de incógnitas entre las que destaca la localización de su tumba. Fallecido en Babilonia, sus generales debatieron el lugar idóneo, pero parece que Ptolomeo robó el  cuerpo y se lo llevó a Egipto, donde estuvo enterrado en Menfis antes de ser trasladado, según las crónicas, a Alejandría. Se han iniciado multitud de infructuosas excavaciones, por lo que el misterio continúa y se proponen otras localizaciones. Entre estas está la antigua ciudad macedonia de Aigai, la moderna Vergina. No solo fue el lugar que acordaron los generales de Alejandro, sino que tiene toda la lógica. Aquí están enterrados antepasados suyos como su padre, Filipo II, y aquí se enterraría a su hijo Alejandro IV. Al menos, esto es lo que dicta el consenso arqueológico desde que en 1977 Manolis Andronikos iniciara una serie de excavaciones que sacaron a la luz varias tumbas intactas que deslumbraron al mundo.

Entrada a la supuesta tumba de Filipo II en Aigai

El fuerte macedonio de Aigai se creyó que fue el origen de la actual ciudad griega de Edessa, pero se sitúa unos kilómetros más hacia la costa, en la llanura que precede a la bahía de Tesalónica. Capital de la dinastía argéada de Filipo y Alejandro, Aigai no fue en todo caso una ciudad grande por la propia distribución espacial de los macedonios. Fue controlada por Persia antes de conocer su mejor época en el siglo V a.C. Los argéadas trasladaron la capital a Pela, ciudad de nacimiento de Alejandro, pero Aigai mantuvo su relevancia religiosa, un palacio real y, como ahora sabemos, las tumbas reales. Tras la muerte de Alejandro, las disputas afectaron seriamente a la ciudad, que luego vio cómo los romanos la destruían junto a Pela. Encima, en el siglo I un corrimiento de tierras enterró buena parte de Aigai. Un pequeño asentamiento sobrevivió hasta que en el siglo XX, en plena reconstrucción y repoblación de Grecia, se fundó la ciudad de Vergina.

En 1861, cuando el territorio era aún otomano, el francés Leon Heuzey inició las excavaciones de unos prometedores túmulos. Que la Aigai de antiguas fuentes podía estar en el asentamiento de Palatitsa ya venía anunciado en su nombre, que recordaba al palacio macedonio. Heuzey tuvo poco tiempo para excavar, pero con lo que extrajo lanzó la teoría de que esta era la antigua Valla. Se mantuvo hasta los 70, cuando entra en escena Andronikos. Su descubrimiento en 1977 es uno de los hitos de la arqueología del siglo XX. Desde el descubrimiento de dos tumbas intactas, la investigación fue encaminada en conocer sus huéspedes. Andronikos identificó la tumba II con la de Filipo y durante más de treinta años defendió esta teoría frente al escepticismo. Las últimas pruebas realizadas a los restos no dejan casi ningún lugar a la duda. En 1987 se descubrió el túmulo de las reinas y, recientemente, otro túmulo podría adelantar sustancialmente el rol de Aigai como necrópolis real. En el exterior, el principal resto es el palacio, datado en tiempos de Filipo II.

Cofre y corona de Filipo II en Aigai

Tanto este como otros restos tienen su relevancia, pero palidecen cuando penetramos en el túmulo de las tumbas reales de Macedonia, cuyo museo abrió en 1993. Cuatro son las tumbas preservadas, siendo la II y III las mejor conservadas por haber evitado el saqueo. Ambas tienen un diseño similar, con una entrada de estilo dórico de unos seis metros de ancho con restos de frescos en el friso, una antecámara y una cámara. Su decoración no es muy profusa, aunque la tumba de Alejandro IV tiene valiosos frescos. Además de la estructura se encontraron todos los tesoros en los que domina el oro para Filipo II y la plata para Alejandro IV. Es difícil elegir entre tantas piezas, pero destacan el sarcófago que contenía los restos de Filipo y una espectacular corona funeraria a base de hojas de roble y bellotas de una delicadeza extraordinaria. En la tumba II también se encontraron restos de una mujer, probablemente la mujer de Filipo II, Meda.

Los restos de Aigai están desperdigados por Vergina, a una hora de Tesalónica. Tampoco están lejos de Meteora, pero aun así no nos cruzaremos con tanto turismo como otros lugares griegos. Aunque el parque arqueológico incluye partes de la antigua ciudad, lo realmente visitable es el museo de las tumbas reales. Una vez comprada la entrada accederemos al túmulo, donde son muy estrictos con la prohibición de tomar fotografías. La instalación es muy moderna y la tenue iluminación consigue su efecto, pero no podremos ir más allá de la fachada de las tumbas. En poco más de una hora completaremos la visita, más si vemos el vídeo con la historia arqueológica. Las ruinas macedonias de Pela se encuentran dando un rodeo de vuelta a Tesalónica.

Fotos: Larry Koester / DocWoKav

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