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Sitio arqueológico del muelle de Valongo

Sitio arqueológico del muelle de Valongo

Río de Janeiro (Brasil)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 13 01, 2020
  • Category:

Pasado brasileño al descubierto


El moderno Brasil se considera un ejemplo de integración racial, aunque no cabe duda de que la realidad no es tan bella y el pasado esconde legislaciones discriminantes. Buena parte de este ideal racial proviene del fuerte mestizaje que existen en el país: más de un 40% se considera pardo. La explicación proviene de la era colonial, en la que multitud de colonos portugueses formaron familias con esclavas africanas. Lo que hoy es una historia de reconciliación, durante siglos fue la del principal importador de esclavos de América. Casi cinco millones llegaron a Brasil para provocar que hoy sea el segundo del mundo con población de origen africano, solo por detrás de Nigeria. Un alto porcentaje lo hicieron a través de una de sus ciudades fuertes entonces y ahora: Río de Janeiro. Elevada a capital en el periodo de mayor auge del esclavismo, Río fue la ciudad americana que más esclavos recibió. Baste decir que cerca de un millón de esclavos desembarcaron en el muelle de Valongo, pese a que fue inaugurado tan tarde como 1818.

Escalones del muelle de Valongo

El cambio económico de Brasil se produjo al intensificarse la minería en la región de Minas Gerais. Antes, en la etapa del azúcar, ninguna ciudad desafiaba a Salvador de Bahía, pero esta quedaba muy lejos de las minas. El polo económico empezó a virar al sur y se concentró en ciudades como Río, principal puerto para exportar oro y diamantes. En dirección contraria, Río fue también el principal puerto para traer la mano de obra necesaria para su extracción: los esclavos. Este liderazgo económico estimuló el cambio de capital en 1763, que no cambió con la independencia de 1822. La nueva administración impulsó aún más la ciudad y la industria azucarera, por lo que el número de esclavos tocó techo. Pese a su protagonismo, Río lideró el movimiento abolicionista, que llegó a Brasil mucho más tarde que a otros estados. Solo en 1888 se puso fin definitivo a su comercio. Los planes urbanos posteriores desplazaron a los menos favorecidos, de modo que los brasileños de origen esclavo terminaron ocupando las colinas de la ciudad: las favelas.

Hasta el siglo XVIII, el mercadeo de esclavos en Río se realizaba en el centro de la ciudad. La actividad, incómoda incluso entonces, hizo que las élites pidieran su traslado. En 1774 se llevó a Valongo, en los suburbios. Se construyeron almacenes y dependencias de esclavos, pero el puerto tuvo que esperar al traslado de la capital portuguesa a Río cuando el país fue invadido por Napoleón. Con el esclavismo en su punto álgido, Valongo fue inaugurado en 1818, tras siete años de obras. El tráfico se redujo tras la prohibición de la importación de África en 1831. Poco después, Valongo fue superpuesto por otro puerto orientado a recibir a la que sería esposa del primer emperador brasileño, Tereza Cristina: el puerto de la Emperatriz. A comienzos del siglo XX, ampliaciones urbanas con avenidas y parques enterraron definitivamente los dos puertos. Las obras de 2010 para los Juegos Olímpicos sacaron a la luz Valongo. Unos años antes se había descubierto el mayor cementerio destinado a los esclavos que no superaban el viaje transoceánico: hasta 30.000 tumbas.

Vista del muelle de Valongo y Emperatriz

Tras ganar terreno al mar para puertos más modernos, los de Valongo y Emperatriz están a unos metros de la orilla. Al ser más reciente, el segundo domina sobre el primero. Valongo se encontró entre uno y dos metros bajo el nivel de la calle. Además de restos de pavimento se han sacado a la luz restos de la calle que llevaba al puerto y los escalones que supuestamente subían los esclavos nada más desembarcar. Lo que no han aparecido son restos de los edificios que funcionaban como almacenes. El puerto de la Emperatriz es menos tosco y han sobrevivido más adoquines y empedrado. De este sí ha sobrevivido parte de un edificio de mampostería. En todo caso, tanto Valongo como Emperatriz son un lugar más simbólico que arquitectónico.

Por esta modestia y lo reciente del descubrimiento, Valongo pasa inadvertido para la grandísima mayoría de miles de turistas que hacen de Río una parada obligatoria en Brasil. No obstante, cada vez se acercan más afroamericanos a rendir un tributo a sus antepasados. Valongo está en el centro histórico de Río, en la plaza Jornal do Comércio. Tras los trabajos arqueológicos, los restos han quedado a la vista desde la calle, así que apenas nos llevará unos minutos, lo necesario para pasear por su calle, accesible en taxi o autobús. A diez minutos andando se encuentra el Cemitério dos Pretos Novos, antiguo cementerio de esclavos. Cada segundo sábado de julio se celebra un ritual, el llamado Lavado del Puerto, en el que sacerdotes de religiones animistas africanas purifican el lugar al que llegaron sus ancestros.

Fotos: Agência Brasil Fotografias / Agência Brasil Fotografias

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