Navigation Menu
Sitio de patrimonio industrial de Rjukan-Notodden

Sitio de patrimonio industrial de Rjukan-Notodden

Telemark (Noruega)

Industria entre valles


En el siglo XX, el ritmo de innovación tecnológica se aceleró tanto que muchas empresas tuvieron que cambiar de rumbo radicalmente cada pocos años. Tiene mucho mérito que algunas como la noruega Norsk Hydro lleven más de un siglo dando oportunos bandazos para sostenerse en la productividad y beneficios. Su nacimiento fue al calor de una de esas efímeras innovaciones competitivas durante solo quince años, tras los cuales cambió. En 1905, Norsk Hydro se fundó para explotar el proceso Birkeland–Eyde, descubierto dos años antes por dos ingenieros noruegos. Su cometido era captar nitrógeno del aire para producir el demandado fertilizante para la agricultura. El método, sin embargo, necesitaba una gran cantidad de energía, por lo que en 1920 quedó obsoleto y obligó a Norsk Hydro a aliarse con la alemana IG Farben. También se adaptó a las circunstancias el centro de operaciones en Rjukan-Notodden. Estas dos ciudades industriales constituyen uno de los núcleos modernos más estables y completos del siglo XX. Además tienen un deslumbrante fondo gracias al dramático paisaje noruego marcado por profundos valles. 

Central hidroeléctrica de Vemork en Rjukan-Notodden

Este paisaje fue clave en la elección de Rjukan-Notodden, aunque no tanto por su estética como por sus ventajas gracias a los cursos de agua, ideales para explotar la principal fuente energética, hidráulica. Los ríos habían sido utilizados previamente por medio de molinos de agua y serrerías. Además, la zona tenía varios ingredientes ideales: el canal Telemark que une las localidades al mar, la central eléctrica Tinfos y las cascadas Rjukanfossen, Tinnfossen y Svælgfos, ideales para producir energía barata. Norsk Hydro se aprovechó del agotamiento de fuentes de nitrato de potasio en Chile y entró con fuerza al mercado. Las guerras cambiaron el objeto de producción, pero la compañía fue doblando su producción de fertilizante cada diez años hasta convertirse en los años 50 en líder mundial. Por entonces, la compañía se había mudado, pues las instalaciones de Rjukan-Notodden fueron participadas por el gobierno por su valor estratégico. En la II Guerra Mundial los alemanes produjeron aquí agua pesada u óxido de deuterio, componente para armamento nuclear. 

Hoy siguen plenamente funcionales tres centrales hidroeléctricas. No fueron las primeras, pero datan de los años 1911-1915. Tinfos II sustituyó a la central previa que había en Rjukan-Notodden y se conserva casi intacta. Vemork fue en su momento la más productiva del mundo gracias a su sistema de túneles regulados por la presa Møsvatn. Såheim la superó poco después y conserva un distintivo edificio de hormigón con torres abovedadas. Norsk Hydro situó su principal factoría en Notodden, una ciudad industrial previa gracias a la producción de papel y los hornos. Entre sus instalaciones destaca el denominado minarete de 63 metros, torre encargada de captar nitrógeno para transformarlo en fertilizante. En Rjukan, el complejo fue todavía más extenso. Sobreviven en uso, pero para otros fines, hornos, planta de ladrillos, laboratorio, planta de nitrógeno y edificio compresor. La planta de captación de nitrógeno fue derruida, así como 31 de las 32 torres captadoras, así que hoy hay una solitaria torre. 

Vista del pueblo industrial de Rjukan

Rjukan y Notodden fueron unidas por ferrocarril y barco. Las vías, hoy en desuso, fueron electrificadas en 1911 y de entonces permanecen varias estaciones y un túnel. De la infraestructura fluvial sobreviven varios muelles y faros en el lago Tinnsjøen. Norsk Hydro fue también responsable del urbanismo de ambas ciudades. En Notodden trabajó sobre la base previa añadiendo nuevos barrios y edificios comunes siguiendo los preceptos del urbanismo de ciudad jardín y los estilos arquitectónicos en boga: historicismo, Art Nouveau, neoclasicismo y funcionalismo. Rjukan llegó a contar con 12.000 habitantes desde la nada, lo que permitió a urbanistas y arquitectos desplegar todas las ideas de la época. Se diseñaron hasta 140 tipos diferentes de viviendas en madera y ladrillo que por prestaciones y localización se asignaron a diferentes estratos trabajadores. Al contrario que propuestas más paternalistas de la Revolución Industrial, a los trabajadores se les dio la oportunidad de comprar sus viviendas.

Rjukan y Notodden distan entre sí una hora, estando la segunda a solo dos de la capital Oslo. También hay aeropuerto si llegamos desde los fiordos. El paisaje entre ambas es el clásico noruego, verde y vertical, especialmente en Rjukan por su imponente montaña Gaustatoppen, aunque inevitablemente veremos la mano del hombre en varios puntos. Disfrutaremos más el paisaje si hacemos el recorrido en barca, típico en verano, o utilizamos el teleférico de Krosso. Si vamos a puntos concretos entraremos en el patrimonio industrial de Telemark. Merece la pena la planta de Vemork, que aloja el Museo de los Trabajadores Industriales Noruegos. Se centra en el sabotaje a los nazis de la resistencia noruega en la producción de agua pesada. Podemos llegar andando desde Rjukan, donde el patrimonio industrial es más palpable, y veremos más edificios de camino.

Fotos: Lynn D. Rosentrater / G.Lanting

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.