La eternidad mogol
La dinastía musulmana de los mogoles controló durante varias generaciones el territorio de la India. Tras la división de 1947 entre Pakistán e India, poco queda de ellos a nivel identitario, pero en su arquitectura se hicieron eternos. Shah Jahan fue el quinto en la dinastía. Su gobierno se caracterizó por una gran expansión territorial y una fuerte ortodoxia al Islam. Con Jahan, la arquitectura mogol desarrollada entre los siglos XVI y XVIII llegó a su cénit. Cogiendo lo mejor de la arquitectura persa, islámica e india levantó edificios como el Taj Mahal. De este edificio, que no requiere mucha presentación, mucha gente no sabe que se trata en realidad de uno de los mausoleos más grandes del mundo y sin duda el más admirado. Jahan lo mandó construir cuando su esposa favorita, la persa Mumtaz Mahal, murió dando a luz por decimocuarta vez. Así nace la historia de la corona de los palacios, el edificio en mármol blanco más representativo del mundo entero. Localizado en la ciudad india de Agra, 20.000 artesanos trabajaron en él 22 años.
Shah Jahan ascendió al poder en 1628 y solo tres años después murió su favorita. Decidió comprar un terreno a las afueras de la su capital, Agra, para levantar el mausoleo. Se comenzó por elevar el terreno cincuenta metros por encima del río Yamuna. Tras ello, Ustad Ahmad Lahauri se puso al frente de la obra. Durante doce años se levantó el templo principal utilizando materiales llegados de toda la India en una cuidadosa planificación. Los otros diez años se dedicaron a terminar el resto de edificios anexos, el jardín y la decoración del edificio principal. Paradójicamente, poco después de acabar su obra, Jahan fue apresado por su hijo Aurangzeb. Este le encerró en una habitación del fuerte de Agra, desde cuya ventana Jahan veía a diario su Taj Mahal, donde descansaría años después al morir. La obra llamó la atención desde el comienzo por su perfección y riqueza. Para bien y para mal, pues fue parcialmente expoliado dos veces: en una invasión desde Bharatpur y por parte de los británicos en la rebelión india de 1857.
Bajo el gobierno de Jahan se construyeron varias de las obras mogoles más importantes: los jardines de Shalimar en Lahore, el fuerte rojo en Delhi y por supuesto el Taj Mahal. El estilo de Jahan está marcado por grandes cúpulas protuberantes, esbeltos minaretes, grandes salas, entradas abovedadas y fina ornamentación. De todo ello disfruta su Taj Mahal, en el que sorprende la absoluta simetría de todo un conjunto que encabeza el edifico de mármol blanco. En su interior están las sencillas tumbas de Jahan y Mahal bajo una cúpula denominada iwan, conjunto que se complementa con varios balcones arqueados y cuatro minaretes de cuarenta metros de altura. Lo más espectacular es sin duda la imponente cúpula de 35 metros de altura, rodeada por cuatro pequeños kioskos chhatri con cúpulas en el mismo estilo. La cúpula rivaliza en protagonismo con las decoraciones. Estas mezclan estuco, pintura, relieves y paneles. Se representan figuras geométricas, motivos vegetales y una caligrafía islámica que alcanza aquí su mayor perfección. En el interior, el predominante blanco deja paso a multitud de piedras semipreciosas.
Este edificio central está encuadrado al final de un jardín o charbagh de 300 metros cuadrados típicamente mogol, pero de inspiración persa. Comienza en un hall de entrada y a medio camino del Taj Mahal hay una piscina de mármol donde se refleja la cúpula en una de las imágenes más icónicas del edificio. Alrededor hay avenidas de fuentes y una vegetación con un aire británico por las intervenciones de los colonos en su momento. Alrededor de todo el jardín, menos en el lado del río, hay una muralla de arenisca roja. Este color sirve de contraste, como los edificios gemelos que flanquean el principal. Uno es una mezquita y el otro, el jawab, se pudo construir para mantener la simetría del conjunto. Funcionó como casa de invitados.
Más de tres millones de personas se acercan cada año a visitar una de las nuevas siete maravillas del mundo. Agra es una ciudad muy turística gracias al Taj Mahal, visita obligada en la India. Se suele combinar en un solo día con la visita al fuerte de Agra, apenas a dos kilómetros. Se entra por la ciudad de Taj Ganji, que creció al sur del Taj Mahal para dar cobijo a los visitantes y los trabajadores del recinto. Es recomendable visitarlo a primera hora para evitar los grandes grupos y el calor asfixiante de Agra. Por eso mismo es imprescindible viajar de octubre a marzo, cuando temperaturas y lluvia dan una tregua. Los días de luna llena, más el anterior y posterior, el Taj Mahal abre para tener una perspectiva diferente del monumento.
Fotos: Ming Tong / Arian Zwegers
Esta entrada fue previamente publicada en colaboración con la web QueAprendemosHoy
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