Pequeña Roma en la Galia
Una de las claves de la expansión de los romanos fue el proceso de aculturación que iniciaban en sus nuevos territorios. Cada ciudad conquistada erigía los edificios paradigmáticos de esta civilización: teatro, anfiteatro, foro, etc. En sus primeros pasos por la Galia situaron uno de los centros de romanización en la ciudad de Orange, en la actual Provenza francesa. Orange se convirtió en una Roma a pequeña escala durante sus primeros siglos de existencia. El tiempo ha tratado relativamente bien a dos grandes monumentos romanos. Se encuentran entre los más valorados fuera de Italia. Hablamos del teatro y del arco triunfal. El primero ha llegado hasta nuestros días con todas sus partes en pie. El segundo parece que hasta pudo servir de modelo para los grandes arcos triunfales de Roma, los de Septimio Severo y el de Constantino.
La ciudad de Orange en sí es de creación romana. Conquistado el territorio, el campo de batalla fue honrado por la Segunda Legión con la creación de Arausio en el 35 a.C. Ese fue el primer nombre de Orange, inspirado en un dios celta. Arausio se convirtió en la capital de la provincia de Provenza del norte. Mantuvo algo de importancia tras la caída de los romanos: se cristianizó y tras la llegada de los visigodos en el año 412 fue sede de dos sínodos relevantes. Tras pertenecer a varios reinos, en 1163 forma el principado de Orange, dependiente del Sacro Imperio Germánico. Guillermo el silencioso, duque de Nassau, heredó los territorios. Pasó así a conocerse como Guillermo de Orange, un nombre más reconocible. Guillermo obtuvo la independencia de sus territorios de la actual Holanda tras derrotar a los españoles. Fundó así la casa real holandesa. Su casa perdió, sin embargo, el territorio que le había dado su apellido, pero el nombre de esta ciudad quedó para siempre en la identidad holandesa. En 1672, Luis XIV inició las hostilidades para incorporar el principado a su reino. En 1713 el tratado de Utrecht dio finalmente ese territorio a Francia.
El Théâtre antique d’Orange es sin mucha duda el monumento más importante de Orange. Su tamaño es medio, con una gradería para 9.000 personas. Lo que más le distingue de otros es que conserva el edificio del escenario, de 103×37 metros. Eso sí, sin las placas de mármol que lo recubrían en tiempos romanos. Era el centro de la vida lúdica: había espectáculos de mima, pantomima, lectura de poesía y farsas conocidas como attelana. La Iglesia ordenó su cierre en el 391 y el teatro quedó abandonado a su suerte. Fue saqueado y apenas queda una estatua de Augusto de toda su decoración original. En tiempos medievales fue parte de una fortaleza. Peor aún fue en el siglo XVII, cuando se utilizó como cantera. Logró sobrevivir hasta el siglo XIX. En ese momento, el director francés de monumentos históricos, Prosper Mérimée, luchó por recuperarlo y terminó su restauración en 1869. Las excavaciones posteriores en sus alrededores han sacado a la luz restos de templos de la era romana de Adriano.
El arco es indudablemente romano, pero no se sabe a ciencia cierta la fecha de su construcción. Teniendo en cuenta las primeras inscripciones, parece ser de época de Augusto, del 27 a.C. al año 14 de nuestra era. Fue construido sobre la vía Agrippa, parte de las calzadas romanas de la Galia. El motivo es, como otros arcos triunfales, celebrar la victoria y el establecimiento de la pax romana. En concreto se celebraba la victoria en la propia Galia y honrar a los veteranos de estas guerras. Tiberio reconstruyó parte para celebrar, a su vez, victorias en territorio germánico. Mide 19×8 metros y entre sus tres arcos vemos motivos militares, con claro protagonismo de la Segunda Legión. También formó parte de un fuerte defensivo en el siglo XIII. Augustin Caristie fue el encargado de investigarlo y restaurarlo en el siglo XIX.
Ambos monumentos están cerca el uno del otro. El teatro es de pago, pero incluye audioguía, mientras que el arco forma parte de una glorieta. Se puede complementar la visita yendo al museo de la ciudad. Allí se puede contemplar el mapa catastral romano más completo y grande que existe. Para llegar a Orange lo mejor es volar a Marsella y utilizar transporte privado. Muy cerca están Arlés y Nimes, otras dos ciudades con restos romanos. El mejor mes es agosto. Es el mes en el que se celebra la Chorégies d’Orange. Este festival, iniciado en 1860, es uno de los más importantes que existen de ópera. El marco es, como no podía ser de otro modo, el teatro romano.
Foto: Satoshi Nakagawa / Phil Gyford
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