Frutales de montaña
Trazar la historia de los alimentos vegetales que consumimos hoy es una tarea complicada. Es un ejemplo paradigmático de colaboración interdisciplinar, porque para tener la foto completa se necesita la participación de paleobotánicos, historiadores y genetistas. Aun así, el éxito no está garantizado y muchas especies comunes solo manejan hipótesis. Un caso relativamente consensuado es el de la manzana, cuyo origen se ha trazado hasta la Malus sieversii de los bosques kazajos del Tien-Shan occidental. De esta especie derivarían la mayoría de variedades de Malus domestica que consumimos. Desgraciadamente, los bosques de la especie silvestre están en entredicho. Más allá de consideraciones éticas, la pérdida del acervo genético original nos impediría hibridar nuevas especies para objetivos específicos de cultivo. Como la manzana, bosques de peras, albaricoques, uvas, pistachos, nueces o ciruelas están amenazados en esta montañosa región transnacional que alberga valiosos bosques con combinaciones de árboles inéditas.
Las montañas Tien-Shan o Montañas del Cielo son uno de los sistemas más largos, altos y extensos del planeta, aunque no alcancen la fama de otros. Dibujan un arco de casi 3.000 kilómetros de este a oeste en los que los picos más elevados, por encima de 7.000 metros, se encuentran en la zona este entre Kirguistán, Kazajistán y China. El primer país está particularmente marcado por Tien-Shan, que cubre cuatro quintas partes de su territorio. En el noroeste kirguí se suceden varias cadenas que perfilan unas complejas fronteras con Uzbekistán y Kazajistán. Igual que los estados, las zonas protegidas se suceden de norte a sur: Aksu-Jabagly y Sairam-Ugam en Kazajistán, Ugam-Chatkal en Uzbekistán y Besh-Aral en Kirguistán. Fuera de estas regiones cercanas entre sí quedan otras como la Reserva kazaja de Karatau, el lago kirguí de Sary-Chelek y la también kirguí Reserva de Padysha-Ata. Sumando todas tenemos un rango altitudinal que va de los 700 a los 4.500 metros en los que el factor común es el duro clima invernal, con copiosas nevadas, y un seco y caluroso verano.
Salvo Karatau, todas las áreas del Tien-Shan Occidental tienen una orogenia asociada al impacto del subcontinente indio con Eurasia, que elevó toda la región. Geológicamente, las zonas más jóvenes tienen secuencias de caliza de la era carbonífera con valiosos fósiles de invertebrados y vertebrados marinos. Junto a zonas paleontológicas de la era jurásica suman unas sesenta especies de plantas y cien de fauna. Más valiosos aún son los ecosistemas actuales, principalmente por los numerosos bosques protegidos. Estos se asocian en el Tien-Shan Occidental de originales formas que combinan coníferas y árboles caducifolios entre los que las estrellas son los frutícolas. Los bosques de Malus sieversii no son los únicos con especies amenazadas, destacando los bosques de Karatau con sesenta especies endémicas. Además, el Tien-Shan Occidental conserva los mayores bosques primitivos de nogales y en las partes más elevadas hay valiosas zonas de enebros y sabinas. En las zonas más bajas de la región, los arbustos abundan antes de dar paso a las estepas centroasiáticas.
La fauna del Tien-Shan Occidental también depende de las distintas composiciones que forman los bosques junto a las zonas de matorrales y praderas alpinas. Entre la fauna hay especies de alto valor, especialmente entre las sesenta de mamíferos y las más de 300 aves. Entre las segundas hay especies amenazadas como águilas, avutardas, halcones y buitres. Entre los mamíferos están amenazadas especies de mustélidos, roedores, perros jaros, la subespecie de oveja argali de Karatau y la más icónica de la región, el leopardo de las nieves, aunque sus números son modestos en la región. Bosques y fauna han sobrevivido gracias a la indispensable protección legal de todas las zonas. Algunas como Aksu-Jabagly son Reservas con casi un siglo de antigüedad, pero la mayoría son mucho más recientes. Muestran aún cicatrices de los usos del pasado, especialmente relacionados con el pastoreo y actividades extractivas como las talas y recolección de heno. El pastoreo sigue siendo una actividad invasiva en varios puntos críticos.
En general, el turismo no está entre las amenazas del Tien-Shan Occidental por los reducidos números de visitantes y las limitaciones de acceso, especialmente en las zonas más sensibles. En Kazajistán, el acceso es más sencillo desde la ciudad de Shymkent, desde donde podemos acceder a sus dos grandes Reservas vía Lenger y Zhabagly. En Uzbekistán, la Reserva de Ugam-Chatkal es el complemento de naturaleza para un país de nutrida historia. En Kirguistán es posible visitar Sary-Chelek con su lago, aunque el traslado desde la capital es complicado. En todos los casos es conveniente llevar las excursiones contratadas desde origen, ir preparado físicamente por las largas jornadas de senderismo y venir en verano para evitar las abundantes nieves.
Fotos: Kenbay T. / Mambetaliyev U.
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