Conexión romano-bereber
La conquista del norte de África cartaginés por parte de los romanos en las guerras púnicas proporcionó a estos una serie de ciudades costeras cuya principal misión era servir de puertos comerciales. Las tribus nómadas del interior de África se acercaban a una ciudad portuaria e intercambiaban todo tipo de productos. Luego, los barcos dispersaban por el territorio todos estos productos. Con la llegada de los romanos, las ciudades no dejaron de lado esta función, pero muchas añadieron un rol bastante más militar. Una de las ciudades en las que este continuo ir y venir de tribus del interior fue más intenso fue Tipasa. La ciudad fue fundada en el siglo VI a.C. por los cartagineses y conquistada por los romanos en el II a.C. Con el tiempo se convirtió en la segunda ciudad en importancia en la provincia de Mauretania Caesariensis.
Esta provincia fue designada en el siglo I a.C. por Claudio y comprende un territorio que actualmente pertenece a Argelia. Sus dos principales funciones eran, como en Tipasa, la comercial y la militar. La primera estaba representada por la exportación de maderas valiosas y tinte morado. En lo segundo destacaron tras la llegada de los romanos: muchos grandes guerreros salieron de esta región, como por ejemplo Lusius Quietus. El objetivo principal en los tiempos de la fundación fue terminar de conquistar el norte de África y pacificar una zona complicada por la cantidad de tribus nómadas. En el siglo IV, Tipasa contaba ya con 20.000 personas y era una próspera ciudad romana de tantas. Fue entonces cuando el martirio de una sirvienta cristiana, Salsa, reforzó el catolicismo incipiente que Tipasa vivía ya desde el siglo anterior. Tipasa se convirtió en un centro del catolicismo en el norte de África. Esto quedó reflejado en las tres basílicas presentes hoy en las ruinas, las más grandes de Argelia. Una de ellas cuenta con siete naves, algo a la altura de muy pocas basílicas paleocristianas.
Sobre el siglo IV empezaron a llegar problemas a la provincia romana. Las tribus bereberes empezaron a acosar y conquistar ciudades romanas. Las murallas de Tipasa, sin embargo, resistieron ataques bereberes en el año 372. Los romanos aprovecharon las poderosas fortificaciones de la ciudad y se asentaron en ella para contratacar desde aquí y liberar otras ciudades. Sin embargo, un moribundo imperio no pudo con los vándalos pocas décadas después, en el 429. Este pueblo bárbaro atravesó el estrecho de Gibraltar y azotó el norte de África con la bandera del cristianismo arriano, contrario al católico. El obispo de Tipasa fue expulsado y la mayoría de la población huyó a la península ibérica, dejando vacía la ciudad. Así se la encontraron los bizantinos, que repoblaron la ciudad por un corto periodo de tiempo. Fueron definitivamente expulsados por árabes en el siglo VI, momento en el que se acaba la historia de Tipasa hasta muchos siglos después.
La ciudad está construida en tres colinas que miran al mar, haciendo de la localización un sitio ya escénico. A las basílicas católicas se le unen elementos habituales de una ciudad romana, bastante bien conservados: baños, teatro, anfiteatro y una zona central con viviendas familiares con mosaicos incluidos. En los alrededores de la ciudad hay una enorme necrópolis con todo tipo de enterramientos, lo que da cuenta de la multiculturalidad de la vieja Tipasa cartaginesa y la posterior ciudad romana, católica y bizantina. En concreto, la necrópolis cartaginesa es la más grande de este pueblo que se conoce. A pocos kilómetros de la ciudad se encuentra el más grande de todos los templos funerarios, el Mausoleo Real de Mauritania. Allí están enterrados los bereberes Juba II y Cleopatra Selene II, hija de Cleopatra y Marco Antonio. Ellos fueron rey y reina de la Antigua Mauritania en el siglo I, la provincia al oeste de Mauritania Caesariensis. Este mausoleo, similar al de Augusto en Roma, fue diseñado por su tamaño y forma para futuros descendientes, pero cayó en el olvido y a duras penas ha sobrevivido al paso de los siglos.
La Tipaza actual fue repoblada en el año 1857 y actualmente es una ciudad bereber donde la etnia chenoua tiene su mayor base. Está bastante cerca de la capital, Argel, por lo que se puede llegar cómodamente en taxi. La entrada es ridículamente barata, pero a cambio los servicios de información y guías son escasos. Tampoco destaca el lugar por su estado y planes de conservación, una preocupación desde hace tiempo. Especialmente dañado se encuentra el Mausoleo Real. A este se llega prolongando el viaje en taxi. La zona de Tipaza es famosa por sus playas, mucho menos frecuentadas por los extranjeros que las del país vecino Túnez, aunque también pueden estar atestadas por locales.
Foto: Atif Rafik / Yelles
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