Origen fenicio
Trece fueron los años que le llevó a Alejandro Magno conquistar buena parte de las más importantes civilizaciones de su tiempo. En su camino hizo frente a varios desafíos, algunos consecuencia de su debilidad naval. De hecho, las guerras de Alejandro se explican en parte por esta, pues con los barcos persas siempre amenazantes había que dar una solución radical. Una de las ciudades clave en este objetivo fue Tiro, hoy en la costa libanesa. Esta ciudad fenicia, fundadora de colonias como Cartago y Cádiz, era el puerto más poderoso de Persia. Dividida entre la costa y una isla, se recluyó en esta para soportar el asedio. Alejandro no quería esperar y anegó el estrecho marítimo con una calzada de piedra. Construyó luego dos enormes torres de asedio, pero los tirios las quemaron. Alejandro se vio obligado a juntar una armada de 223 barcos para acabar con la resistencia. Es solo un capítulo de una de las ciudades con historia más nutrida del mundo que desde el fin de las Cruzadas ha ocupado un modesto segundo plano.
Tiro y su puerto han sido protagonistas en la historia del Mediterráneo casi cinco milenios. Heródoto fijó su fundación en el 2750 a.C. y se ha mantenido como fecha de referencia. De hecho, la etimología del vocablo “fenicia”, que es como se referían los griegos a los puertos de Canaán, tiene que ver con Tiro. Fenicia era la tierra morada en referencia al pigmento de altos nobles y reyes que descubrieron los tirios al machacar el molusco marino murex. También para los griegos, de Tiro procedían los mitológicos Cadmo, que les donó el alfabeto, y su hermana Europa. En realidad, los fenicios no eran una entidad política, sino una serie de ciudades estado. Como en otras, en Tiro el comercio por el Mediterráneo fue la ocupación y la fundación de colonias su seña. La otra fue la resistencia. La de Alejandro no fue la única oportunidad, pues soportaron cinco años de asedio asirio antes de pagar tributos. Poco después pasó al servicio de los persas, aunque Tiro siempre fue bastante autónoma.
También bajo los romanos, cuyos restos son los más visibles de la ciudad. Estos se dividen en dos secciones, una dentro de la antigua isla de Tiro y otra en Ushu, al otro lado del dique que levantó Alejandro Magno, hoy invisible bajo capas de sedimentos. En la isla está el sitio arqueológico de Al Mina, donde se conservan varios restos romanos: unos baños construidos sobre las murallas fenicias, una original calle columnada pavimentada con mosaicos y un atípico recinto con graderías que pudo servir al gobierno local. En Ushu se han descubierto algunos de los restos más interesantes en la zona arqueológica de Al Bass. Incluyen un espectacular hipódromo, que se encuentra entre los más grandes de Roma. Justo al norte está el arco de Adriano del siglo II, que formaba parte de otra calle columnada. Daba acceso a la ciudad junto a un fragmento de acueducto. Nada más dejar la ciudad se encontraba la necrópolis. Tras ser despejada por los arqueólogos ha destapado multitud de tumbas de la Edad Antigua.
Tiro pasó a manos bizantinas y luego musulmanas sin dejar de ser un puerto comercial relevante. Aquí se gestó una revuelta a finales del primer milenio. Fue reprimida por los fatimíes en unas represalias que recordaron a las de Alejandro Magno. Un cambio drástico llegó en 1124 con la captura de Tiro por las tropas cristianas en la Primera Cruzada. Tiro fue una ciudad relevante comercialmente para ellos, se ganó un arzobispado e incluso fue capital cuatro años, antes de que Acre fuera retomada. Finalmente, Tiro fue conquistada por los mamelucos en 1291 iniciando la actual fase de declive. De la época de los Cruzados sobreviven algunos restos menores de su castillo y cerca de Al Mina la estructura de la catedral, construida en 1127 por los venecianos.
Tiro es una tranquila ciudad que recibe limitado turismo al estar tan al sur. Se encuentra a dos horas de Beirut, por lo que es factible verla en excursión de un día desde la capital e incluso ajustar y verla junto a Sidón, otra ciudad fenicia que conserva un famoso zoco. No obstante, es mejor hacer noche para disfrutar del atardecer en el faro y cenar pescado fresco. La visita a la ciudad se divide en isla y costa. En la isla tenemos la zona arqueológica de Al Mina, la preciosa playa rocosa de Al Gamal y el barrio cristiano. Para ir a la costa y ver Al Bass es mejor tomar un taxi. Tiro y sus alrededores son un buen punto de buceo e incluso es posible ver ruinas antiguas sumergidas. También son muy famosas las playas, muy limpias gracias a una Reserva Natural Costera, un relevante humedal.
Fotos: Shane Horan / Marc Veraart
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