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Trinidad y Valle de los Ingenios

Trinidad y Valle de los Ingenios

Sancti Spíritus (Cuba)

Dulce Cuba


Hay una torre en el Valle de los Ingenios, en Cuba, que no es lo que parece: Manaca Iznaga. Cuando se levantó en 1816 se convirtió en la construcción más alta de la isla con sus 45 metros. Da toda la impresión de pertenecer a un antiguo convento, pues cuenta con un campanario, como muchas iglesias. Sin embargo, no fue una congregación la responsable de su construcción, sino el hacendado Alejo María Iznaga y Borrell. Su intención era demostrar el poderío de su hacienda azucarera en el Valle de los Ingenios. En esta región se concentró la manufactura de este producto, que convirtió a Cuba en líder mundial. La torre tenía su lado práctico, pero menos amable: sus campanadas no llamaban a misa, sino que suponían el inicio de la jornada de miles de esclavos. También servía de vigía de estos esclavos, para evitar su huida. El Valle enriqueció económica y arquitectónicamente una de las ciudades más auténticas de Cuba: Trinidad. Su plaza mayor es un catálogo de la arquitectura colonial española de los siglos XVIII y XIX.

Plaza Mayor de Trinidad

Trinidad tiene una historia más prolongada que la actividad económica del Valle. Se trata de una de las ciudades más antiguas de la isla y, por tanto, de América. Fue fundada por Diego de Velázquez en 1516 en honor de la santísima Trinidad. En sus primeros años destacó por su posición estratégica: a medio camino de los extremos de la isla y protegida tras las montañas Escambray. Desde aquí partió, por ejemplo, la expedición de Hernán Cortés para conquistar México. El Valle de los Ingenios encumbró económicamente a Trinidad. Primero fueron ganadería y tabaco y luego llegaron los azucareros. A finales del siglo XVIII, la población empezó a duplicarse cada pocos años, en buena medida por la población esclava. La abolición de la esclavitud no frenó la producción. El XIX es el siglo de oro en Trinidad, cuando controla el centro de la isla. La riqueza alimentó las disensiones con la gobernación de la isla y de ahí la actividad independentista.

Paradójicamente, desde 1898 muchos ingenios fueron vendidos a estadounidenses y la época dorada acabó. Esto ha mantenido a Trinidad en buen estado de conservación, incluido un tradicional adoquinado. El diseño urbano parte de los inicios de la ciudad en el XVI. Por entonces, casi ningún edificio era de piedra. Hubo que esperar a la caña de azúcar para que Trinidad se renovara. Como en otras ciudades coloniales españolas, los principales edificios se encuentran en la playa mayor, aquí ligeramente inclinada. En ella hay dos iglesias destacables: San Francisco con su icónica torre y la de Trinidad con su venerado Cristo. En el siglo XIX, tener aquí un palacio era un símbolo de poder. De los principales hacendados eran el palacio Cantero, la casa de los Sánchez Iznaga, el palacio Brunet o la casa de Aldemán Ortiz. Esta última es el prototipo de las casas de Trinidad, caracterizadas por porches y balcones de madera proyectándose de edificios policromados en los que ventanas y puertas contrastan con la pared.

Torre del ingenio de Manaca Iznaga

Un ingenio no es más que otra manera de llamar a las haciendas coloniales. Al este de Trinidad, el Valle de los Ingenios comprende los valles de San Luis, Santa Rosa y Meyer, siendo la principal cuenca la del río Agabama. La historia del valle cambió tras la llegada de azucareros de Jamaica. Se percataron de la idoneidad del lugar por clima, sustrato y proximidad de puertos. Tras el declive, muchos ingenios cerraron y se convirtieron en sitios arqueológicos. Con el tiempo, algunos se han conservado como testigos de la era azucarera, hoy sustituida por el tabaco. Algunos ingenios destacables son los de Manacas-Iznaga, San Isidro, Palmarito, Guáimaro, etc. Si el primero destaca por su torre, en el segundo es su canalización. Además de las factorías es relevante el pueblo de San Pedro por su arquitectura tradicional.

Trinidad es uno de los puntos más turísticos de Cuba además de La Habana y Varadero, pues combina la cultura con el turismo de playa: desde La Boca hasta playa Ancón tendremos algunas espectaculares. Está a cuatro horas de la capital, desde la que hay transporte directo. El centro es fácil de caminar y en la plaza mayor hay varios museos, como el de historia municipal. Para visitar el Valle de los Ingenios lo típico es un antiguo tren. No es la única opción y en coche o caballo tendremos más libertad. Son obligatorias las vistas desde la torre Iznaga. Otra excursión típica es al Parque Nacional Topes de Collantes, con una bonita cascada. Trinidad es uno de los centros de salsa por excelencia. La Casa de la Música es el lugar ideal para practicarla mientras tomamos una canchánchara, coctel tradicional.

Fotos: DominiqueMichel / Vgenecr

    1 Comment

  1. Precioso Trinidad. Me quedaron cosas por ver, me gustaría volver, lo más importante vivir con familias Cubanas, el día a día es enriquecedor, me cambio la forma de ver la vida desde el otro lado del charco

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