Entrada al Renacimiento carolingio
Fue solo un suspiro en tiempos muy convulsos para Europa, pero la figura de Carlomagno ha pasado a la historia tanto por motivos políticos como culturales. A nivel político, Europa vivía del recuerdo de un imperio romano partido ya en dos y casi olvidado. El abuelo de Carlomagno comenzó una unificación que continuó su hijo, Pipino el breve, y su nieto. Este fue coronado en el año 800 por el Papa León III como emperador del imperio carolingio. Fue este un imperio inspirado en el antiguo romano cristiano extinto en el siglo IV. Carlomagno no fue solo un unificador político: también cohesionó culturalmente Europa durante su mandato. Él y Ludovico Pío son considerados los responsables del breve, pero interesante pequeño Renacimiento que disfrutó Europa. Este Renacimiento, el primero de los tres que hubo en tiempos medievales, influyó a nivel educativo en Europa, en concreto en Francia. Algo menos lo hizo a nivel artístico, aunque también dejó su sello en obras como la abadía de Corvey.
La dinastía carolingia se prolongó durante solo 88 años. Carlomagno fue emperador hasta su muerte, en el año 814. Su imperio contaba con unos 10-20 millones de habitantes en un territorio que entre otras abarcaba las modernas Francia, Alemania, Austria, Suiza, Bélgica, Luxemburgo, Países Bajos, Eslovenia y partes de Hungría, Italia, Chequia y los Balcanes. Tanto territorio fue difícil de gestionar a su muerte. Sus herederos arrancaron una etapa de divisiones y luchas que finalizó a la muerte de Carlos III el Gordo. Este fue obligado a exiliarse por un sobrino poco antes de morir, poniendo punto y final a la saga carolingia, cuyos territorios se dividieron en cinco entidades. A nivel político quedaron consecuencias y las ulteriores divisiones de Francia y el Sacro Imperio Germánico proceden de esta época. A nivel cultural, la incidencia fue desgraciadamente menor, porque la mayor parte de los carolingios se ocuparon más en luchar que en el conocimiento. Aun así, de Carlomagno quedó por ejemplo la minúscula carolingia, una tipografía que permitió que los distintos eruditos del latín se entendieran entre sí.
Uno de los centros donde más se utilizó esta minúscula fue en la abadía benedictina de Corvey, cuyo scriptorium y biblioteca fueron durante siglos uno de los mayores centros de conocimiento de Europa. La abadía fue fundada en el 815 por dos primos de Carlomagno bajo el patronazgo de Ludovico Pío. Las obras se iniciaron en el 822 y la iglesia fue consagrada en el 844. Desde el comienzo fue una abadía englobada bajo la Reichsunmittelbare, lo que significaba estar bajo ley imperial y no las leyes locales feudales. Esto se amplió para permitir a Corvey disponer de sus propios campesinos e incluso acuñar su moneda. Se convirtió en un centro evangelizador en su región, en el centro de la actual Alemania. Tras la Reforma se mantuvieron como católicos, aunque tuvieron que asumir cierto control de las autoridades protestantes. Lamentablemente, en la Guerra de los 30 años, con la religión como detonante principal, la abadía fue casi totalmente destruida. Fue posteriormente reconstruida en estilo barroco y luego reforzada como fortaleza, que es como la vemos hoy.
Lo que se conserva del siglo IX es sin duda su más importante legado. Se trata del westwork, una pieza arquitectónica de tiempos carolingios de la que Corvey es su representante más antiguo, pues fue construido en el 885. El westwork es similar a un nártex bizantino, arquitectura que junto a la romana es la inspiración de la carolingia. Se trata de un edificio de varios pisos que servía como entrada oeste. Cuenta con dos torres con ventanas entre ambas. El interior abovedado está enriquecido con frescos que se conservan desde el siglo IX. Son interesantes, porque en línea con el pensamiento renacentista muestran escenas de la Odisea, pero con una interpretación cristiana. El estilo del westwork se expandió a la arquitectura normanda del siglo XI y al gótico alemán.
La abadía de Corvey se encuentra a dos kilómetros de Höxter, al este de una rica región que en esta zona es bastante más rural. Esta ciudad, villa regia en tiempos de Carlomagno, creció al abrigo de la influencia de la abadía durante siglos. Hoy día cuenta con 15.000 habitantes y un agradable centro medieval, por lo que es buena idea acercarse antes o después de ver la abadía. Tiene también un par de ferias culinarias y el vino espumoso de la zona tiene cierta fama. La ciudad grande más cercana a Höxter es Hannover, a una hora y media aproximadamente.
Foto: Roger Joseph / lisa-skorpion
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