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Yin Xu

Yin Xu

Henan (China)

Huesos escritos hace milenios


Sima Qian, un afamado historiador chino de hace dos mil años, escribió profusamente acerca de la dinastía Shang, listando reyes y dejando constancia de sus batallas y acontecimientos principales. Los Shang conformaron una de las primeras dinastías chinas y se suponía que había ocupado el delta del río Amarillo entre el 1.600 a.C. y 1046 a.C. Tuvieron que pasar siglos hasta que en 1899 se confirmó la existencia del legado Shang a través de la ciudad histórica de Yin. Al norte de la provincia de Henan, el director de la Academia Imperial, Wang Yirong, siguió las pistas de unos huesos que había obtenido de un boticario. Este aseguraba que eran de dragón. Sin llegar a ser algo tan extraordinario, lo que Yirong inició fue el descubrimiento de las primeras muestras de escritura china de las que se tienen constancia: 100.000 huesos oraculares con inscripciones en chino antiguo. En 1917 se descifraron completamente y se comprobó que Sima Qian había clavado la lista de reyes Shang. En 1928, la academia Sinica comenzó finalmente las excavaciones arqueológicas para recuperar la ciudad de Yin.

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Caracteres chinos de Yin Xu agrupados en el Museo de Caracteres

Yin, que según las inscripciones del sitio arqueológico era en realidad Dayi Shang, no fue la primera ciudad de los Shang. Se supone que esta dinastía se instaló en esta zona compartida con otros pueblos sobre el 1.300 a.C., de la mano de Pan Geng. Este fue el inicio de la era dorada de los Shang, que acabó con la batalla de Muye. Entonces, el último rey  fue traicionado tras un reinado autocrático y poco considerado con la nobleza. Yin era una ciudad centrada en la agricultura, que complementaba con la caza y ganadería. Hay constancia de contactos con la costa, pero no se puede decir que fuera una ciudad comercial. Cuando los Zhou acabaron con los Shang, la ciudad de Yin fue abandonada y desapareció bajo tierra paulatinamente.

La sofisticación de la dinastía Yin queda patente en todo el sitio arqueológico. Este se divide en dos zonas: la edificada y la necrópolis. De la primera destacan multitud de pilares de tierra arcillosa que se estima servían de cimiento para unos ochenta edificios de madera. De la segunda se han identificado once tumbas reales de las que la de Fu Hao es la más destacada. Su tumba fue descubierta en 1976 y su importancia es similar a la de Tutankamón para la cultura egipcia: al contrario que el resto, fue encontrada intacta, sin intervención de los saqueadores. Fu Hao fue una mujer del rey Wu Ding, además de sacerdotisa y guerrera. Fue enterrada con todo tipo de joyas, vasijas ceremoniales, armas y esclavos. Esta profusión de agasajos lleva a pensar que los Shang creían en el más allá. La presencia de artefactos de bronce nos indica una cultura muy avanzada, capaz de realizar obras como el Houmuwu Ding, una vasija ceremonial en forma de cofre de 800 kilogramos. En Yin se han hallado también las primeras muestras de carros movidos con tracción animal.

Tumba de Fu Hao

Tumba de Fu Hao

La importancia de Yin va más allá gracias a las muestras de escritura encontradas principalmente en capazones de tortuga y huesos, aunque también hay muestras esculpidas en piedra y bronce. Son de momento la primera muestra de escritura china, a falta de comprobar si las secuencias de símbolos encontradas en vasijas Wucheng se pueden considerar escritura. La mayoría de los textos de Yin son adivinaciones, motivo principal de la cosmología Yin en la que el rey era además el sacerdote que lideraba los sacrificios y rendía culto a los ancestros. Tienen también mucho interés textos más descriptivos sobre la sociedad Shang: política, economía, religión, arte y ciencia. Los Shang eran buenos particularmente en astronomía, pues dejaron constancia de cometas y de planetas como Marte.

Entrar al área arqueológica está permitido, pero hay que ser consciente de que es ante todo un lugar de trabajo y no es tan espectacular como su importante legado histórico. El sitio está lleno de réplicas y es buena idea complementar la visita al sitio con la del Museo de Caracteres Chinos, ya en la ciudad moderna de Anyang. En el museo hay tours en inglés contando la historia de la escritura china. Esta ciudad se encuentra a unos 460 kilómetros al sur de Beijing y se puede llegar en unas tres horas y media en tren.

Foto: wl / Chris Gyford

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