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Zona de conservación de Ngorongoro

Zona de conservación de Ngorongoro

Arusha (Tanzania)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 22 03, 2018
  • Category:

Cráter de vida


El macizo de Ngorongoro es una sucesión de calderas y picos volcánicos producto de la fricción de las placas africana y somalí. Entre todos sobresale el que da nombre a la zona, que pasa por ser la mayor caldera volcánica inactiva e intacta que existe: 600 metros de profundidad y 21 kilómetros de diámetro. Es el producto de la última explosión de un enorme volcán de 5.000 metros de altura, extinto hace unos 2-3 millones de años. La hidrología que se ha ido generando, con varios arroyos y el pequeño lago Makat en el fondo, ha propiciado distintos tipos de flora y atraído fauna. También a los pastoralistas masai, los únicos que tienen permitido vivir dentro de la zona de conservación. El inmenso cráter de Ngorongoro se formó en una era en la que los primeros homínidos que poblaron el planeta ya conocían este lugar. Los hallazgos de este lugar protagonizaron un avance científico muy importante en el siglo XX. La datación de las herramientas primitivas encontradas en la zona de Olduvai obligó a repensar las aptitudes de estos primeros homínidos.

Cráter de Ngorongoro

Toda la zona de conservación pertenece al ecosistema del Serengueti. De hecho, la parte noroeste del Parque suele ser atravesada por los animales que realizan su migración circular por el Serengueti. El cráter de Ngorongoro es solo uno de los varios que hay; otros como el Ela Naibori, no obstante, son más pequeños. Al oeste del Parque está la famosa garganta de Olduvai. Son 48 kilómetros de barranco en medio de la llanura, en una zona muy seca en la que abunda la Sansevieria ehrenbergii, conocida como oldupai por los masai. Esta zona se fue cubriendo progresivamente de cenizas volcánicas y hace medio millón de años un terremoto dejó a la vista las capas geológicas. Fue la guía perfecta para datar los restos de homínidos descubiertos en 1911 e investigados profundamente por Mary y Louis Leakey en los años 50. Estos famosos antropólogos revolucionaron esta ciencia e hicieron que África fuera el continente en el que fijarse a la hora de buscar nuestros orígenes.

Hoy, el territorio lo dominan los grandes mamíferos. En Ngorongoro hay dos zonas bien diferenciadas. Al noroeste está la porción del ciclo del Serengueti, pero lo más especial es la fauna casi cautiva que ha quedado en el fondo del cráter. Son más de 25.000 mamíferos sumando ungulados, rinocerontes, hipopótamos, etc. Casi todos son sedentarios gracias a la presencia de agua constante, pero un porcentaje de ñus y cebras dejan el cráter para buscar mejores pastos en época de lluvias. Pese a toda la protección, la población de ungulados ha descendido en los últimos años. Entre los depredadores destaca por encima del resto el león. La población de estos, que raramente pasa de cien, es de interés biológico. Al estar recluidos en el cráter, la endogamia y sus enfermedades asociadas son una amenaza muy real a su supervivencia. En las últimas décadas ha habido periodos en los que la población se ha diezmado muy seriamente.

Garganta de Olduvai

Antes que en Olduvai, hace unos 3,7 millones de años los homínidos pasearon por la zona de Laetoli. Así lo demuestran sus huellas fosilizadas, seguramente de un Australopithecus afarensis. En su momento fueron el antecedente más antiguo de bipedalismo en homínidos. Estas huellas se enriquecen con todo el material extraído de Olduvai. Los restos aquí cubren dos millones de años evolutivos con varias especies de Australopithecus y Homos como el Erectus, Habilis o Sapiens. Los cazadores-recolectores fueron aquí sustituidos por pastores hace unos dos mil años. El primer europeo en conocer el cráter fue Oscar Baumann en 1892, cuando los masai ya se habían hecho con toda la zona. Ningún europeo habitó aquí salvo un par de granjeros alemanes, los hermanos Siedentopf, y algunos cazadores. La zona fue protegida en 1928. Desde que los masai del Serengueti fueron realojados aquí se ha debatido el impacto de esta tribu en Ngorongoro. Periódicamente se plantea la necesidad de volver a desplazarlos.

La forma más habitual de llegar es volando a Arusha y contratando ahí un safari. Se puede apurar y buscar transporte hasta Karatu, en la entrada del Parque, para que nos salga más económico. La carretera B144 atraviesa Ngorongoro de camino al Serengueti. En su trazado bordea el cráter por la parte superior, lo que ya de por sí deja unas vistas fantásticas. Desde ahí se baja hacia el fondo para acercarnos a la fauna. Siguiendo la carretera se pasa por delante del yacimiento de Olduvai y su modesto museo. Al final enlazamos con el Serengueti y, si vamos de diciembre a junio, podremos ver aquí a los animales migratorios. Por todo el camino tenemos la oportunidad de alojarnos en lodges, cada vez más numerosos y lujosos. También tendremos la oportunidad de visitar un asentamiento masai, una actividad por otro lado excesivamente mercantilizada.

Fotos: William WarbyFilip Lachowski

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