Un cuenco de vida
Los pantanos son humedales de agua dulce, salobre o salada. Se caracterizan por su vegetación hidrofita, adaptada a las cambiantes condiciones de hidrología que sufren. El nivel de agua cambia estacional o diariamente: mareas, aguas subterráneas o lluvias afectan constantemente. Estas últimas marcan la diferencia especialmente en zonas tropicales, donde grandes extensiones de terreno pueden inundarse si la geografía es la adecuada. Es justo lo que sucede en el Pantanal brasileño, uno de los humedales más grandes del mundo con más de 140.000 kilómetros cuadrados: un Portugal y medio. En el Pantanal, la clave está en una depresión cóncava formada por la orogénesis de los Andes. Como si fuera un tazón, el Pantanal atrae aguas de multitud de ríos, junto con su limo y nutrientes. Los vertebra el río Paraguay, principal afluente del Paraná con 2.600 kilómetros. Para este río, el Pantanal es un ensanchamiento represado de sus aguas buena parte del año. Una flora adaptada y una fauna desbordante se dan cita: 300 mamíferos, casi 500 reptiles, 400 peces y mil aves.
El pantanal recibe buena parte de sus fuentes hidrológicas del norte y noreste, en la zona de Planalto. Cuando entramos en el Pantanal estamos a unos 150 metros de altitud. Cientos de kilómetros más al sur, los ríos solo han descendido setenta metros. En su recorrido y en la época lluviosa, las aguas cubren entre dos y cinco metros de altura del 80% del territorio. El río Paraguay hace bruscos meandros por todo el Pantanal, dividiéndose en brazos y recibiendo aporte de afluentes. Uno de los más relevantes es el Cuiabá, justo en la frontera de los dos estados de Mato Grosso. En esta zona de confluencia están las montañas Amolar. Alcanzan los 900 metros de altura, por lo que son un mirador privilegiado del espectáculo del Pantanal. Es aquí donde se localiza la principal zona de conservación del Pantanal. Desde aquí, el Paraguay sigue fluyendo hacia el sur en paralelo a la frontera boliviana.
Cuando las aguas crecen, multitud de fenómenos tienen lugar. Aunque aún no está claro por qué, el agua inicialmente rebaja el oxígeno en el sustrato de las aguas inundadas. En muchos puntos se alcanzan puntos de hipoxia y muerte de bancos de peces, pese a que están adaptados a la baja concentración de oxígeno. De todas las especies del Pantanal, una vital es un pequeño caracol: armado de branquias y pulmones es capaz de manejarse en este contexto y recuperar los niveles de oxígeno para todos a través del reciclado de nutrientes. La flora del Pantanal es muy variada y representa casi todos los biomas brasileños. Son en total unas 3.500 especies, aunque sin duda destacan las plantas acuáticas. El Pantanal es una región de fauna muy variada con grandes poblaciones. El ejemplo del caimán yacaré es extremo: diez millones de ejemplares hacen del Pantanal el punto del mundo donde están más extendidos. También es muy relevante la nutrida población de jaguares. Otras especies amenazadas tienen aquí su santuario: ciervo del pantano, nutria gigante, lobo de crin, tapir sudamericano, oso hormiguero gigante, etc.
Los humedales son zonas especialmente productivas para la agricultura, por lo que son activamente utilizados. Cuando las aguas se retiran dejan un suelo cargado de nutrientes. No es la única función que tienen tanto para el ser humano como para todo el ecosistema, por lo que conservarlos se ha convertido en fundamental. En el Pantanal, el principal reto es que el 99% está en manos privadas. Son las famosas fazendas, haciendas agrícolas. La reducción de hábitat y polución son las principales consecuencias. El Parque Nacional del Pantanal Matogrossense, creado en 1981, es el principal punto protegido. A su alrededor hay tres áreas privadas también protegidas: Dorochê, Acurizal y Penha. Las dos últimas ocupan las montañas Amolar.
Otra de las presiones en el Pantanal es el turismo. Los dueños de las fazendas han visto que es muy rentable para complementar la agricultura. La zona del Parque Nacional está en el norte. Hasta este solo se puede llegar en barco en pequeños cruceros de alrededor de una semana. Hay dos puertos de salida que además cuentan aeródromo para llegar hasta ellos: en el sur está Corumbá y en el este Porto Jofre. Este segundo es más factible porque está conectado por carretera con Cuiabá, con un aeropuerto más grande. La época del año depende de nuestras intenciones. De noviembre a marzo son las lluvias, así que a partir de abril tiene sentido visitar el Pantanal. En esta época el agua aún lo cubre todo y las vistas son excepcionales, muy disfrutables si alquilamos una avioneta. Más adelante, desde julio, la logística es más sencilla, hay muchos menos mosquitos y es mucho más fácil ver fauna: caimanes, capibaras, nutrias e incluso jaguares son asequibles.
Fotos: miquitos / Giovanna Colombi
Comentarios recientes