El valle preferido del Cromañón
Investigar civilizaciones anteriores a la escritura es una tarea compleja para los arqueólogos. Sin testimonios directos hay que tratar con materiales indirectos como esqueletos, esculturas, pinturas y herramientas. De todo ello hay en el valle de Vézère, razón por la cual ya en el siglo XIX se le denominó el valle del hombre. Y eso que por entonces aún no se había descubierto la joya de la corona: la cueva de Lascaux, una de las más importantes del Paleolítico por su extensión y riqueza. Todo el valle del Vézère ha permitido comprender mejor un periodo de tiempo del ser humano que va desde hace 30.000 años a hace 15.000. Vézère es un caudaloso río afluente del Dordoña. Su valle inferior tiene paredes verticales de caliza llenas de cuevas naturales. En un tramo de 30-40 kilómetros se suceden los yacimientos: son 147. Estos incluyen 25 cuevas pintadas, 500.000 objetos de sílex y 844 en otros materiales.
Marcel Ravidat, un chico de 18 años, descubrió en 1940 la cueva de Lascaux. Tras una primera investigación y datación se abrieron al público en 1948. Sin embargo, siete años después ya hubo consciencia del daño que las visitas estaban haciendo a las pinturas. En 1963 se cerraron para siempre al público. Se restauraron algunas pinturas y se hizo un seguimiento más riguroso. Cuando parecía que se había hecho frente a los líquenes, empezaron a aparecer diversos hongos a finales de los 90. La presencia del Stachybotrys hizo la situación insostenible para el 2008. Se tomó la decisión de limitar la entrada incluso a científicos. Actualmente se han levantado parcialmente las restricciones, pero algunas pinturas han sido seriamente dañadas. Estas pinturas son su mayor joya. Hay unas 200 figuras diferentes divididas en animales, personas y símbolos abstractos. La mayor parte de las figuras están pintadas con pigmentos naturales, aunque hay algunos ejemplos de pinturas talladas a modo de petroglifo.
La mayor parte de Lascaux está dominada por animales como equinos, cérvidos y toros. En general se trata de animales que por registros fósiles se sabe que habitaban esta área cuando Lascaux fue pintada, hace unos 17.300 años. La gran sala de los toros es la más impresionante con sus 36 animales comandados por cuatro grandes toros. Uno mide más de cinco metros: el más grande de todas las cuevas paleolíticas. La grandeza de Lascaux está en su calidad: los toros parecen estar en movimiento. Hay alguna imagen, como la de los bisontes cruzados, en la que se aprecia profundidad en la imagen. Las imágenes no parecen estar relacionadas directamente con la caza. Las interpretaciones son numerosas: las más clásicas hablan de rituales propiciatorios, apoyado en que algunos animales peligrosos aparecen con símbolos que parecen armas. La presencia de animales demasiado exóticos como rinocerontes ha sugerido a algunos investigadores que las imágenes fueron pintadas en estado de trance. Otros como Michael Rappenglueck y Chantal Jègues-Wolkiewiez quieren ver imágenes de constelaciones de estrellas. Se apoyan tanto en marcas no decorativas como en los puntos calientes de las imágenes, básicamente los ojos de animales y hombres.
A pesar de la importancia de Lascaux, el resto de yacimientos no le van a la zaga. La Venus de Laussel fue descubierta en 1909. Es una figura de una mujer en roca caliza que sostiene un cuerno de bisonte. Cuenta también con múltiples interpretaciones. El Abrigo de Cap Blanc tiene un fantástico friso tallado con figuras de caballos, bisontes y cérvidos de 15.000 años que demuestra que en el Paleolítico también se decoraban las viviendas habituales. Otras cuevas pintadas son Font-de-Gaume y Combarelles, descubiertas ambas con poco tiempo de diferencia a comienzos del siglo XX. El Abrigo de Cro-Magnon, por su parte, se descubrió durante la construcción de un ferrocarril en 1868. Contenía cinco esqueletos humanos de la época auriñaciense, hace 30.000 años. Dieron nombre a estos Homo Sapiens del Paleolítico que habitaron y pintaron cuevas.
A unas dos horas de ciudades como Burdeos y Toulouse, el valle de Vézère centra sus yacimientos en tres localidades: Lascaux está en Montignac y el resto se dividen entre Eyzies-de-Tayac y Marquay. Casi ninguna cueva se puede visitar, siendo la Gruta de Font-de-Gaume una honrosa excepción, aunque con lógicas restricciones y bajo reserva. Lascaux tiene una réplica desde 1983 a unos 200 metros y no se espera que se abra en mucho tiempo. El Museo Nacional de Prehistoria de Eyzies es un complemento ideal para los yacimientos, pues contiene mucha parte del material descubierto.
Foto: Prof saxx / Steven Zucker
Comentarios recientes