Eucaliptos nada exóticos
Buena parte de las regiones templadas del mundo están atestadas de árboles eucaliptos. Pese a las reticencias mostradas por grupos ecologistas, estos árboles son muy atractivos para las industrias maderera y papelera por su rápido crecimiento y adaptabilidad a muchos ecosistemas diferentes. Exóticos en casi todos los lugares, originalmente proceden de Australia, donde están presentes la mayor parte de las 700 especies que existen. Los eucaliptos emiten unos compuestos denominados terpenos que producen una dispersión de la radiación electromagnética, lo que viene a significar que tiñen el ambiente de un color azulado que se hace más intenso al mirar a lo lejos. Este efecto es especialmente visible en una cadena montañosa que, plagada de miles de eucaliptos, ha adoptado el nombre de las Montañas Azules. Son parte de la Gran Cordillera Divisoria, que recorre la costa este de Australia. Esta sección, al sur, es muy conocida por encontrarse justo al oeste de Sídney.
Geológicamente, las Montañas Azules son la parte central de una formación conocida como la cuenca de Sídney. Es una formación pérmica de arenisca que en algunas partes resulta más complicada de erosionar, como sucede en las Montañas Azules. Es decir, que aunque el aspecto visual sea el de una cordillera normal, las Montañas Azules son en realidad una gran meseta erosionada de distintas formas. La excepción es una pequeña región kárstica donde están las cuevas Jenolan. Las Montañas arrancan en el valle de Wolgan y llegan hasta las llanuras Emu. Por el camino queda una sucesión de montañas, mesetas y farallones, generalmente alineadas en dirección noroeste-sureste. La erosión ha generado gargantas muy pronunciadas, de hasta 760 metros, que a veces incorporan saltos de agua como en las cataratas Wentworth, de 187 metros. No obstante, el origen geológico hace que no encontremos grandes picos: normalmente estaremos por debajo de mil metros. Climáticamente es una región bastante templada. La nieve es muy ocasional, no así como las constantes nieblas producidas por los eucaliptos. Estos también condicionan el mayor problema de la cordillera: propagan incendios rápidamente.
Está claro que este árbol es el absoluto protagonista. Las Montañas Azules son un laboratorio para comprender cómo este árbol se expandió y especializó tras la partición del macrocontinente de Gondwana. Ha conseguido adaptarse a todo tipo de contextos, altitudes, humedades, sustratos, etc. Lo único que no soporta bien son las heladas, menores en Australia. Hay especies mucho más raras, pero tremendamente interesantes. El caso del pino Wollemia es muy extraño: su género se creía extinto desde hace al menos dos millones de años de acuerdo a los muchos fósiles encontrados. De repente, en 1994 un científico se topó con un ejemplar vivo en un escondido valle. Este fósil viviente es un representante de la flora de Gondwana, pero no el único: un pino enano comparte características y grado de protección, pues son muy escasos. En cuanto a la fauna, las montañas albergan una buena selección de la fauna marsupial y monotrema tan característica de Australia: canguros, koalas, equidnas, ornitorrincos, etc.
Las tribus aborígenes gundungurra y darug habitaban aquí cuando los primeros europeos empezaron a llenar Sídney a finales del XVIII. Zona de presidios con Arthur Phillip como responsable, se consideraba que las Montañas Azules eran impenetrables y ofrecían una barrera para prevenir fugas. John Wilson, un ex-convicto, fue el primero en aventurarse en el territorio junto a aborígenes, pero el crédito del descubrimiento del paso a través de las Montañas pertenece a una expedición de 1813. Abrió la puerta para desahogar la ya densa zona de Sídney. Con el tiempo se protegió toda la zona, que atrae a muchos visitantes gracias a iconos como la formación rocosa de las Tres Hermanas, en el valle de Jamison.
Miles de habitantes de Sídney vienen aquí a practicar senderismo, bici de montaña, escalada, etc., por lo que una primera idea a tener en mente es que es mejor evitar los fines de semana. El paso encontrado en 1813 sigue siendo el principal y desde Springwood hasta Katoomba lo recorren una vía de tren y la Great Western Highway, pasando por las cataratas Wentworth. De esta carretera parten muchas pistas, cortafuegos y senderos para disfrutar de las montañas. Los senderos están bien indicados, pero si queremos algo más especial podemos hacer tours guiados por aborígenes gundungurra. Katoomba es la principal localidad y una excelente base si queremos hacer noche en las montañas y no en Sídney. En Katoomba está el Echo Point, el mirador más famoso por mostrar las Tres Hermanas. Es muy típico bajar desde aquí por la escalera Giant Stairway hasta el valle de Jamison y volver luego en un funicular escénico, el más inclinado del mundo. Las cuevas Jenolan quedan bastante lejos y exigen un viaje por sí mismas.
Fotos: esia_one / Andrew Dolman
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