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Centro histórico de Varsovia

Centro histórico de Varsovia

Varsovia (Polonia)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 21 12, 2015
  • Category:

Diseñada a base de recuerdos


“Después del 17 de enero la gente volvía hacia el lugar de la tierra que anteriormente había sido una ciudad, pero que ahora parecía completamente inútil para desempeñar sus funciones urbanas”. Estas palabras se escribieron en 1945 en medio de una Varsovia asolada por la II Guerra Mundial. La capital de Polonia, una ciudad que ya había vivido infinidad de calamidades, estaba totalmente arrasada. Se calcula que el 85% de los edificios era solo un montón de escombros. Solo el orgullo polaco empujó a mantener la capital en su territorio a orillas del río Vístula. Para ello se hizo necesario acometer el más ambicioso de los programas de reconstrucción que ha vivido una ciudad. Contra todo pronóstico, hoy Varsovia vuelve a lucir orgullosa su pasado, aunque sea un pasado reconstruido.

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Plaza central de Varsovia

Varsovia ha sido siempre un lugar tumultuoso. Su situación estratégica entre rusos, alemanes y suecos la ha hecho centro de todo tipo de disputas de las que los varsovianos se han levantado siempre estoicamente. Por algo se le llama la ciudad Fénix, en referencia a la mítica ave que resurge de sus cenizas. Se supone que la zona ha estado habitada desde hace 1.400 años, pero las primeras referencias escritas a Varsovia datan del 1313. La ciudad creció gracias al comercio y la artesanía. El traslado del parlamento polaco, denominado sejm, y luego el de la corte le dieron el título de capital en 1596. Vivió entonces su esplendor, cuando se construyeron el castillo, palacios y templos religiosos. La ciudad se expandió fuera de la Ciudad Vieja y Ciudad Nueva, sus barrios más carismáticos. La relación con los rusos nunca fue fácil. Estos controlaron Polonia durante el siglo XIX hasta tal punto que la llegada de los alemanes en la I Guerra Mundial fue recibida con agrado por muchos varsovianos. Al final de la guerra, Polonia fue por fin independiente y Varsovia se convirtió en su capital. El periodo de entreguerras fue una época de esperanzas, a pesar de los vaivenes económicos.

Sin embargo, la alegría duró una vez más muy poco tiempo. Hitler hizo preso al presidente Starzynski y tomó la ciudad sin apenas oposición. Empieza así la etapa más dura de Varsovia. Los planes de Hitler, de hecho, partían con la idea de tirar la ciudad abajo y levantar una nueva a la medida de las ideas urbanísticas nazis. Para ello no se podía contar mucho con el más de millón de habitantes de Varsovia, 30% de ellos judíos. Arrancó así la primera fase de demolición de la ciudad, que vivió su punto álgido tras el levantamiento de Varsovia en agosto de 1944. Esta oscura etapa fue la solución final llevada al terreno urbano. Los polacos insurgentes no recibieron apoyo alguno de los rusos y se desangraron en poco tiempo. Los nazis, victoriosos, pero acorralados en otros frentes, decidieron tirar abajo lo poco que quedaba de la ciudad. La abandonaron en enero de 1945, según entraban las tropas rusas. No quedaba casi nada en pie y 700.000 varsovianos habían muerto.

Barbacana de Varsovia, superviviente de las antiguas fortificaciones

Barbacana de Varsovia, superviviente de las antiguas fortificaciones

Nada más acabar la guerra hubo voces que sugirieron que lo racional era mover de sitio la capital y dejar ese montón de escombros abandonado. Quizá fuera lo racional, pero los varsovianos tenían demasiado orgullo. La capital, controlada por los comunistas, inició un proceso de reconstrucción que arrancó con la retirada casi a mano de los escombros. Aunque los comunistas estuvieron tentados de diseñar la ciudad a su gusto, se llevó a cabo un plan de reconstrucción respetuosa con el pasado, sobre todo en Sródmiescie. Se utilizaron todo tipo de imágenes antiguas, dado que los archivos de la capital habían volado. Este es el verdadero valor de Varsovia: la meticulosa reconstrucción de su centro medieval, un ejemplo único en este sentido. La plaza del mercado viejo, el castillo real, la catedral gótica de San Juan del siglo XV y el camino real son solo algunos de los puntos de interés levantados de nuevo. El proyecto dirigido por el arquitecto Józef Sigalin, sufragado con todo tipo de ayudas internacionales y con la colaboración de los varsovianos, es deslumbrante. Con todo, está inacabado. Aún hoy continúa habiendo planes para recuperar edificios, entre los que el más añorado es el Palacio Kronenberg.

Varsovia es hoy en día una ciudad tranquila y muy visitada. Caminar por la Ciudad Vieja es hacerlo por una zona que aparentemente es medieval, pero que tiene menos de un siglo. Su centro es un muy manejable a pie y merece la pena dejarse llevar por sus calles. Si se quiere comprender la triste historia reciente de la ciudad es aconsejable ir al Museo del Alzamiento de Varsovia, abierto en el 60 aniversario de este momento histórico. Gastronómicamente es aconsejable probar los bar mleczny, literalmente bares de leche. Son típicos restaurantes de comida sencilla que se hicieron habituales en la época comunista y que se están recuperando poco a poco. Es una ciudad con duros inviernos, por lo que conviene visitarla en verano.

Foto: Robert S. Donovan / Bartosz MORĄG

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