Subantártico sin ningún exotismo
La geografía submarina es un mundo tan accidentado como las tierras emergidas. En medio de los océanos hay cordilleras y también mesetas. Una de estas es conocida como la llanura de Kerguelen. Se sitúa tan al sur del océano Índico que tectónicamente forma ya parte de la placa antártica. Su tamaño es aproximadamente el triple que Japón y tiene una forma alargada, extendiéndose 2.200 kilómetros. Su origen se sitúa en la ruptura de Gondwana, el macrocontinente del sur de la Tierra, hace unos 130 millones de años. El vulcanismo es habitual en la llanura de Kerguelen. En ocasiones, este vulcanismo es tan pronunciado que porciones de tierra son capaces de emerger y asomar por encima de la superficie del agua. El principal ejemplo son las islas Kerguelen, que pertenecen a Francia. Unos 500 kilómetros más al sureste están las de Heard y McDonald. Estas dos islas conforman uno de los puntos más remotos del mundo, a casi 4.000 kilómetros de la costa de Madagascar y de la australiana. Se encuentra entre ambos territorios, pero a una latitud mucho más meridional.
Las dos islas ocupan 372 kilómetros cuadrados, aunque casi la totalidad corresponden a la isla de Heard. Esta está cubierta en un 80% por hielo y cuenta con 41 glaciares. La mala noticia es que están en contracción debido a la subida de temperaturas. Heard contiene la segunda montaña más alta de Australia, el pico Mawson de 2.745 metros. Este pico del macizo Big Ben es solo superado en el país por una montaña antártica. Según se baja hacia la costa surgen distintos terrenos, como Elephant Spit, no cubiertos por el hielo, sino por pantanos, complejos de lagos y zonas costeras. El Mawson es uno de los dos volcanes activos que existen en toda Australia. El otro es la isla de McDonald, situada unos cincuenta kilómetros al oeste. Son en realidad tres islas, aunque dos se han unido tras la actividad sísmica. En 1992, McDonald llevaba unos 75.000 años dormida, pero entonces inició un proceso volcánico intermitente que ha dañado la fauna y flora allí asentada.
La biodiversidad de las islas es escasa por su aislamiento y ocupa solo unos veinte kilómetros cuadrados de Heard, pero es muy interesante. Además, no se tiene constancia de que los humanos hayamos introducido ninguna especie, algo bastante inusual. Actualmente, el terreno es tundra, lo que significa que no hay árboles. Los registros fósiles indican que no siempre fue así, pero hoy la flora en Heard la forman praderas, musgo y líquenes. Están muy condicionados por la salinidad, los nutrientes y la propia fauna. El cambio climático está suponiendo, eso sí, que cada vez una mayor porción de la isla tenga vida. La fauna nativa aquí está compuesta exclusivamente por pequeños invertebrados por la misma causa: el aislamiento. El resto son mamíferos y aves de visita que en muchos casos eligen Heard como lugar de cría. Lo es para varias especies de focas y unas veinte aves que vienen aquí por la ausencia de depredadores. Los más numerosos son los pingüinos con cuatro especies, pero también veremos petreles, albatros, págalos, charranes, etc.
Es posible que la primera persona en visitar Heard fuera el marinero británico Peter Kemp en 1833, durante una travesía entre las islas Kerguelen y Antártida. Sin embargo, el descubridor oficial, que además le dio el nombre, fue el capitán John Heard en 1853. Poco después, el capitán William McDonald descubrió el resto de islas, a las que también les dio nombre. Ninguno de ellos desembarcó en ellas. Los primeros fueron los cazadores de focas y, por desgracia para estos mamíferos, empezaron a hacerlo de forma regular. Tanto fue así, que en 1880 la población de focas se había diezmado hasta tal punto que abandonaron la isla. De esta época es testigo una estación en la cala de Atlas. El primer desembarco en McDonald no llegó hasta 1971, cuando las islas ya eran oficialmente australianas. Las visitas en este último siglo han sido científicas y espaciadas, salvo el periodo de 1947 a 1955.
No es imposible viajar a estas remotas islas, pero su aislamiento de miles de kilómetros lo hace complicado. Lo más cercano es la Antártida, pero nuestra mejor opción será una travesía organizada desde Australia o Sudáfrica. Hay que pedir permiso al gobierno australiano, que prohíbe visitar McDonald salvo para investigación científica. No hay servicios regulares a Heard, así que todo consiste en buscar una travesía planificada. Esta nos proporcionará de todo: campamento, comida, etc. Necesitaremos bastante dinero y también tiempo: solo la ida lleva unos diez días. El clima es complicado todo el año, con precipitaciones, nubes, viento y temperaturas bajo cero.
Fotos: Matt Curnock / Matt Curnock
2 Comments
guai
Increíble