El delta más humano
Sus 2.860 kilómetros convierten al Danubio en el segundo río en extensión de Europa, el primero en Europa Central. Desde su nacimiento en la Selva Negra alemana atraviesa diez países y ciudades como Viena, Bratislava, Budapest o Belgrado hasta llegar a su desembocadura en el mar Negro, haciendo frontera entre Rumanía y Ucrania. El Danubio es historia europea: aquí se localizaron algunas de las primeras civilizaciones del continente, las fronteras del Imperio Romano y fue objeto de luchas entre europeos y otomanos. Testigo de muchas batallas, con la paz llegó su momento como icono cultural y también como eje comercial europeo, especialmente desde la apertura en 1992 del canal que lo comunica con los ríos Main y Rin. La parte más joven del Danubio es su delta. Es el segundo más grande de Europa: junto con el sistema de lagunas Razim-Sinoe sobrepasa los 5.000 kilómetros cuadrados, la mayor parte en el lado rumano. Buena parte de lo que vemos hoy está estrictamente protegido, aunque el delta actual no es más que una foto puntual de un proceso continuo.
El delta moderno empezó a formarse hace tan solo 4.000 años sobre una bahía del mar Negro. Entonces, el mar elevó su nivel y el Danubio empezó a descargar limo que año a año empujó la desembocadura más lejos. A esta acción natural se le sumó la artificial: la creación de canales y la deforestación, que favorece la erosión, han provocado una mutación del delta en los últimos 2.000 años. Se estima que en el último milenio se ha formado el 40% de toda la extensión, aunque la construcción de distintas presas puede frenar este avance. El resultado actual es un extensísimo y laberíntico humedal con tres brazos principales: Chilia en el norte es el más joven y desemboca en Ucrania; Sulina es el más corto; y San Jorge es el más antiguo. A estos brazos se suman canales y lagos. El más grande es el Dranov con 21 kilómetros cuadrados. Eso, si no contamos la zona Razim-Sinoe: solo Razim, de agua dulce, ocupa 500 kilómetros cuadrados. Ya en tierra, buena parte del terreno está por debajo del nivel del mar, aunque hay dunas de hasta doce metros.
La juventud del Danubio lo convierte en un ecosistema en constante modificación, idóneo para el despliegue de nueva flora y fauna. Hay tres ecosistemas fundamentales: en el agua, los juncos ocupan una gran extensión de la superficie formando en muchas ocasiones islas, llamadas aquí plaur; en tierra solía haber muchos sauces, que todavía sobreviven formando arboledas en las orillas de los principales canales; y, entre ambos, una zona pantanosa, que depende del momento hidrológico del delta, en la que la flora se adapta a todas las condiciones. En fauna, lo principal son las 300 especies de aves como pelícanos, garzas, patos, ánades, somormujos, etc. El delta atrae a más de un millón de aves que pasan aquí el invierno, principalmente del este. Vienen atraídas por la extensa vida acuática, que va desde el plancton hasta 45 especies de peces. Las aves también hacen uso de los plaur, donde nidifican. Entre los mamíferos destacan los mustélidos y nutrias, estando cerca de la desaparición lobos y zorros.
El delta fue dacio, romano, godo y otomano hasta que empezó a ser usado como frontera, incluida la penúltima frontera entre Rusia y Rumanía, que juntos expulsaron al imperio otomano. Antes, en 1856, el delta pasó a la historia al protagonizar una de las primeras instituciones transnacionales, el Comité Europeo del Danubio, que duró 82 años. Sirvió para gestionar una zona muy poco poblada: actualmente, solo viven unas 15.000 personas en un contexto muy rural autosuficiente. En 1938 se protegió una parte del delta, pero a cambio se explotaron para uso agrícola industrial 10.000 hectáreas. Esto, junto a la eutrofización y la polución, ha reducido la presencia de peces. La parte rumana está más controlada, pero Ucrania reclama sus propios desarrollos.
Con solo 5.000 habitantes, Sulina es la ciudad más poblada del delta. Está en la costa y para llegar a ella lo más rápido es tomar un barco en Tulcea, verdadera puerta de entrada al delta. Tulcea está a unas dos horas desde Costanza, segunda ciudad rumana, y en el camino dejaremos a la derecha la zona de Razim-Sinoe. Si nos quedamos en Tulcea podremos contratar todo tipo de excursiones de distinta duración. Es aconsejable hacer noche en un barco para así alejarnos del entorno de Tulcea, demasiado transitado. Además de los paisajes, el atractivo del delta son sus aves. Por ello es bueno venir desde comienzos de primavera hasta finales de verano, cuando más hay. El pescado es fundamental en la gastronomía de aquí. El plato más tradicional es la sopa del pescador, con quince pescados diferentes.
Fotos: Carpathianland / Hannah Jane
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