Cuevas como ciudades
En 1991, Ho Khanh se ganaba la vida talando de forma ilegal la jungla vietnamita. Un día estaba buscando valiosa madera de agar cuando una tormenta le sorprendió y se perdió. Oyó un fuerte sonido de viento y agua. Siguiéndolo, llegó a una enorme cueva en la que cabían edificios enteros. De vuelta a casa, intentó rehacer el camino para volver. Fue incapaz y la historia se convirtió en leyenda. En 2006, un grupo de espeleólogos británicos acudió a él para reiniciar la búsqueda. Durante tres años no pararon de descubrir nuevas cuevas, pero ninguna era la que Ho Khanh recordaba. Con los británicos de vuelta en casa, lo intentó una última vez, por fin con éxito. Avisó a los británicos, que volvieron rápidamente para confirmar el hallazgo: bautizada como Son Doong, se hizo con el título de cueva más grande del mundo gracias a una cámara de cinco kilómetros de longitud, 200 metros de altura y 150 de anchura. Para entendernos, una manzana de Manhattan cabe dentro. Son Doong se convirtió así en la nueva cueva bandera del Parque Nacional Phong Nha-Ke Bang, que ya llevaba años asombrando por el número, tamaño y complejidad de sus cuevas.
El telón de fondo de las cuevas es la cordillera Annamita, en la que se localizan distintas zonas kársticas, como ocurre siempre que hablamos de grandes cuevas. En concreto, Phong Nha-Ke Bang y el Parque Nacional Hin Namno de Laos, al otro lado de la frontera, conforman una de las regiones kársticas más grandes del mundo con 4.000 kilómetros cuadrados. Además de grande, es un área muy antigua: sus 400 millones de edad convierten a la región kárstica en la más antigua de Asia. Los movimientos tectónicos acumulados han hecho que las cuevas se presenten en siete niveles en un sistema excepcionalmente complejo. En Vietnam, las más de 300 cuevas suman más de 125 kilómetros. No es mucho si comparamos con lugares como Mammoth Cave en EEUU, pero el tamaño de estas cuevas es difícil de igualar. Antes de Son Doong, la más famosa de todas las cuevas era Phong Nha, que da nombre al Parque. Contiene uno de los sistemas fluviales subterráneos más largos en el que participan el Son y el Chay, los ríos que en la superficie perfilan el Parque. Otras cuevas son Vom, Tien Son o Thien Duong, también conocida como cueva Paraíso.
En las cuevas hay un altísimo endemismo, pero, en el exterior, el Parque no se queda corto. Ke Bang, la segunda parte del nombre del Parque, es el prototipo de los bosques tropicales que dominan aquí: un 90% es bosque primario sumando más de 750 especies, aunque falta mucho por investigar. Cada descubrimiento impresiona más: un bosque de la conífera Calocedrus rupestris, descubierta en 2005, alberga ejemplares de 500-600 años. También se han descubierto una decena de especies animales nuevas. Forman parte de la nutrida lista de 400 vertebrados del Parque, sesenta de ellos amenazados. Entre los mamíferos destacan especialmente la población de pequeños primates como langures, macacos, gibones, etc. Phong Nha-Ke Bang es una isla de biodiversidad difícil de penetrar, en la que queda mucho por investigar, pero que supone ya un núcleo clave de conservación.
No está siendo fácil, porque aunque en el interior del Parque apenas vive gente, en los alrededores hay grupos que extraen recursos de este en forma de caza y talas. La conservación es el fin del Parque, nombrado en 2001, unos años después del nombramiento como reserva a comienzos de los 90. Esta década fue clave en Phong Nha-Ke Bang, pues Vietnam acepta la participación de la British Cave Research Association y el número de cuevas descubiertas se multiplica. Hasta entonces, la cueva de Phong Nha era casi la única seriamente investigada. Venía de muy atrás, pues el primer documento hablando de ella data de 1550. Antes aún vivieron en ella los champa, que dejaron aquí multitud de artefactos y, se especula, una mezquita.
El bueno de Ho Khanh se reconvirtió y de leñador ilegal pasó a guía de cuevas, animando a muchos compañeros a hacer lo mismo. El turismo aquí está arrancando y creciendo cada año, gracias en parte a la fama que ha aportado Son Doong, que precisamente es muy complicada de visitar por las restricciones y su elevadísimo precio. A medio camino entre las zonas turísticas norte y central, quien viene a Phong Nha–Ke Bang lo hace a conciencia. Hay un aeropuerto en Dong Hoi y por carretera llegaremos a Son Trach, la puerta de entrada. Aquí se pagan los permisos, se contrata el obligatorio guía y se cogen las barcas que remontan el río hasta las principales cuevas visitadas, Phong Nha y Paraíso. Las visitas alternan barco y trekking, que también es muy interesante en el exterior por las formaciones kársticas, muchas con el agua como protagonista. De julio a diciembre hay lluvias y el Parque es mucho más complicado de visitar.
Fotos: Carsten Peter / Tinker & Rove
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