Parque tras desamortización
En 1531, Reino Unido vivió su propio cisma religioso de la mano de Enrique VIII, a quien el papado había negado la nulidad de su matrimonio. La consecuencia inmediata fue el ascenso del rey como cabeza de la nueva iglesia anglicana. Se empezaron a promulgar leyes para concretar la nueva posición al frente de este poderoso estamento: todo el clero y las Órdenes religiosas le debían ahora obediencia. Desde el siglo XI y XII, las Órdenes se habían expandido controlando grandes territorios y cobrando diezmos. Tras un inventariado por parte de Cromwell, Enrique comprobó que había mucho dinero en juego. Con la excusa de reformar y modernizar las Órdenes, tomó el mando. Entre 1536 y 1541 disolvió la práctica totalidad de los monasterios. La Corona pretendía gestionarlos, pero las guerras de entonces sugerían una solución más cortoplacista: la simple venta. Las consecuencias fueron numerosas. A nivel patrimonial, abadías como la cisterciense de Fountains se convirtieron progresivamente, en el mejor de los casos, en ruinas. En el siglo XVIII, Fountains revivió al incorporarse al Parque de Studley Royal.
La historia del Císter en Inglaterra empezó poco después que en Francia. En 1128 se funda la abadía de Waverley. Cuatro años después lo hace Fountains, pero es que en 1152 hay ya 54 monasterios cistercienses en Inglaterra. El Císter trae a la isla sus preceptos de austeridad en contraposición a los pomposos benedictinos. Precisamente trece monjes expulsados de esta Orden fueron los que, buscando cobijo en el Císter, fundaron Fountains. En el valle del río Skell y bajo la guía de Geoffrey de Ainai levantaron los primeros edificios y aprendieron las nuevas prácticas. Fue en 1143, no obstante, cuando la madera fue sustituida por la piedra que vemos hoy. Tras unos primeros años convulsos, la abadía se estabilizó a finales de siglo y empezó a ganar reputación por su caridad. En el siglo XIV había levantado casi todos sus edificios, pero las deudas y el cisma papal con el Císter le trajeron complicaciones. Un breve periodo más positivo en el XV permitió una renovación que ayudó a preparar la abadía para lo que vino después: su disolución.
Ocurrió en 1539, cuando el abad Marmaduke Bradley cedió Fountains. Por entonces, su abadía era la más rica entre las cistercienses. Sir Richard Gresham la compró un año después. Este mercante, padre del fundador de la Bolsa, empezó a esquilmarla. Fue seguido por Stephen Proctor, que utilizó piedras de la abadía para levantar su mansión Fountains Hall. En el XVIII, William Aislabie la compró para coronar el proyecto de su padre, John Aislabie. Este había sido un influyente político de Londres que, tras caer en descrédito, volvió a Yorkshire para iniciar el proyecto de un parque inglés: Studley Royal. William le dio el toque romántico ideal al proyecto y entre los dos construyeron uno de los jardines ingleses de mayor nivel del XVIII. Podemos ver los componentes clásicos de este estilo: lagos, canales, cascadas y edificios decorativos. No es solo decorativa, pero la iglesia neogótica del XIX de Saint Mary es uno de sus principales edificios.
La abadía conserva parte de las murallas que protegían las 28 hectáreas de edificios monásticos atravesados por el río Skell. Este separa la zona de rezo y vida de la más económica de talleres y agricultura. La iglesia, comparable a grandes iglesias del Císter como Fontenay, tiene 61 metros de largo. Al fondo destaca la capilla de los nueve altares, una ligera desviación de los austeros preceptos del Císter. La torre de 49 metros, bien conservada, fue levantada poco antes de la disolución. Al sur está el claustro, del que parten elementos clásicos: sala capitular, refectorio y cocina. Encima se localizaban los dormitorios. Buena parte se apoyaba sobre una galería aboveda en el lado oeste. Servía de almacén y es una de las estancias más impresionantes de Fountains. Unos metros al este del complejo está la casa del abad, en la que destaca el hall.
El parque Studley Royal se encuentra a solo cinco kilómetros de la ciudad de Ripon, que a su vez está una hora al norte de Leeds. Lo mejor para visitar esta zona es venir en coche. A pesar de tener solo 15.000 habitantes, Ripon tiene estatus de ciudad gracias a su catedral, que merece una visita. Studley Royal y la abadía Fountains se pueden visitar en medio día o un día, dependiendo de cuánto queramos extender el paseo por el parque. Lo idea es arrancar con una visita guiada en Fountains y luego seguir un itinerario. Seguramente veamos alguno de los más de 300 ciervos que campean libremente, aunque para ello hay que salir del recinto de pago. A 50 minutos se encuentra la abadía en ruinas de Rievaulx, en el Parque Nacional North York Moors. Es la otra gran representante del Císter en Inglaterra.
Fotos: richardoyork / barnyz
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