Bosnia antes del Islam
Bosnia fue un territorio medieval entre el Reino de Hungría y el Imperio Bizantino. Aprovechó circunstancias favorables para generar identidad y formar un gobierno que se mantuvo hasta 1463, cuando cayó a manos del nuevo protagonista en la región: el imperio otomano. En los siglos que van del XII al XVI tuvo tiempo para crear una religión cismática tanto con la católica y la ortodoxa llamada Iglesia Bosnia. También desarrolló su propio alfabeto, el denominado cirílico bosnio. Hoy, tanto religión como alfabeto son historia tras el paso otomano. Ambos tienen presencia en una de las tradiciones bosnias que ha vencido el paso del tiempo: sus tumbas medievales o stećci, plural de stećak. Se estima que sobreviven unas 70.000 de estas originales tumbas, en algunos casos con su lápida monolítica de caliza tallada con motivos o inscripciones. La mayor parte de las stećci se localizan en territorio de la actual Bosnia, aunque unas 10.000 están en los países vecinos de Croacia, Montenegro y Serbia.
El origen de las stećci ha sido muy discutido desde las primeras investigaciones en el XIX. Estamos en una zona étnicamente compleja y cada escuela dio su teoría. Desde mediados del siglo XX, por ejemplo, se cambió la visión de religión única: las stećci fueron un fenómeno transcultural que involucró también a comunidades ortodoxas y católicas. Una teoría muy asentada por la arqueología identifica a las tumbas con la etnia vlach, minoritaria en la Bosnia medieval. No está totalmente consensuada: tantas stećci para tan pocos vlach suena raro, así que quizá fueron los iniciadores. Aunque las tumbas en estela llevan a algunos a una conexión megalítica, lo cierto es que surgen en el siglo XII, siendo la primera considerada la tumba de Grdeša. La forma de estela fue la primera en extenderse, pero no la única. Le siguieron tumbas en forma de cofre desde el XIV y de tejado en gablete, cruz y pilar en el XV. A pesar del dominio musulmán, las stećci se prolongaron hasta el siglo XVI, sobre todo en áreas inaccesibles.
Los distintos estilos de las stećci tampoco han ayudado a aclarar su origen. Se conectan principalmente con corrientes europeas como el románico y el gótico. Solo está claro que el diseño de tumbas alineadas coincide con el de otras partes del continente. 40.000 stećci tienen forma cofre, 13.000 de estela y el resto son minoritarios. También lo son los relieves: solo 5.000 presentan algún tipo de grabado, pero son los más valiosos a nivel artístico e histórico. Los motivos son variados: sociales, religiosos, ornamentos figurativos, bailes regionales como el kolo, etc. A falta de continuidad cultural, muchos no se comprenden en su significado y se consideran simbólicos, lo que según teóricos conecta las stećci con tradiciones paganas. Un número aún menor de tumbas, menos de 400, tienen algún tipo de inscripción, la mayor parte en bosnio cirílico. Las inscripciones rezan sobre temas religiosos o personales. En ocasiones eran firmadas por un escribano, así como los relieves por un artista: algunos como Grubač fueron muy prolíficos y brillantes.
Las 70.000 stećci se distribuyen en una amplia extensión y 3.300 localizaciones diferentes de muy distinta extensión. Tenemos desde cementerios familiares a auténticas necrópolis con cientos de stećci. Entre las primeras destaca Radimlja, no lejos de Mostar. Es una necrópolis familiar tardía, de finales del XV, que perteneció a la familia vlach de los Miloradović-Stjepanović, aunque ocuparon un sitio previo. Alberga 133 stećci con ejemplos de todos los tipos, aunque la mayoría son cofres y estelas. Radimlja es destacable por su proporción de stećci talladas: casi la mitad tienen variados motivos grabados o inscripciones. Se trata, por tanto, de un cementerio prototípico. En Serbia, casi frontera con Bosnia, está un ejemplo de necrópolis: Mramorje. Tiene más de 200 stećci, pero pocas tienen relieves y ninguna inscripción.
Visitar stećci en Bosnia y alrededores es fácil: basta con revisar el más cercano, pues hay multitud de ellos. No obstante, si queremos ir a Radimlja tampoco lo tendremos complicado, pues está en la ruta directa entre las turísticas Dubrovnik y Mostar, cerca de Stolac. No hay guía oficial, así que si necesitamos uno para interpretar las tumbas tendremos que llevarlo desde Mostar. En todo caso no nos proporcionará nada más que eso, interpretaciones, pues las tumbas siguen despertando el ánimo de muchas teorías. Como el cementerio no nos llevará mucho, si disponemos de tiempo merecen la pena las ruinas de la ciudad ilírica de Daorson y la cueva de Badanj con sus petroglifos rupestres. Si nos encontramos en Sarajevo, el Museo Nacional de Bosnio-Herzegovina contiene numerosas stećci.
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