Belleza para todos
Aunque se fundó en la India, la rama del budismo Tierra Pura ha sido históricamente muy popular en el este de Asia. Tierra Pura es posiblemente el budismo que más se asemeja a las religiones occidentales, pues el propio concepto que le da nombre se asemeja al del paraíso. Su figura más relevante es Amitābha, el Buda de inmensurable vida y luz. Cuando un practicante entra en su Tierra Pura alcanza la iluminación. En este sentido sí es diferente al cristianismo, pues Tierra Pura es accesible en vida. Aunque esta corriente empezó a entrar en China antes, su verdadero impulsor fue Huiyuan en el 402. Esta figura propagó sus enseñanzas desde el templo Donglin, que levantó en la montaña Lu o Lushan. Esta pequeña cordillera despegó entonces como centro espiritual en el centro este de China. No solo budismo, sino también taoísmo, confucionismo e incluso religiones occidentales encontraron aquí su hueco. También poetas y hasta líderes comunistas han disfrutado del lugar.
Lushan se encuentra ligeramente al suroeste del punto en que el gran lago Poyang se une al Yangtsé, uno de los principales ríos chinos. Este geoparque procede de las glaciaciones del Cuaternario y su principal característica es la densidad de picos, que tienen su techo en el Danhangyang con 1.474 metros. La verticalidad de Lushan, sumada a su clima, se traduce en multitud de arroyos, cascadas y profundos cañones que proceden de una glaciación que también produjo cuevas y lagos. En cuanto a flora, lo más llamativo es que tres cuartas partes están cubiertas de bosque. Están protegidos por la sacralidad del lugar y oficialmente desde 1926. A pesar de la reducida extensión, de unos 25 kilómetros de largo por diez de ancho, hay panteras nebulosas, lobos y venados acuáticos. Lushan comparte características naturales con sitios cercanos como Huangshan y Sanqingshan. No solo por verticalidad, fauna y flora, sino también por los muy habituales mares de nubes, más de 200 al año.
También comparte la atracción que la naturaleza ha impreso al ser humano. Hay trazas de actividad humana de unos 6.000 años en villas como Tingzi Dun. Su papel como centro de estudios no arranca con Tierra Pura, sino en época Han, en torno al siglo III a.C. Con el budismo es cuando Lushan despega y gana influencia. Desde aquí partieron los que llevaron la religión hasta Japón. Lushan ganó fama y fue más allá, pues fue hogar de poetas como Bai Juyi o Li Bo. El taoísmo llegó gracias a Lu Xiujing, que levantó el templo de la Tranquilidad y Simplicidad como repositorio de inscripciones. A finales del siglo XII lo hizo el confucionismo de la mano de Zhu Xi, que fundó una escuela. También hubo espacio a religiones exóticas como el cristianismo y el Islam. En el siglo XIX Lushan cobró fama como retiro veraniego. Unas 600 villas de locales y extranjeros adornan las montañas en una profusión de estilos occidentalizados y en los años 30 se convirtió en la capital de verano de las élites comunistas.
Toda esta atracción ha dejado tras de sí un paisaje cultural conformado por unos 200 edificios históricos. El principal complejo de templos es sin duda Donglin o Arboleda del este, no solo por ser hogar del budismo Tierra Pura, sino por su antigüedad. Su construcción data del 386 y es un temprano ejemplo de estilo jardín. Aunque en la Revolución china sufrió, hoy sigue en uso. La academia confucionista de la Academia de la Cueva del Ciervo Blanco es un complejo académico con estructuras de varias épocas: templos, bibliotecas, salas de estudio, etc. A otro nivel, el puente Guan Yin del año 1015 influyó en otros muchos del país. También son relevantes las más de 900 inscripciones en acantilados y losas. La más antigua es del poeta Tao Yuan-ming, siglo IV, pero las hay de todas las épocas de otros poetas, filósofos, caligrafistas, escritores, etc.
Jiujiang, de unos cinco millones de habitantes, es la puerta de entrada Lushan, aunque también hay transporte desde Nanchang. Estando a solo una hora de la primera es lógico evitar el fin de semana. No veremos aquí extranjeros, pero sí muchos locales refrescándose. Jiujiang no merece la pena, así que lo mejor es trasladarse directamente en autobús al pueblo montañero de Guling, perfecta base para Lushan. Es aconsejable estar unos tres días mínimo y podemos desplazarnos también en autobús. Así podemos acercarnos a los templos y también hacer rutas de senderismo. Las más famosas son las de la catarata Sandiequan y la de los cinco picos Wulao. Las nubes seguramente aparezcan durante el viaje y nos puedan estropear parte de las vistas. Si ceden terreno, el amanecer ideal es en Hanpo Kou y el atardecer en Xian Feng. En la zona es famoso el té llamado de nubes y niebla de Lushan.
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