A salvo del fuego
La cuarta isla del planeta navega sola desde hace mucho tiempo. Madagascar formó parte del supercontinente Gondwana y, cuando esté empezó a partirse, se separó de África junto a India. De esto hace 165 millones de años, pero el aislamiento se multiplicó cuando hace unos ochenta India se desgajó e inició su camino hasta chocar con Asia. Evolutivamente son muchos millones de años, por lo que Madagascar atesora una biodiversidad única en el planeta, heredera de Gondwana y muy diferente al resto de África. El mejor ejemplo están en los mamíferos, pues sus casi 200 especies son endémicas. Estamos en un mundo aparte dominado hoy por la sabana, pero que durante mucho tiempo estuvo completamente cubierto por la selva. La actividad humana, especialmente tala y quema para agricultura, ha arruinado la mayor parte de este hábitat, que sobrevive a duras penas en la costa este. Gracias a la rugosidad del terreno y el despoblamiento de la costa sobreviven los bosques lluviosos de Atsinanana. Seis Parques buscan garantizar la viabilidad de animales tan carismáticos como los lémures.
La costa este de Madagascar es accidentada, pero no alta. Comienza con una estrecha franja de costa de aproximadamente un kilómetro, producto de la sedimentación de los ríos, tras la cual se alternan riscos y gargantas que dan acceso a las tierras altas. En estas se elevan otras regiones con macizos como Marojejy, en el norte, que alcanza 2.132 metros. Forma un Parque que se extiende hasta la península Masoala, principal saliente de la costa. Toda esta península está cubierta por el Parque más extenso de todos. Más del 40% de las 480.000 hectáreas de Atsinanana. Más al sur, Andringitra protege un macizo más alto que tiene su techo en los 2.658 metros del Imarivolanitra, que ocasionalmente presenta nieve. Los bosques de Atsinanana retienen las nubes y tienen una alta pluviosidad que descarga directamente al mar o, en la cara oeste, en ríos que forman lagos como el Alaotra, regado por el Parque Zahamena. El Parque Andohahela supone un resumen de Atsinanana, pues contiene varias alturas y accidentes que muestran la variedad de climas y sustratos.
Aproximadamente el 85% de la fauna y flora de Madagascar es endémica, lo que le vale el calificativo de séptimo continente. Aunque buena parte de Masoala se engloba en los bosques de baja altitud, la mayor parte del territorio protegido de Atsinanana son bosques montanos. Estos microclimas son el hábitat de la fauna malgache más representantiva, con 78 mamíferos presentes, en muchos casos amenazadas por la reducción de hábitat. Los géneros y familias más nutridos son los roedores, carnívoros eupléridos como fosas y mangostas, murciélagos y, por supuesto, los primates malgaches: los famosos lémures. Hablar de lémures es generalizar varias familias que suman unas cien especies que van aumentando conforme se investiga más. Difieren entre sí principalmente por la dieta, lo que les ha llevado a tener tamaños desde los treinta gramos a los nueve kilogramos. Otros representantes de la exótica fauna de Atsinanana son el ave vanga de casco, lagarto uroplatus, rana tomate, boa terrestre y multitud de camaleones.
La última Edad de Hielo restringió la extensión de las selvas, pero luego se expandieron hasta la tardía llegada del ser humano, hace unos 1.500 años. Las prácticas agrícolas han reducido desde entonces la extensión hasta menos de un 10% de la original, por lo que la protección de Atsinanana es clave. Los seis Parques suponen aproximadamente un quinto de las selvas del país. Pese a ello, las talas ilegales de maderas exóticas, o simplemente para dar espacio a la agricultura, continúan siendo una preocupación por la falta de personal. En menor medida, la caza furtiva también es dañina. La fauna está afectada directamente por esta reducción. Solo entre los lémures hay 17 extinciones históricas y el 90% están amenazados. Los Parques fueron creados en los años 90, aunque algunos sobre Reservas previas. Marojejy, por ejemplo, fue protegida desde 1952 gracias al entusiasmo del botánico Henri Jean Humbert, uno de los principales promotores de los ecosistemas malgaches.
Una de las claves para la conservación de Atsinanana es la implicación de las comunidades locales, para lo cual es fundamental aumentar el turismo. Lo está haciendo lentamente por los problemas del país y la inaccesibilidad de los Parques. Otros más a mano, como Andasibe, tienen más turismo. La única excepción sería Ranomafana, mientras que para el resto tendremos que buscar alternativas combinando vuelos y traslados en 4×4. La dinámica es similar, en todo caso: trekkings guiados por la selva diurnos o nocturnos, para cubrir lémures con distintas costumbres, y alojamiento en lodges. Si queremos algo diferente podemos probar la costa de Maosala o el montañismo en Andringitra, ambos algo más desarrollados. Llueve todo el año, pero de mayo a agosto algo menos.
Fotos: Jeff Gibbs / Chris
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