Coral sano
Se denomina microcontinente a fragmentos de corteza terrestre que se desgajan de otros y van a la deriva sobre el manto. El más extenso de ellos es Zelandia, que se separó de Australia hace unos 65-80 millones de años. Por su tamaño y geología, muchos científicos, de hecho, lo consideran un continente. A diferencia de otros, Zelandia empezó a sumergirse en su mayor parte. Un 93% de sus casi cinco millones de metros cuadrados lo está. Zelandia está compuesto principalmente por dos cordilleras que, por la delgadez de la corteza aquí, están sumergidas. Las principales masas emergidas se encuentran en dos archipiélagos: Nueva Zelanda en el sur y Nueva Caledonia en el norte. El segundo, territorio de ultramar francés, está cerca del trópico. Rodeado del tercer coral más extenso del planeta, está considerado un Arca de Noé ecológico en el que antiguas especies de Gondwana sobreviven en tierra, mientras que otras fosilizadas se esconden en la barrera coralina rodeadas de multitud de especies marinas.
Nueva Caledonia está formada por varias islas en torno a Grande Terre, la mayor con mucha diferencia. De forma alargada, mide unos 400 kilómetros que se expanden mucho más si añadimos los arrecifes coralinos con sus islas y atolones. El coral cierra una serie de lagunas que conjuntamente suman unos 23.000 kilómetros cuadrados de mar accesibles solo a través de canales marítimos. Esta suma es la segunda del planeta, solo por detrás de la Barrera de Belice. La zona más extensa es Grand Lagon Nord. Desde la costa noroeste, las lagunas se extienden más de 200 kilómetros hasta llegar a la amplia zona de atolones de Entrecasteaux. Toda esta zona está formada por un lecho marino de caliza elevada o montañas submarinas volcánicas. En Grand Lagon Sud la foto se repite, pero con un añadido especial, las chimeneas volcánicas de Aiguille de Prony. Estas dos zonas están enlazadas por la propia Grand Terre, flanqueada a su vez por más barrera de coral. Fuera del arco, al noreste, quedan las islas de la Lealtad, mucho más pequeñas. Una, Ouvéa, cuenta con una última laguna de casi 100.000 hectáreas.
Las lagunas de Nueva Caledonia son un depósito de biodiversidad marina que iguala o supera incluso a la Gran Barrera. La base está formada por 510 especies de coral diferentes, récord mundial, que forman unos 150 tipos diferentes de arrecife con hábitats muy diversos. En las lagunas, además, el lecho está forrado de praderas submarinas o algas. Aquí habitan unas 5.000 especies de fauna entre las que destacan casi 2.000 de peces, cuatro tortugas y 22 mamíferos marinos. Entre las especies más carismáticas están las tortugas verdes, que desovan aquí, y los dugongos, amenazados parientes de los manatíes que tienen aquí un santuario. Otras especies amenazadas que encuentran alivio son el mero gigante, pez napoleón, varios tiburones como el blanco o ballena, varias ballenas como la jorobada y otras muchas de delfines como las orcas. Esta extraordinaria fauna marina es complementada por unas cien aves diferentes que frecuentan Nueva Caledonia. Muchas son migrantes, pero un quinto son endémicas.
La cultura Lapita fue la primera en Nueva Caledonia, mientras que Occidente conoció el archipiélago de la mano de James Cook en 1774. No obstante, salvo visitas puntuales, Nueva Caledonia no atrajo la atención salvo para explotar algunos recursos, incluida su población, expulsada bajo regímenes semiesclavistas. En 1853, Francia tomó el control y utilizó la isla como penal. Los indígenas sufrieron la colonización siendo desplazados o esclavizados, principal reclamo de los movimientos independentistas actuales. Una de las actividades principales hoy, la minería de níquel, daña directa e indirectamente a los arrecifes, que no obstante están en mucho mejor estado que otras grandes Barreras. Al contrario que Belice o Australia, el blanqueamiento no es problema en Nueva Caledonia y solo preocupa el exceso de sedimentación en las lagunas. A futuro, no obstante, el cambio climático sí es una amenaza compartida.
Nueva Caledonia tiene unos 200.000 habitantes y recibe otros tantos turistas anualmente. La oferta es muy amplia y solo la distancia evita más turismo, que entra mayoritariamente a través del aeropuerto de la capital Noumea. En Grande Terre nos moveremos en coche para acercarnos a los múltiples puntos de buceo o snorkel, actividades para las cuales Nueva Caledonia es lugar señalado. En Grand Terre tendremos puntos como Prony, Tenia, Hienghene, Dumbea Passage o la isla Amédée. La mejor opción es elegir una zona y alquilar un barco para ir moviéndonos por las lagunas varios días. Podemos completar las vacaciones con trekking en las montañas o simplemente disfrutando de las playas y la gastronomía francesa. De noviembre a marzo hay más huracanes. Justo al acabar empieza la mejor época por la llegada de tiburones y mantas.
Fotos: NASA / Ftissantier
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