Pastoreo romántico
La Revolución Industrial supuso uno de los cambios sociales más extraordinarios en nuestra historia. Su origen en la Inglaterra del siglo XVIII provocó que aquí naciera un movimiento ideológico surgido como reacción a esta, el romanticismo. La desconexión del hombre con la naturaleza, la despoblación rural en favor de grandes urbes o la introducción de la máquina y fábricas encontraron respuesta en un movimiento principalmente literario. Pese a algunos precedentes tan influyentes como el incomprendido William Blake, la considerada primera obra del romanticismo es una colección de poemas de William Wordsworth. Este autor fue el líder del grupo denominado Poetas del Lago: Wordsworth, Taylor Coleridge y Southey. Los tres tuvieron en común que establecieron su residencia en distintos puntos del Distrito de los Lagos ingleses. No fue una coincidencia, pues esta región lleva siglos respondiendo a los ideales románticos de la vida rural británica.
Los Lagos ingleses es la zona más accidentada de Inglaterra, aunque no encontraremos grandes alturas. Su pico más alto, Scafell, no llega a los mil metros. Todo el distrito está atravesado por valles y montañas que siguen un patrón radial y son producto de la acción de glaciares durante los últimos dos millones de años. La estudiada geología de los Lagos ingleses tiene una base de duro granito sobre la que estratos más blandos fueron elevados y han sido perfilados por la erosión generando montañas de suave inclinación. El terreno y la altísima pluviosidad, la más alta de Inglaterra, dan seña y nombre a la región. Los lagos son muy numerosos, extensos y profundos, siguiendo generalmente la línea de los valles en forma alargada. Windermere es el más extenso de todos, pero otros como Derwent, Ullswater, Coniston o los pequeños Grasmere y Rydal son igual de escénicos. Las lluvias son responsables de la exuberante vegetación de los Lagos ingleses, pero la fauna es más modesta, siendo las ardillas rojas su especie más famosa.
El paisaje cultural de los Lagos ingleses arranca hace más de 4.500 años, cuando llegaron los primeros grupos de pastores. No fue hasta la Edad de Bronce cuando empezaron a nacer asentamientos tras despejarse el terreno. Los romanos tuvieron presencia en la zona, pero fue con los normandos cuando los Lagos ingleses tomaron su forma actual gracias al reparto entre nobles y monasterios. Al pastoreo de ovejas se sumó la minería preindustrial. En el siglo XVI se popularizaron los campesinos yeoman, con derechos sobre sus pequeños terrenos al margen de los feudos. Progresivamente fueron desapareciendo las zonas de pasto comunales en favor de la propiedad privada materializada en los cerramientos con los omnipresentes muretes de piedra seca. El movimiento romántico dio un nuevo giro a los Lagos ingleses al atraer a viajeros y aristócratas que levantaron villas. El desarrollo tuvo su oportuno contrapunto con el nombramiento del Parque en 1951 que ha favorecido las tradiciones.
Los Lagos ingleses es el Parque Nacional más extenso de Inglaterra, pero aquí los valores son más culturales que naturales y las poblaciones son numerosas. Aunque hablemos siempre de pequeños y encantadores pueblecitos, algunos como Keswick, Windermere, Ambleside o Bowness-on-Windermere cuentan sus habitantes por miles. Afortunadamente, incluso en ellos se ha respetado la arquitectura de piedra típica. Entre los trece valles que componen los Lagos ingleses hay varios puntos de referencia relacionados con el movimiento romántico. Rydal Hall es la principal villa gracias a su edificio del siglo XIX, sus jardines y The Grot, una pequeña cabina con vistas a una cascada que inspiró a autores como Wordsworth. Cerca está Rydal Mount, hogar del poeta durante 37 años, donde se mudó tras vivir en el Dove Cottage de Grasmere, asociado también a otro romántico, Thomas de Quincey. Por todo el Distrito hay una gran variedad de sitios históricos como restos romanos, círculos megalíticos y ruinas de minas, molinos, abadías o asentamientos.
El Distrito de los Lagos ingleses es el Parque británico más visitado y uno de los focos nacionales de turismo, aunque más entre los propios ingleses. Se puede llegar en tren y luego hay autobuses internos, pero sin duda un coche propio nos dará más libertad. Podemos destinar el tiempo que queramos, pero al menos un par de días son necesarios para tener una idea completa del lugar. La principal actividad es el senderismo y para ello hay rutas para todos los gustos: Catbells Lakeland, Derwentwater u Orrest Head son sencillas, mientras que Helvellyn o el pico Scafell más duras. También son típicos los paseos en barca, más habituales en verano, cuando la lluvia da más treguas, pero también los atascos son más habituales. Además de los románticos, Beatrix Potter, autora de los famosos cuentos infantiles de Peter Rabbit, tiene aquí varios puntos de referencia. Los pubs son lugar de referencia para la gastronomía local, muy centrada en el cordero, la trucha y la famosa salchicha de Cumberland.
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