Paraíso inadvertido
Cuando los británicos empezaron a navegar el lejano mar de Tasmania, los polinesios habían ocupado ya casi todas las islas de suficiente tamaño para permitir un asentamiento. Aunque no todas. En 1778, Henry Lidgbird Ball era el capitán del HMS Supply cuando navegaba por el mar junto a un grupo de convictos. Su misión era abrir un penal en la isla de Norfolk. A medio camino, Ball avistó una isla completamente desconocida. El capitán volvió cuando tuvo oportunidad y confirmó el descubrimiento. No había rastro de polinesios: la isla era un paraíso completamente virgen. A su lado encontró una serie de 27 islas, islotes y peñones que conforman el grupo de las islas Lord Howe. Todas tienen en común su origen volcánico: hace unos siete millones de años que emergieron desde el mar. Howe es importante por su biodiversidad, a medio camino entre el frío sur y el trópico. De hecho, en Howe se encuentra la barrera de coral más al sur del mundo.
La isla principal lleva el nombre del primer lord de la marina británica en el momento del descubrimiento. Tiene forma alargada, con diez kilómetros de longitud y algún punto con solo 300 metros de ancho, justo donde se forma la laguna con coral. Es bastante accidentada y en el sur alcanza los 875 metros en el monte Gower. La isla está sujeta a una fuerte erosión por su composición y se estima que lo que vemos ahora es 1/40 de la isla original. Es muy probable que Howe se sumerja del todo en unos miles de años. Unos kilómetros al sur está la segunda isla más representativa, a la que Ball puso su nombre: la Pirámide de Ball. Lo de pirámide responde a su verticalidad, pues esta isla tiene en su lado más largo apenas un kilómetro y sin embargo se alza hasta 562 metros. Fue escalada por primera vez en 1965.
Hasta 1834 la isla no fue habitada de forma permanente. Hasta ese momento se utilizaba ocasionalmente como descanso, sobre todo por parte de barcos balleneros. Tres familias se establecieron ese año con el fin principal de suministrar a los balleneros. A pesar de vivir en un ambiente paradisíaco, aceptaron el dinero que les propusieron unos empresarios que querían establecerse en la isla de forma más organizada. La vida en el paraíso no era tan atractiva como se las habían prometido. Estos empresarios, sin embargo, no consiguieron todos los permisos necesarios de Nueva Gales del Sur y dejaron la isla a su suerte, más aún cuando el petróleo sustituyó al aceite de ballena. Poco a poco fue creciendo en población y vivió un impulso que todavía dura con la exportación de la palmera de kentia. Hoy día es la palmera decorativa de interior más popular en el mundo. Como tal, supone la principal actividad económica de las alrededor de 350 personas que viven en la isla.
El grupo de islas está protegido desde 1981, así como las aguas circundantes. En la isla principal, el 75% es Parque Nacional. Esta protección responde sobre todo al valor de su biodiversidad, que por la lejanía a otros territorios ha desarrollado un endemismo muy acusado. La mitad de la flora es endémica, aunque se parece bastante a la de otras islas del Pacífico. Destacan las palmeras del género Howea, uno de los cinco géneros endémicos. Muchos animales fueron catalogados ya en los primeros años y eso les ha salvado del olvido, pues unos cuantos se han extinguido por la caza y presencia humana. Howe es aun así un paraíso ornitológico: se han registrado 202 especies de aves distintas. Se dividen entre las que crían en Howe, las que están de paso en su migración y las endémicas. De entre estas, la más relevante es el rascón de la Lord Howe. También un insecto atrae la atención de biólogos: el Dryococelus Australis es un insecto palo que se creía extinguido. Sin embargo, hace poco se encontraron 24 unidades en un arbusto de la pirámide de Ball. Cambió así su categoría: de extinguido a ser considerado el insecto más raro del mundo.
El turismo ha sido la segunda actividad de la isla desde tan pronto como 1932, cuando un servicio marítimo empezó a conectar regularmente la isla con la costa australiana en Port Macquarie, a 600 kilómetros. Ahora está controlado para no masificar un territorio que es Parque Nacional, por lo que solo 400 turistas pueden estar simultáneamente en Lord Howe. En 1974 se abrió el aeropuerto y hay vuelos desde Brisbane y Sídney. Las actividades son las esperables de una isla paradisíaca: snorkel, buceo, avistamiento de pájaros, ascenso guiado al monte Gower y por supuesto sus increíbles playas, entre las que destaca la de Ned. No se puede acampar, pero tampoco es muy necesario por el tamaño de la isla. El medio de transporte más habitual es la bicicleta. Lo ideal es ir en el verano austral, de noviembre a marzo.
Foto: sydneydawg2006 / Jon Clark
Comentarios recientes