Agua para todo y todos
En la historia de las ciudades, un factor común en toda época ha sido el tratamiento del agua, tanto para proveerla como para tratarla con sistemas de alcantarillado. El sistema pionero se halló en el valle del Indo hace más de cuatro milenios, pero hasta el siglo XIX fue una cuestión no del todo resuelta. Con el crecimiento urbano de la Revolución Industrial, el problema se tornó imprescindible para reducir la propagación de enfermedades, además de satisfacer necesidades modernas como la obtención de energía hidráulica. Un ejemplo paradigmático de los sistemas de gestión de agua europeos lo encontramos en Augsburgo. De orígenes romanos, esta ciudad bávara ha mantenido durante siete siglos un completo sistema que separa aguas para el consumo humano y otros usos, alcantarillado, energía hidráulica e incluso refrigeración. Este sistema, además, ha sido siempre gestionado bajo un modelo de gobierno que ha implicado tanto las autoridades locales como los ciudadanos.
Del 15 a.C., Augsburgo está entre las ciudades alemanas más antiguas. Su nombre recuerda el emperador al frente del Imperio entonces, Augusto. Inicialmente un campamento, luego se convirtió en la capital de la provincia de Recia. Su principal virtud era estar en un cruce de las rutas comerciales, con acceso rápido a los pasos de los cercanos Alpes. Otro factor geográfico que sería clave en el sistema de gestión hidráulica fueron los ríos Lech y Wertach, unidos justo en el extremo norte de Augsburgo. La cuestión política tomó forma desde el siglo XIII, cuando fue nombrada ciudad imperial libre. Esto atrajo riqueza gracias a los potentes gremios, banqueros y comerciantes e implicó mucha autonomía. También conllevó disputas religiosas tras la Reforma que se resolvieron con la Confesión de Augsburgo, una pionera política de respeto a la minoría católica. Tras un convulso siglo XVII y el auge industrial del XIX, Augsburgo sufrió considerables daños en la II Guerra Mundial, aunque su sistema de aguas salió prácticamente indemne.
Este sistema radica en el abundante acuífero subterráneo bajo la ciudad, que emerge en forma de numerosos arroyos que riegan especialmente la zona de Stadtwald, un parque boscoso al sureste del núcleo urbano. Al menos desde el siglo XIII, está generosa hidrología fue puesta al servicio de los habitantes de Augsburgo gracias al tendido de numerosos canales que parten del aliviadero de Hochablass en el Lech y de Galgenablass en pleno Stadtwald. Estos canales proporcionaban agua y energía a los talleres y viviendas de Augsburgo. Ambos usos fueron estrictamente diferenciados desde 1545 en un hito del tratamiento de aguas. Hasta el siglo XIX, Augsburgo confío en este sistema complementado con estaciones de bombeo y torres de agua. En plena Revolución Industrial se acometieron nuevos trabajos hidráulicos. Las aguas del Wertach fueron también divertidas para crear un canal que finaliza en una central hidroeléctrica. Poco después, al norte de la ciudad se abrió un nuevo canal de 18 kilómetros de longitud con sucesivas centrales hidroeléctricas.
Este patrimonio de Augsburgo comprende primero la tupida red de canales que atraviesa todo el centro histórico: Vorderer Lech, Schwallech, Stadtbach, Brunnenbach, etc. Un innovador uso de estos canales fue el de atravesar subterráneamente la planta cárnica de Stadtmetzg, del siglo XVII, para su refrigeración y posterior retirada de desperdicios. En el abastecimiento de agua potable tenemos distintas infraestructuras antiguas en los centros de Rotes Tor, Unterer Brunnenturm y Vogeltor. Hábiles hasta el siglo XIX, incluyen depósitos, acueductos, estaciones de bombeo, puentes y fuentes. En la histórica Hochablass se modernizaron las redes de abastecimiento con una estación de bombeo con turbinas tras la reconstrucción a comienzos del siglo XX, necesaria tras varias crecidas del río. Otros elementos contemporáneos son las diez centrales hidroeléctricas, algunas de ellas pioneras en su época como Fabrikkanal, Senkelbach, Singold y Stadtbach, todas del siglo XIX. Más artísticamente, el sistema incluye tres fuentes monumentales barrocas de finales del XVI y comienzos del XVII: Augusto, Mercurio y Hércules.
Augsburgo es una turística ciudad a menos de una hora de Múnich por carretera o tren. Su centro merece un paseo en el que pasando por Maximilianstrasse hasta la plaza del ayuntamiento veremos las tres fuentes monumentales. Un poco al este se encuentran varios canales paralelos. También en el centro se visitan habitualmente las infraestructuras hidráulicas en Rotes Tor. Medio día lo podemos dedicar enteramente al inmenso Stadtwald, paseando o yendo en bicicleta mientras vemos canales y la infraestructura de Hochablass y Galgenablass. Para los amantes de las canoas, otro punto imprescindible es el Eiskanal, creado expresamente para las Olimpiadas de 1972. Si queremos simplificar se ofrecen paseos guiados por los distintos puntos históricos. Además, en Augsburgo merecen la pena su ayuntamiento, museo romano y Fuggerei, complejo de viviendas sociales más antiguo del mundo. Son también famosos el teatro de marionetas y las tartas Zwetschgendatschi.
Fotos: Ubutux / riesebusch
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