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Alhambra, Generalife y Albaicín de Granada

Alhambra, Generalife y Albaicín de Granada

Andalucía (España)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 29 10, 2021
  • Category:

Último esplendor


En 1212 tuvo lugar una relevante batalla entre los reinos cristianos de la península ibérica y los almohades musulmanes. La victoria cristiana aceleró su avance multiplicando las conquistas. Sin embargo, unos nuevos dirigentes musulmanes tuvieron la habilidad suficiente para mantenerse en el poder más de 250 años: los nazaríes. Se reagruparon en la montañosa Andalucía oriental, en torno a Granada, fundando su propio emirato. Un acuerdo de pleitesía con Castilla y la conexión comercial norteafricana fueron suficientes para hacerles perdurar. Acogieron a los musulmanes expulsados de territorios cristianos revitalizando el barrio granadino de Albaicín, ejemplo de urbanismo musulmán mezclado con arquitectura andaluza. Pertrechado en una colina, el río Darro lo separa de uno de los monumentos musulmanes más excepcionales que existen: la Alhambra. Sede palaciega de los nazaríes, aquí se encuentra también el excepcionalmente conservado jardín de Generalife.

Vista de la Alhambra desde el Albaicín

Bajo este nombre, Granada nace en el siglo XI al desmoronarse el califato de Córdoba. Lo hace sobre un asentamiento íbero y seguramente una fortaleza romana en la alcazaba de la Alhambra. En esta etapa, protagonizada por la dinastía zirí, se concentra en la colina de Albaicín. Muhammad ibn Nasr cambiaría la historia local al fundar la dinastía nazarí tras la huida almohade y consecuentes turbulencias. En 1238 creó el emirato de Granada e inició las obras que transformarían la Alhambra en un complejo palaciego. Fue tomando forma a lo largo de los siglos XIII y XIV con distintos edificios y el complemento del Generalife, jardín regado por un complejo sistema de acequias. El comercio portugués con África en el siglo XV minó económicamente al emirato, que se convirtió en un objetivo fácil para la reciente unión de coronas castellana y aragonesa. Poco después, el rey Carlos I levantó un palacio renacentista, pero la Alhambra perdió paulatinamente su relevancia hasta el siglo XX.

La era nazarí y su Alhambra representan una etapa musulmana libre de influencias bizantinas en la arquitectura y unas artes decorativas con profuso uso de yesería, madera, artesonado, mocárabes, estuco, cerámica e inscripciones. El material de base, arcilla roja, da nombre a la Alhambra, asentada sobre una colina aplanada más de 700 metros. Se divide en tres partes: Alcazaba, Palacios Nazaríes y la medina de cortesanos y oficiales, en peor estado aunque cuenta con el denominado Paseo de las Torres. La Alcazaba se asienta en el extremo oeste, en un saliente que domina el paisaje incluyendo el punto más alto, la Torre del Homenaje. Es la parte más antigua y su función era puramente defensiva. El despliegue artístico lo tenemos en los palacios nazaríes, compuestos principalmente por Comares y Leones. El primero gira en torno al patio de los Arrayanes y cuenta con la sala más grande, el Salón de Embajadores. En el segundo se encuentra el Patio de los Leones, joya de la Alhambra gracias a sus 124 columnas de mármol y la excepcional fuente central.

Mocárabes del patio de los leones de la Alhambra

Un elemento fundamental de la Alhambra es el agua, protagonista absoluto del Generalife, villa de descanso de los sultanes donde se integran jardines, huertos y arquitectura. Situado en el este, fuera de las murallas, su acceso se realizaba desde el río Darro a través de la Cuesta de los Chinos. Restaurado con menos criterio que los palacios, la atención la centran el Patio de la Acequia y el Jardín de la Sultana, que recuerdan a los jardines persas. Al otro lado del Darro llegamos al Albaicín, el barrio más modificado desde la derrota nazarí. Además de proporcionar las mejores vistas de la Alhambra en la plaza de San Nicolás, este intrincado barrio conserva el urbanismo medieval musulmán. El estilo de las viviendas es típicamente andalusí, con gruesos y sencillos muros hacia el exterior, pero ricos patios interiores. Entre la arquitectura musulmana superviviente destacan los baños de El Bañuelo o el palacio Dar al-Horra.

Pese a tener un pequeño aeropuerto, la mejor manera de llegar a Granada es por carretera. Se encuentra, por ejemplo, a hora y media de Málaga. Podemos alojarnos en la propia Alhambra a un coste prohibitivo, pero casi todo el mundo se acumula abajo, cerca de la catedral que cuenta con otro monumento imprescindible, la capilla de los Reyes Católicos. Recorriendo la calle de Darro dejaremos a cada lado Albaicín y Alhambra. En el primero lo ideal es perdernos e ir sumando vistas de la Alhambra, especialmente recomendable al atardecer. Para acceder a esta hay distintas modalidades y entradas, pero una máxima es reservar con antelación, porque los visitantes suben y hay cupo diario en los palacios nazaríes, donde la visita viene con hora fijada. Una visita muy especial a los palacios nazaríes es la nocturna. Por la noche es también típico acercarse a un tablao flamenco del barrio gitano de Sacromonte, continuación del Albaicín. Granada es uno de los mejores lugares de tapeo de España, concentrado alrededor de la calle Elvira.

Fotos: Marco Nürnberger / CARLOS CALAMAR

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