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Bam y su paisaje cultural

Bam y su paisaje cultural

Kermán (Irán)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 3 01, 2022
  • Category:

Terremoto de adobe


El qanat es un sistema de recolección y transporte de agua propio de las regiones más áridas de Persia. Ideado en el primer milenio a.C., fue fundamental para crear ciudades hasta en los desiertos más severos. Un qanat está compuesto básicamente por varios acueductos subterráneos que hacen salir a la superficie el agua de acuíferos gracias tan solo a la acción de la gravedad. Por ello es importante construirlos en zonas con pronunciado desnivel. Un ejemplo es la falla de Bam, un accidente geológico que permitió fundar la ciudad homónima antes de nuestra era. Sin embargo, la falla de Bam no deja de ser producto de la actividad sismológica iraní. Aunque nunca se habían registrado accidentes reseñables, el 26 de diciembre de 2003 la tierra tembló al oeste de la falla, justo debajo de Bam. Esta tragedia nacional se llevó por delante a más 26.000 personas, en gran parte por el tipo de construcción típica de la ciudad, el adobe. Su ciudadela o Arg-é Bam, aunque ya despoblada, sufrió graves pérdidas patrimoniales que paulatinamente se han ido restaurando devolviendo la luz a un excepcional paisaje urbano de color barro.

Vista de Bam

Paradójicamente, gracias al terremoto y las labores de reconstrucción hemos conocido más la historia de Bam, pues las fracturas permitieron analizar las capas arqueológicas. La fundación se basó desde el comienzo en unos qanats tan básicos para Bam que fueron en 2003 el primer objetivo de las labores de reconstrucción. Aunque hay fuentes que sitúan a Bam en tiempos aqueménidas, el registro arqueológico nos lleva a la época parta, siglo II a.C. El tipo de arquitectura marca continuas renovaciones y la primera construcción como tal es la fortaleza sasánida Qaleh Dokhtar, unos cientos de metros al norte de la ciudadela. Es del siglo VII, poco antes de la llegada de los musulmanes a Bam, sus principales impulsores. La ciudad se desarrolló como cruce comercial dentro de la Ruta de la Seda, pero también por su agricultura y artesanía textil. El siglo XII fue inestable y en el XIII cayeron las murallas a manos del señor de Zozan. Paulatinamente se fueron restaurando hasta llegar al siglo XVI, segundo cénit de Bam bajo la dinastía persa safávida, cuya arquitectura es la más visible hoy.

Bam apuntaló su relevancia en la producción de seda, lana y cachemira, pero sumó también un nuevo rol como ciudad fronteriza persa. El siglo XIX trajo un crecimiento urbano imparable que desbordó mucho más allá de los límites de las murallas de la ciudadela, cuya zona residencial empezó a ser abandonada en favor de viviendas más espaciosas y modernas. El barrio gubernamental de Arg-é Bam estuvo en manos del ejército hasta los años 30 y luego toda la ciudadela fue protegida legalmente. Además, los propios habitantes de Bam siguieron utilizando algunas estructuras como las mezquitas. El adobe hizo necesarias varias campañas de restauración que se mostraron inútiles ante la virulencia del terremoto de 2003. Nada más acontecer, el gobierno iraní prometió volver a levantar una ciudadela con una arquitectura única que combina tres técnicas básicas: los ladrillos de barro cocido khesht, las capas de barro chineh y las estructuras abovedadas. Todo ello en un plano ortogonal delimitado por una muralla de casi dos kilómetros con 38 torres, cuatro puertas y un foso.

Zona gubernamental de Bam

La entrada principal del sur, muy dañada en el terremoto, da paso a la zona residencial dominada por su enorme bazar. Entre los principales edificios se encuentran la mezquita congregacional, una de las más antiguas de Irán, el complejo Mirza Na’im y la casa Mir. Fuera de las murallas se encuentra el Yakhchāl, destinado en su día a producir hielo en las frías noches invernales de Bam para refrescar los duros días de verano. En este desértico lugar las temperaturas oscilan unos sesenta grados. El barrio gubernamental está en una zona rocosa y elevada del norte de la Ciudadela. Sufrió especialmente la virulencia del terremoto al concentrar su energía. Esta zona tiene su propia muralla doble que protege la residencia del gobernador, barracones militares, establos, recursos hidrológicos para resistir asedios como un profundo pozo y otros edificios como el quiosco safávida Chaharfasl.

Tras años de prolongadas obras de reconstrucción, hoy la ciudadela de Bam está básicamente restaurada en su estado original, aunque inevitablemente tiene cierto aire artificial pese al rigor. Aprovechando la situación se ha dotado a la ciudadela de una mayor estabilidad estructural ante nuevos terremotos y también para habilitar infraestructuras para que el turismo no afecte al lugar. Este turismo está empezando paulatinamente a regresar. Aunque tiene su propio aeropuerto, muchos viajeros llegan desde Kermán, unas dos horas al noroeste. Es factible hacer el viaje de ida y vuelta en el día e incluso muchas excursiones ofertadas añaden una visita a los márgenes del tórrido desierto de Lut. En Bam son muy típicos los dátiles y los productos textiles.

Fotos: Diego Delso / Diego Delso

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