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Barrio histórico de la ciudad de Colonia del Sacramento

Barrio histórico de la ciudad de Colonia del Sacramento

Colonia (Uruguay)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 8 02, 2021
  • Category:

Pionera y disputada


Durante casi dos siglos, el territorio que hoy ocupa el estado de Uruguay funcionó como colchón entre las dos grandes potencias coloniales sudamericanas: España y Portugal. La beligerancia de los indígenas y la ausencia de oro y plata había llevado a un prudente desinterés que, de paso, reducía la tensión. Aunque los españoles levantaron una primera colonia en 1624, Soriano, la actividad se intensificó a finales del XVII. Portugal golpeó primero con la fundación de Sacramento y España respondió con Montevideo. La primera ejemplifica la lucha que se inició entre ambas, pues durante décadas cambió repetidas veces de manos hasta la victoria española. Fue solo parcial, pues con la independencia retornaron las hostilidades, pero ya entre Río de la Plata, precedente de Argentina, y Brasil. En 1828 se firmó la solución más razonable con la creación de un nuevo estado, Uruguay, con capital en Montevideo. El barrio portugués de la modesta Sacramento conservó así su mezcla única de estilo portugués y español al que se sumaron estilos poscoloniales. 

Calle Suspiros en Colonia del Sacramento

El choque entre Portugal y España tenía como objetivo dominar el estuario del Río de la Plata, justo donde, frente a Sacramento, se sitúa Buenos Aires. Hoy muy relevante, durante el periodo colonial España favoreció el comercio por la conexión Lima-Panamá, por lo que no prestó mucha atención al estuario o Buenos Aires. Mientras tanto, el portugués Pedro II decidió resolver dónde se acababa su colonia brasileña, para lo cual encargó a Manuel Lobo penetrar por el Río de la Plata y fundar Sacramento a comienzos de 1680. Antes de acabar el año, España, viendo la jugada, ya había conquistado la ciudad tras no recibir respuesta a su disolución. Se había elegido la isla de San Gabriel para el asentamiento, pero tras la devolución a Portugal vía acuerdo de paz, Sacramento se restituyó en la costa. Por si acaso, el gobernador Cristóvão Dornelas Abreu ordenó levantar las primeras murallas mientras la colonia se empezaba a desarrollar gracias a la ganadería y al comercio de contrabando por el estuario. 

Sacramento arrancó una dinámica que durante más de un siglo le llevó a ser una habitual de los tratados de paz, cuando España la devolvía tras una conquista. En los habituales asedios y conquistas, la ciudad salía dañada y se renovaba. Cuando no había guerra, Sacramento aprovechaba para desarrollarse, especialmente bajo Antonio Pedro de Vasconcellos. De aquí partieron, por ejemplo, las expediciones de bandeirantes que descubrieron vetas de oro y diamantes en Minas Gerais. En 1777, Sacramento pasó de forma estable a manos españolas, aunque su diseño no fue alterado. Esto supone que, pese a estar en una zona de influencia española, su diseño rompe los esquemas típicos en damero. Sacramento no solo heredó de Portugal un diseño menos ordenado y más adaptado a la colina en que se asienta, sino que mantuvo su estilo. Las guerras del siglo XIX infringieron fuertes daños a la iglesia principal y ni siquiera la independencia trajo la paz definitiva. No fue hasta 1859 que Uruguay se sintió cómoda para derribar sus murallas y acometer una modernización respetuosa con el pasado.

Faro en el barrio histórico de Colonia del Sacramento

Esta modernización fue limitada, porque entonces el polo de poder había virado con fuerza hacia Montevideo, que creció muy por encima de Sacramento. No obstante, esta se extendió más allá del barrio histórico, que ocupa la parte oeste de la península original del asentamiento. El eje principal lo marca la calle ltuzaingo, que la corta de norte a sur. El peso de la historia se nota y ya no existen el palacio del gobernador ni la ciudadela, identificados arqueológicamente. Solo el faro y la iglesia del Santísimo Sacramento, de 1808, alcanzan altura más allá del primer piso que tienen como máximo las viviendas del centro, desde las modestas casas de artesanos a las más grandes de comerciantes como Casa de Nacarello, ejemplo portugués del XVIII. En todo caso, Sacramento no es especialmente monumental y su encanto reside en sus pequeñas plazas, callejones y el firme de adoquines portugueses que sobrevive en calles como los Suspiros.

Sacramento es un atractivo turístico especialmente para los visitantes de Buenos Aires. La capital argentina está al otro lado del Río de la Plata bien conectada por ferris que hacen el trayecto en poco más de una hora. En Uruguay se llega en unas tres horas desde Montevideo. En ambos casos es una visita ideal de un día, tiempo de sobra para dar un buena paseo por el centro y visitar alguno de los sencillos museos que comparten entrada única. Merecen la pena el museo municipal en Casa del Almirante Brown o el Museo Portugués. Si queremos una panorámica general de la ciudad podemos subir al faro. Si venimos de Buenos Aires, Sacramento es un lugar ideal para probar la gastronomía uruguaya, muy marcada por la carne a la parrilla y con especialidades como el sándwich chivito.

Fotos: Rod Waddington / Diego Delso

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