Bosque medieval
El bisonte es uno de los animales más carismáticos de la Europa prehistórica e histórica. Representado en cuevas paleolíticas como Altamira y Lascaux, el crecimiento poblacional debido a la agricultura empezó a reducir drásticamente su hábitat. En el siglo XVI se iniciaron las primeras iniciativas para garantizar su supervivencia, pero a comienzos del siglo XX solo sobrevivía una pequeña población en un bosque compartido por Polonia y Bielorrusia: Bialowieża. La I Guerra Mundial fue fatal para las escasas manadas de este inmenso mamífero herbívoro de 700 kilogramos de peso. En 1921 se cazó el último ejemplar libre, siendo objetivo desde ese momento la reintroducción desde poblaciones cautivas. El éxito de la empresa ha llevado a que hoy podamos ver de nuevo centenares de ejemplares en Bialowieża, cuyas virtudes como bosque primario no se detienen aquí. Sus 140.000 hectáreas son también refugio para numerosas especies como lobos, nutrias o linces.
Bialowieża es el principal reducto de la ecorregión del bosque mixto de Europa central. Desde Alemania hasta Rusia, esta ecorregión de tierras bajas estaba forrada de tupidos bosques hasta el desarrollo agrícola. Aunque algunas zonas se han replantado, solo en lugares como Bialowieża tenemos bosque primario. Estos tienen un comportamiento diferente al de las zonas reforestadas. Además de mayor variedad de especies, una diferencia clave es el papel de la madera muerta erguida o depositada en el suelo. Algunos árboles caídos son famosos en Bialowieża, como varios robles de gran grosor que murieron tras siglos de vida. Así le ocurrió al roble de Jagiełło, el más famoso. Otros como el gran Mamamuszi superan los seis metros de circunferencia en su tronco principal y gozan de buena salud. Aunque los robles son la especie más extendida e icónica de Bialowieża, el bosque es un mosaico de distintas comunidades arbóreas. Además, en Bialowieża abundan zonas húmedas como riberas fluviales y cenagales como Dikoye.
La variedad de ecosistemas y el estado de conservación de Bialowieża convierten a esta región en una de los principales puntos calientes de biodiversidad europea. Bialowieża es refugio para muchas especies de flora entre las más de mil plantas vasculares y 1.500 macrofungi. Estos hongos utilizan como base la madera muerta, que es también fundamental para las numerosas especies de insectos saproxílicos. Si ascendemos por la cadena trófica encontraremos icónicos reptiles como el galápago europeo, más de 250 aves con especies de pájaros carpinteros, búhos y águilas a la cabeza y finalmente los 59 mamíferos. Entre los herbívoros hay animales típicos de bosque europeo como ciervos, alces y jabalíes que son depredados por lobos grises y linces. Otros pequeños mamíferos como roedores o mustélidos también están presentes, pero la especie por excelencia es el bisonte europeo. Suponen un alto porcentaje de los que viven en libertad. El éxito de la cría en Bialowieża ha sido tal que desde Polonia y Bielorrusia se han exportado centenares para repoblar otras regiones.
Este éxito de cría descansa sobre la base de una prolongada protección. El primer documento haciendo referencia a esta está datado en 1538, cuando el rey polaco Segismundo I penó con la muerte a cualquiera que cazara furtivamente un bisonte. La localidad que da nombre al bosque, que nació a partir de un pabellón de caza, se convirtió un siglo después en centro de guardas forestales. Se dividió el bosque en áreas triangulares a cargo de distintas familias. Las particiones de Polonia a finales del siglo XVIII dejaron desprotegido Bialowieża durante unas décadas antes de que el zarato ruso volviera a introducir medidas de conservación. Algunas de estas, sin embargo, pasaban por la aniquilación de los depredadores naturales de los bisontes. Tras la extinción de estos llegó el nombramiento como Parque Nacional, que fue refrendado por Polonia en 1947 tras la II Guerra Mundial. Pese a todo, Bialowieża no está fuera de peligro y en los últimos años ha habido numerosos debates sobre la pertinencia o no de talar secciones del bosque para evitar incendios y plagas.
El turismo no está entre las principales amenazas de Bialowieża gracias a las limitaciones. En su sección más protegida solo podremos acceder en grupos reducidos con un guía forestal. Este recorrido estándar consta de unos siete kilómetros de paseo completados en tres horas. Fuera de la zona más protegida, la diversidad de excursiones es superior y existen recorridos en vehículo o andando específicos para distintas especies, incluyendo por supuesto los bisontes. Si queremos asegurarnos ver estos podemos acercarnos a algún centro de cría que hace las veces de zoo. También podemos realizar paseos por nuestra cuenta, siendo muy habituales los recorridos en bicicleta de montaña. Los centro de visitantes de referencia, con museo incluido, están en Kameniuky en Bielorrusia y Bialowieża en Polonia. Las excursiones varían estacionalmente tanto como el bosque en sí, siendo cada época ideal para distintas actividades.
Fotos: Ministry of Foreign Affairs of the Republic of Poland / FarbenfroheWunderwelt
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