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Bosques primarios de hayas de los Cárpatos y de otras regiones de Europa

Bosques primarios de hayas de los Cárpatos y de otras regiones de Europa

Albania, Austria, Bélgica, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Francia, Alemania, Italia, Croacia, Chequia, Macedonia del Norte, Polonia, Rumania, Eslovaquia, Eslovenia, España, Suiza y Ucrania

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 24 11, 2019
  • Category:

Versatilidad en clima templado


El género Fagus suma once especies que tienen en común su presencia en climas templados del hemisferio norte, esto es, buena parte de las zonas más pobladas del mundo. Los subgéneros más comunes tienen robustos troncos y un cuerpo grisáceo con desordenadas ramas. La más común y cultivada es el haya europea o Fagus sylvatica. En la naturaleza, un haya puede fácilmente alcanzar los 25 metros y tener gruesas ramas, aunque su crecimiento es lento. Pese a que tiene unas necesidades concretas de temperatura, drenaje y humedad, si algo caracteriza a este árbol es la versatilidad. De Suecia al norte de Italia es posible ver hayas salvajes, aunque generalmente en bosques reducidos. Los colonizan de forma persistente, generación tras generación, violando las leyes naturales más estables y eliminando a competidores como los robles al reducirles la luz. Más allá de valores objetivos, las hayas son famosas por el ambiente que crean: espacios neblinosos y oscuros en los que las ramas tienen aspectos fantasmagóricos. Además, el otoño acentúa esta imagen con el manto amarillo que forman. Punteados por muchos países de Europa sobreviven algunos de los hayedos más bellos y antiguos del continente.

Hayedo en el Parque Nacional de los Balcanes Centrales búlgaro

El haya es un árbol cuya expansión le debe todo al final de la Edad de Hielo. Por entonces sobrevivían poblaciones dispersas que se propagaron, especialmente hacia el norte, cuando las condiciones de temperatura y humedad cambiaron. En general lo hacen en laderas montañosas, pues a campo abierto suelen sufrir por la exposición al sol. Los hayedos prosperaron en distintos ecosistemas y climas. Aunque siempre sea la misma especie, cada haya se adapta a su contexto. Lo hace especialmente en sus asociaciones con otras plantas, líquenes u hongos. Es otra imagen clásica de las hayas: la vegetación que las cubre. Es una simbiosis, porque al haya le permite retener humedad y crecer más. Estos bosques llegaron a ocupar un 40% de Europa, pero su crecimiento coincidió con el de las poblaciones humanas, que los talaron para aumentar espacios productivos. También ha habido intervenciones favorables como en el bosque belga de Soignes. Aparentemente es un lugar natural, pero inicialmente fue obra del paisajista Joachim Zinner.

Según las hayas subían su latitud, bajaba la altitud para mantener la temperatura. Los hayedos de Alemania no exceden los 600 metros y llegan hasta la costa en Jasmund. Al estar en zonas menos abruptas, las talas históricas han sido más fuertes. A nivel turístico es destacable Hainich por su paseo elevado entre las copas de las hayas. Si queremos ir a zonas más primarias, el arco formado por Eslovaquia, Ucrania y Rumanía en los Cárpatos es el destino. Aquí alcanzan, en Satanіvska Dacha, su zona de transición hacia otras especies de haya orientales. También están los bosques más extensos, como el de Uholka-Shyrokyi Luh en Ucrania, que tiene ejemplares de 55 metros de altura, o Cheile Nerei-Beușnița en Rumanía. Mucho menor, pero con inmensos ejemplares, es el eslovaco de Havešová. Muchos bosques comparten una antigua y estricta conservación que impide incluso el acceso. La excepción más turística la supone el de Stužica en Eslovaquia, que continúa como Stuzhytsia en Ucrania.

Hayedo de Montejo en España

Casi como continuación de los Cárpatos, los Balcanes y los Alpes contienen hayedos excepcionales de respetable tamaño. No obstante, casi siempre forman islas como en el Parque Nacional de los Balcanes Centrales búlgaro. En el caso de los Alpes austríacos, los hayedos demuestran su adaptabilidad a circunstancias como la nieve, como ocurre en el Parque Nacional Kalkalpen. Sucede lo mismo en el hayedo Hajdučki i Rožanski Kukovi, del Parque Nacional croata de Velebit, donde los hayedos se encuentran en su mayor altitud. Además, un durísimo viento les hace retorcerse sobre sí mismos. En el croata Paklenica y el albano Rrajca los Balcanes introducen el clima mediterráneo. Lo mismo ocurre en Krokar, Eslovenia, un bosque de alta importancia en el pasado como laboratorio botánico.

Los hayedos italianos representan la capacidad de colonización posglacial, llegando tan al sur como en Cozzo Ferriero. La zona más relevante está en el Parque Nacional Abruzzo, Lazio y Molise, en los Apeninos. Si normalmente un haya alcanza 150 años, aquí tenemos ejemplares con más de 500 que además comparten espacio con osos pardos. Su cercanía a Roma lo hace fácilmente visitable y tiene muchos kilómetros de senderos. En España, concretamente en Ayllón, los hayedos no solo tienen que soportar más temperatura, sino mucha sequedad. Aquí el hayedo más conocido es el de Montejo; tanto, que exige reserva por encontrarse cerca de Madrid. En la cornisa cantábrica y Pirineos retornamos a zonas húmedas, aunque por la latitud siguen teniendo bastante altitud. Son hayedos poco conocidos en zonas turísticas como la Selva de Irati y los Picos de Europa.

Fotos: Angel Ispirev / Dapatxi

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