Megalitismo noroccidental
Irlanda, tercera isla más extensa de Europa, estuvo unida al resto del continente hasta aproximadamente el año 10000 a.C. De poco antes data la primera evidencia de ocupación humana, aunque la presencia continua tendría que esperar al 8000 a.C. Estas primeras comunidades eran de cazadores-recolectores que explotaban una isla muy diferente, repleta de bosques y caza mayor. Aproximadamente hace 5.000 años llegaron las primeras comunidades agrícolas introduciendo los cereales y el ganado. En Céide Fields se encuentran, por ejemplo, las divisiones parcelarias más antiguas conocidas. Tienen alrededor de 5.000 años, más o menos la misma antigüedad que el área de Brú na Bóinne. Localizado cerca de Dublín, estamos ante la principal muestra de arte megalítico de la isla y la más extensa de Europa. Precediendo a Stonehenge varios siglos, este centro social, económico, religioso y funerario de la cultura Boyne tiene su referencia en Knowth, Newgrange y Dowth.
La cultura Boyne hace referencia al río homónimo, de apenas 112 kilómetros de longitud, pero mucha historia, incluyendo batallas con los ingleses, la sede real de Tara y los más de noventa monumentos megalíticos de Brú na Bóinne. Esta zona fue ocupada en dos etapas diferentes gracias a su cercanía al mar, apenas quince kilómetros, y la defensa que ofrece el río gracias a un pronunciado meandro que protege tres flancos. Se estima que la ocupación empezó hace 6.000 años con una cultura hermanada con Gran Bretaña y el noroeste de la península ibérica. De esta etapa son los principales monumentos, siempre circulares. La escala de las construcciones funerarias de Brú na Bóinne nos habla de una sociedad con alto grado de organización. Pasada esta intensa fase constructiva, hasta comienzos de la Edad de Bronce hay constancia de usos rituales y henges de madera. Luego, la zona fue progresivamente abandonada hasta la llegada de la Edad de Hierro en el año 500 a.C., cuando las estructuras megalíticas comenzaron a ser parasitadas por distintas culturas.
La historia arqueológica de Brú na Bóinne se remonta más de un siglo, pero las principales campañas arrancaron en los años 60. Michael J. O’Kelly y George Eogan, responsables de Newgrange y Knowth respectivamente, investigaron y restauraron las tumbas tras siglos de abandono y expolio. Junto a Dowth forman el trío de tumbas de corredor más destacables en Brú na Bóinne. Esta tradición funeraria, probablemente iniciada en la Bretaña francesa, se extendió al norte de la península ibérica e Irlanda, donde alcanzó su esplendor. Se basa en un estrecho pasillo flanqueado por megalitos que desemboca en una o más cámaras funerarias. La estructura es luego cubierta con tierra o piedras. Las entradas a las tumbas de Brú na Bóinne no están localizadas al azar, sino que se alinean con el solsticio de invierno o los equinocios, lo que demuestra los avanzados conocimientos de astronomía de la cultura Boyne. Además, en la zona se han identificado varios círculos de piedras y cursus, largos montículos de tierra paralelos con zanjas externas.
Newgrange es la estructura más espectacular de Brú na Bóinne gracias a su conservación y tamaño: 76 metros de diámetro, algo más sumando el círculo de piedras que lo rodea. Su perímetro exterior está apuntalado con grandes bloques en la fachada principal. En la parte baja, otros colocados a modo de bordillo presentan distintas decoraciones en relieve con motivos geométricos, tanto circulares como rectilíneos, algunos con complejos diseños. En el interior hay un pasillo de 19 metros hasta llegar a una cámara distribuidora con falsa bóveda y tres cámaras menores. El túmulo principal de Knowth tiene menos diámetro, pero lo compensa con 17 tumbas satélite que lo convierten en el sitio más extenso de Brú na Bóinne. El túmulo principal tiene dos pasillos independientes, siendo el este muy similar al de Newgrange, con el que también comparte decoración. El de Dowth es más grande que Newgrange, pero su estado es más precario desde que fue dinamitado en el siglo XIX causando un cráter.
Donore, 45 minutos al norte de Dublín, es el pequeño pueblo donde se ubica el centro de visitantes de Brú na Bóinne. Es posible llegar en autobús, pero más cómodo hacerlo en coche. El autobús es obligatorio desde el centro de visitantes, pues las visitas son siempre guiadas y en grupo. Conviene reservar la entrada, sobre todo en fechas complicadas. Esto aplica a Newgrange y Knowth, que nos llevarán unas tres horas, mientras que Dowth tiene su propio acceso, pero con bastantes restricciones. Se puede acceder al interior de la cámara de Newgrange, mientras que el acceso al pasillo de Knowth es más restringido. El día más especial para visitar Newgrange es el solsticio de invierno, fenómeno que podemos admirar desde el interior del túmulo, pero para ello tendremos que tener la fortuna de ganar el sorteo anual para formar parte del selecto grupo con derecho.
Fotos: Ron Cogswell / Keith Ewing
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