Chipre colonizada
Frente a la costa de Levante, donde el Homo Sapiens empezó a migrar por el mundo y mucho tiempo después inventó la agricultura, se encuentra la isla de Chipre. Los restos arqueológicos nos cuentan que alrededor del año 10000 a.C. Chipre formó parte de la expansión por el Mediterráneo de nuestra especie. Es entonces cuando llegan los primeros cazadores-recolectores que, demostrando un gran dominio sobre el medio, consiguen el hito de ser los primeros en horadar pozos de agua. Sobre el año 8800 a.C., estos chipriotas prehistóricos dieron un paso adelante al levantar asentamientos de corte agrícola. Una incipiente ganadería fue desplegándose poco a poco y sobre el año 6000 a.C. ovejas, cabras, venados y cerdos eran ya habituales. Sin embargo, sobre esa fecha parece abrirse un vacío de casi 1.500 años en los que la actividad se redujo casi al mínimo. Esta primera etapa del neolítico chipriota carece de cerámica, razón por la cual se la denomina Era Precerámica. Choirokoitia es el asentamiento por excelencia de entonces.
Porphyrios Dikaios, director del departamento chipriota de Antigüedades, fue el que descubrió el sitio en 1934, así como el responsable de las seis primeras excavaciones, prolongadas hasta 1946. Tras una etapa más complicada por la invasión turca, en 1976 un equipo francés con Alain Le Brun al frente retomó las tareas arqueológicas con fuerza. No obstante, aún queda ciudad por desenterrar, lo que podría abrir la puerta a nuevos descubrimientos. Lo que se sabe es que Choirokoitia se construyó sobre el año 7000 a.C. y sobrevivió hasta algún momento del cuarto milenio a.C. Es posible que en su desaparición tuviera que ver un gran terremoto que hubo en la isla sobre el 3800 a.C. Choirokoitia vivió su mayor auge en la Era Precerámica, pero fue abandonada en el año 6000 a.C. El asentamiento fue reocupado en la Era Cerámica: una capa arqueológica distingue claramente ambas etapas. Sin embargo, en esta nueva etapa deja de ser el principal asentamiento de la isla, que pasa a ser Sotira.
Choirokoitia se encuentra en un meandro del río Maroni, a solo seis kilómetros de la costa. El poblado está claramente delimitado por una muralla defensiva muy gruesa, de dos metros y medio por tres de alto. El interior cubre un espacio de tres hectáreas en las que vivieron entre 300 y 600 personas, según los cálculos. La construcción básica de Choirokoitia son pequeños edificios circulares construidos a base de adobe y piedra. Con el fin de que estos edificios no se fueran abajo se hacían unas gruesas bases que reducían el interior a menos de cinco metros de diámetro. Por arriba se cubrían también con piedras, formando techos planos o ligeramente abovedados. Hay centenares de estos edificios, de los que lógicamente solo quedan restos caídos que, no obstante, permiten entender su disposición básica. Cada uno de estos edificios no es un hogar. Un hogar estaba compuesto de varias de estas casitas, que se disponían en torno a un patio central donde la familia hacía sus tareas.
Pese a su ventaja tecnológica, la vida de los habitantes de Choirokoitia no era fácil. La esperanza de vida no pasaba de los 35 años y la mortalidad infantil era muy alta. El culto a los ancestros era muy pronunciado, pues los muertos se enterraban justo debajo de donde discurría la vida diaria, sin un cementerio aparte. Lo que sí parece claro de estos habitantes es que tenían una vida social muy organizada, teniendo en cuenta la época. No puede ser de otro modo por las necesidades de planificación que requirió Choirokoitia, muralla incluida. Seguramente sus habitantes organizaban también la actividad diaria, que giraba en torno al cultivo de cereales, la incipiente ganadería y la recolección de algunas frutas silvestres. En el sitio se han encontrado herramientas líticas, de hueso, vasijas de piedra y pequeñas figuritas que demuestran la existencia de elaboradas creencias religiosas.
Choirokoitia se encuentra a una media hora de Lárnaca, que cuenta con el aeropuerto más concurrido de Chipre gracias al turismo de playa. Lo más sencillo es coger el bus interurbano que une esta ciudad con Limasol: siempre hace una parada en Choirokoitia y tras ver el sitio podemos tomar otro autobús de vuelta. No obstante, si vamos en coche podremos completar el día visitando unas ruinas cercanas de origen franco entre las que hay una iglesia bizantina, la de Panagia tou Kampou, construida originalmente en el siglo VII. En cuanto a Choirokoitia, hay que rebajar expectativas, pues ante todo se trata de un sitio puramente arqueológico y en una hora habremos acabado. Sí que se puede ver bien la disposición del poblado, pero para apreciar mejor el hogar arquetípico del sitio se han reconstruido cinco casitas a la entrada, además de un trozo de muralla. Los artefactos encontrados en el sitio se encuentran en el Museo de Chipre, en la capital Nicosia.
Fotos: Pan narrans / orientalizing
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