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Ciudad vieja de Corfú

Ciudad vieja de Corfú

Islas Jónicas (Grecia)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 29 05, 2019
  • Category:

Mirando al Adriático


La Grecia clásica tuvo en el mar Egeo su centro de operaciones. Situadas entre las actuales Grecia y Turquía, las Cícladas o el Dodecaneso tienen milenios de historia. Al oeste de Grecia queda el mar Jónico, mucho menos relevante entonces. Siete islas pegadas al continente son conocidas como las islas Jónicas o Heptaneso. Aunque tuvieron un papel secundario, estar tan a mano hizo que fueran colonizadas muy pronto. La historia de las siete tuvo sus particularidades, pero en la Edad Media quedaron finalmente unificadas bajo el mandato veneciano. La república marítima del Adriático extendió su dominio por el Jónico resistiendo ataques otomanos. Aunque los gobernantes fueran venecianos, las Jónicas fueron un reducto bizantino a nivel étnico, lingüístico y religioso. Los otomanos lo intentaron, pero nunca conquistaron Corfú, la más poblada y segunda más extensa de todas. Un poderoso sistema de fuertes sostuvo el gobierno veneciano. Ellos la llamaron Corfú, aunque los griegos la habían bautizado Kerkyra.

Vista de Corfú con el Fuerte Antiguo al fondo

Corfú, situada frente a la costa griega tanto como a la costa albana, es una excepción en el Heptaneso. Fue de lejos la más relevante en tiempos clásicos. Su nombre original procede de una amante de Poseidón y aparece tan pronto como las crónicas micénicas. No obstante, es en el siglo VIII a.C. cuando gana relevancia al ser colonizada por gentes de Corinto. Kerkyra se benefició de su localización camino de la Magna Grecia y de la fertilidad del sur de la isla. Al contrario que otras colonias corintias, plantó cara a su ciudad originaria reclamando su total autonomía. Cuando buscó la ayuda de Atenas añadió una afrenta más en las Guerras del Peloponeso. Esta autonomía se mantuvo en los periodos helenístico, romano y bizantino. Con los segundos perdió relevancia por la fundación en la costa continental de Nicopolis. En la Edad Media recuperó protagonismo y fue disputada cuando los bizantinos perdieron poder. Finalmente, Venecia se la adjudicó de facto en 1386 y legalmente poco después.

Nace así la puerta de Venecia, pues capturarla daba acceso al Adriático. Pero es algo que nunca sucedió. Los ingenieros militares venecianos se encargaron de protegerla. Aunque el objetivo fuera económico, indirectamente construyeron un bastión del cristianismo europeo. Corfú ciudad fue renombrada como Kastropolis. Protegida al mirar hacia el continente, Michele Sanmicheli ideó un sistema de fortificación triple: la ciudad amurallada es complementada por un fuerte a cada lado. Los otomanos confirmaron los presagios y lo intentaron de todas las formas. Un primer envite en 1431 fue repetido tres veces en el siglo XVI, incluido el primero de los dos asedios. El otro llegó en 1716 como parte de la guerra entre Venecia y los otomanos. Tras conquistar todo el Peloponeso, los otomanos batallaron frente a un ejército de venecianos y mercenarios. El mando de von der Schulenburg y las fortificaciones certificaron la victoria cristiana. Los otomanos pudieron resarcirse puntualmente cuando la isla fue entregada a Napoleón. Consiguieron controlarla apenas un par de años. Corfú pasó a manos británicas, que lideraron el renacer griego desde aquí a comienzos del siglo XIX.

Fuerte Nuevo de Corfú

La historia confiere a Corfú un urbanismo distinto al no haber sido otomana. Está caracterizada por calles estrechas adoquinadas denominadas kantoúnia. Las murallas del centro cayeron con los británicos, pero no así los fuertes. Al este está el fuerte antiguo, sobre una isla que era península antes de que los venecianos horadaran un foso. Esta inexpugnable fortaleza se eleva sobre un promontorio de dos picos fuertemente amurallado. Entre ciudad y fuerte se extiende una enorme plaza y explanada verde llamada Spianada. Al oeste del centro queda el fuerte nuevo, complemento del antiguo tras el primer asedio. Las murallas del lado del mar cayeron con los británicos, que también modificaron los edificios del interior. En realidad, aunque el urbanismo sea veneciano, buena parte de la arquitectura de Corfú tiene su origen en el siglo XIX. Su estilo neoclásico tiene como mejor ejemplo el Palacio Viejo.

La isla de Corfú tiene 65 kilómetros de largo y unos 100.000 habitantes, 40.000 en la ciudad. La cultura de la isla es muy particular. Las influencias venecianas son claras en la lengua o la cocina. El plato estrella, por ejemplo, es la pastitsada, un plato de pasta, carne y tomate. La música tradicional es el cantádes, canciones cantadas a dos, tres o cuatro voces. Mucha fama tienen sus tres orquestas filarmónicas, que se juntan en la Semana Santa. Esta fiesta es la más relevante junto al Carnaval. Dos kilómetros al sureste de Corfú ciudad se encuentran las ruinas griegas y un poco más al sur el palacio Achilleion, una joya neoclásica. Si queremos más castillos están los de Angelokastro, Kassiopi y Gardiki. Corfú es destino de playa para muchos europeos del norte que llegan vía aérea o en crucero. Las playas más famosas están en Paleokastritsa.

Fotos: Martin Falbisoner / Slip

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