Tapón del Cáucaso oriental
Al noreste del Cáucaso, pegada al mar Caspio, se localiza la región rusa de Daguestán. Es rusa a nivel político, porque por lo demás no lo parece. Étnicamente complejísima, los rusos no llegan aquí ni al 5%. Más del 80% son musulmanes sufíes o salafistas que llevan décadas discutiendo hacia dónde debe ir la región. Su historia nos da pistas de lo que vemos hoy: esta zona fue la frontera norte de los persas partos y sasánidas. Sirvió para contener en lo posible a los pueblos de las estepas del norte primero y a los mismos rusos desde el siglo XVIII. Finalmente, en el XIX Daguestán pasó a formar parte del imperio ruso junto a lugares como Azerbaiyán. Tras más de 150 años, estos últimos consiguieron su independencia al disolverse la Unión Soviética, pero otras regiones como Daguestán o la cercana Chechenia se mantuvieron rusas. Al sur de Daguestán se encuentra su segunda ciudad, la más histórica: Derbent. Significa puerta cerrada porque Derbent ocupa una estrecha franja entre Caspio y Cáucaso, tan estratégica que fue amurallada para consolidar la frontera. De hecho, Derbent está considerada una de las míticas puertas de Alejandro Magno.
La historia de Derbent difiere totalmente de la del resto de Rusia: parece seguro que es el asentamiento más antiguo de todo el país. Tres son los kilómetros en Derbent que separan la montaña del mar, los que dan paso de la estepa euroasiática a Oriente Medio. Antes de los persas, pueblos como Albania Caucásica entendieron la relevancia del terreno y levantaron una primera muralla. Sin embargo, es con los persas sasánidas cuando Derbent cobra más importancia. El 22º de los sasánidas, el gran Cosroes I, parece que fue el responsable en el siglo VI de levantar las murallas que vemos hoy. Consideradas infranqueables, los jázaros las tomaron tan pronto como el 627. Los persas recuperaron Derbent, pero la entregaron a los árabes, responsables de traer un Islam que desplazó el cristianismo de Derbent. Tras la caída del califato abasí, Derbent empezó a cambiar de manos continuamente, siendo gobernada a veces desde el norte, a veces desde el sur. En el siglo XV, el khan de Shirvan estabilizó la situación, que no cambió demasiado tras ser engullido de nuevo por los persas, esta vez safávidas.
La puerta entre las puertas, como la llamaron los árabes, ha vivido estos siglos a expensas de los vecinos del norte y del sur. De momento es el norte, los rusos, los que han ganado la partida, pero el tiempo dirá. Con los rusos, Derbent perdió su relevancia fronteriza, por lo que las murallas de la ciudad dejaron de reforzarse y parte se han caído. A pesar de las modificaciones, lo fundamental en piedra de sillar es del siglo VI. Las murallas consisten en dos líneas paralelas entre sí y perpendiculares al mar, separadas 350 metros para dejar espacio a la ciudad. Miden unos doce metros, tienen un grosor de hasta casi cuatro metros y se unen en la Ciudadela, que cerraba Derbent por el oeste, en la zona montañosa. En total hay 3,6 kilómetros de murallas, estando casi entera la pared norte y muy dañada la sur. Un total de 73 torres reforzaban las defensas, mientras que catorce puertas interrumpían el muro. Han sobrevivido nueve de ellas. Son del siglo VI-VII, aunque han cambiado su aspecto varias veces.
Dos de ellas dan a la Ciudadela Narin-kala, que resguarda 4,5 hectáreas con un diseño irregular. En su interior quedan las ruinas arqueológicas de lo que fueron sus principales edificios. Siendo la zona mejor defendida, aquí era donde estaba el palacio del gobernador o khan. Hay restos de templos zoroastrianos y cristianos, pero destaca más la mezquita Juma, la más antigua en Rusia. Fue renovada tiempo después y se le asoció una madraza. Justo al salir de la Ciudadela estaba la zona residencial, distribuida en magals o barrios. Otra muralla más, ya caída, separaba esta zona de la comercial, pegada al puerto. El centro histórico ha conservado sus tortuosas calles y varios ejemplos de arquitectura en piedra. Destacan varias mezquitas y un caravasar.
La inestabilidad de Daguestán ha retraído históricamente el turismo, pese al potencial que tiene Derbent. Hay continuos problemas por terrorismo islamista y crímenes, así que conviene informarse en la embajada antes de ir. La mejor manera de llegar es tomando un tren en Makhachkala, conectada por aire con Moscú. También es posible llegar de la misma forma desde Bakú, la capital de Azerbaiyán. En la Ciudadela hay visitas guiadas, pero en ruso, así que habrá que contratar un traductor. Daguestán es famosa por su carne de cordero, ya sea en kebab o en sopa. Derbent es una ciudad más agradable en verano, cuando además podemos ir al resort turístico de Chayka, unos kilómetros al norte.
Fotos: Elnur Neciyev / Сулим Кудусов
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