Antes de Bagan
Los más de 2.000 kilómetros del río Irawady atraviesan Myanmar desde las estribaciones del Himalaya al norte hasta su generoso delta. Su cuenca domina una enorme extensión del país y su historia. Myanmar tomó forma en torno al siglo II a.C. como nexo entre India y China. De esta llegaron, a través del Irawady y sus afluentes, pueblos de la etnia Pyu de habla tibeto-birmana. Del mar de Bengala, simultáneamente, llegaban decisivas influencias culturales. El resultado fueron las ciudades antiguas de Pyu, primera entidad política reconocible de Myanmar. Sus restos arqueológicos son testigo de unas sociedades que compartían elementos como murallas defensivas, necrópolis, estupas budistas de ladrillos y sistemas de irrigación para gestionar sus numerosos campos de arroz. Se cuentan 18 ciudades Pyu, aunque Halin, Beikthano y Sri Ksetra conservan los mejores vestigios. Estos llegan hasta el siglo X, cuando una pequeña ciudad de origen birmano se hizo con todo el Irawady: Bagan.
Beikthano fue una de las primeras ciudades Pyu en formarse, sobre el siglo II a.C. según el registro arqueológico. Fue la primera en implementar medidas para asegurar las cosechas. En la cuenca del Irawady se concentra la lluvia en pocos meses, por lo que un primer paso para las ciudades Pyu fue almacenar ese agua en estanques denominados in-gyi y dirigirla con canales. Los conocimientos pudieron llegar desde Sri Lanka e India, como seguro que llegó el budismo. En Beikthano están las primeras muestras de estupas y tempranos monasterios de piedra y madera. Lo que parece fue un monasterio es de hecho la estructura mejor conservada de toda la ciudad, que por lo demás ha sido expoliada. El nombre de la ciudad, no obstante, recuerda al dios hinduista Vishnu, religión que compartió predicación en Pyu. Pese a esta presencia budista no se han encontrado estatuas ni inscripciones Pyu dando pie a pensar en un declive anticipado sobre el siglo V.
270 kilómetros al norte se encuentra Halin, cuya emergencia aconteció sobre el siglo II-III. No obstante, la ciudad Pyu se levantó sobre un antiguo asentamiento de la Edad de Hierro de Myanmar, por lo que representa esta transición. Su auge se prolongó hasta el ascenso de Bagan sobre el siglo IX, por lo que en Halin encontramos muestras del alfabeto Pyu. Este sistema de escritura antecede al birmano moderno y hunde sus raíces en alfabetos del sur de India. Halin, por su septentrional posición, tuvo también una relación más intensa con China, en parte por una de las actividades que de las ciudades Pyu, la minería. Halin parece que tuvo minas de plata y sal que impulsaron la ciudad, entre las más exitosas de Pyu. Entre las ruinas se han encontrado numerosas monedas de plata acuñadas en Halin. Por lo demás, no hay estructuras antiguas en pie, aunque entre los restos se adivinan trazas de fortalezas, necrópolis, talleres, estupas, un sencillo sistema de foso y lago para almacenar agua y secciones de murallas.
Apostada poco antes del inicio del delta del Irawady se encuentra Sri Ksetra, la más rica y grande de Pyu. De hecho llegó a estar entre las más extensas del sudeste asiático antes de Angkor. Sus 27 kilómetros de murallas, de las que quedan buenas secciones, dan fe. Tuvo su auge entre los siglos VII y IX, cuando Bagan ocupó su lugar. Dentro y fuera del círculo de murallas se han excavado numerosas zonas de Sri Ksetra que se han convertido en el principal legado artístico Pyu. Incluye bajorrelieves, placas de terracota, estatuas de piedra o bronce, restos de edificios y especialmente un gran relicario de plata hallado en el montículo de Khin Ba. Además de un enorme complejo hidráulico, en Sri Ksetra destacan sus terrazas de enterramiento escalonadas, llamadas pyutaiks, y varias estupas extramuros. Las tres mejor conservadas son Payagyi, Payama y Bawbawgyi. Esta última es la más alta con unos 46 metros compuestos de cinco terrazas consecutivas y un enorme cilindro macizo de ladrillos.
Sri Ksetra es la única de las tres ciudades Pyu que recibe considerables cantidades de turismo. Aun así, tampoco es muy frecuentada por extranjeros, pero en los cruceros entre Yangón y Mandalay es una excelente parada. La ciudad de referencia es Pyay, que tiene su propio aeropuerto. Además de Sri Ksetra merecen la pena la pagoda Shwesandaw y, río abajo, los Budas esculpidos en acantilados del Irawady de Akauk Taung. La mejor manera de ver las ruinas Pyu es alquilando un coche con conductor, bicicleta o una motocicleta y durante una mañana acercarnos a los distintos puntos. Antes o después es obligatorio pasar por el museo. Beikthano y Halin también son perfectamente visitables y cuentan con su propio museo y zonas señaladas. Beikthano se puede ver en ruta entre Pyay y Bagan, mientras que a Halin se puede llegar en excursión de día desde Mandalay.
Fotos: Aung Linn / Jakub Hałun
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