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Colina real de Ambohimanga

Colina real de Ambohimanga

Antananarivo (Madagascar)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 10 03, 2021
  • Category:

Madagascar unida


Aunque las fechas varían, se estima que Madagascar fue ocupada de manera estable poco antes de nuestro cambio de era. Estos habitantes, llamados popularmente vazimba y de origen austronesio, pusieron en práctica la quema selectiva para ampliar la tierra cultivable, lo que modificó la isla. Con el tiempo, distintos pueblos fueron llegando a las costas. Algunos estaban de paso, europeos incluidos, y otros se quedaban. Entre los segundos, algunos penetraron hasta las tierras altas centrales y se toparon con los vazimba. Tras entremezclarse surgieron los merina, etnia malgache mayoritaria. En el siglo XVI, los merina se organizaron para formar uno de los tres principales reinos bajo el mítico rey Andriamanelo. Especializados en la irrigación, los merina terminaron conquistando toda la isla en el siglo XIX, aunque esta aventura duró solo unas décadas tras la anexión francesa en 1896. El principal símbolo nacional de los merina reside en Ambohimanga, colina real donde estuvo su capital espiritual cuatro siglos. 

Puerta de acceso a Ambohimanga

Sobre 1540, en medio de las batallas con los vazimba, Andriamanelo fortificó su residencia dando lugar a la primera rova malgache, esto es, complejo palaciego fortificado diseñado de acuerdo a símbolos y tradiciones concretas. No se sabe si esta rova fue Ambohimanga, cuya etimología la define como sagrada y cuyo origen puede ser previo. La historia oral dice que fue Andriamborona el primero en ocuparla en torno al 1700. El rey de entonces, Andriamasinavalona, era un familiar que al conocer la colina la quiso como regalo a su hijo Andriantsimitoviaminiandriana. Su testamento partió el reino merina en cuatro y al nuevo dueño le pareció oportuno levantar murallas. Hizo bien, porque el resto del siglo los cuatro reinos batallaron hasta que a finales del mismo Andrianampoinimerina se propuso reunificar las doce colinas sagradas de los merina. Con el reino unificado y reconocido internacionalmente, la capital regresó a Antananarivo, pero Ambohimanga conservó su relevancia espiritual. De hecho, se vetó a los extranjeros, lo que sumado a los saqueos franceses la elevó a símbolo nacional. 

Ambohimanga es una colina en medio de las tierras altas que se eleva unos 150 metros hasta alcanzar 1.468 metros. Rodeada de pequeños poblados, campos de arroz y un tupido bosque primario, protegido y sagrado, en la parte alta se sitúa el complejo palaciego o rova. Alrededor se dispone el sistema defensivo formado por una línea de profundas zanjas de hasta treinta metros y más de dos kilómetros de murallas. No fue construido de una sola vez, sino que cada rey merina iba ampliando o abriendo puertas en distintas secciones. El resultado final es una doble muralla atravesada por siete puertas interiores y siete exteriores. La principal es Ambatomitsangana, que da acceso a la zona real de la rova. Como es habitual en las puertas de las rovas, esta puerta incluye una enorme puerta de doce toneladas que todas las tardes se instalaba para proteger la rova, para luego por la mañana retirarla. En el interior de la rova hay otras piedras, aunque de función diferente. Estaban pensadas como púlpitos para que el rey pronunciara discursos o dispensara justicia. También hay un lago artificial, Amparihy, cuya agua es sagrada.

Palacio de la Reina de Ambohimanga

La disposición de la zona real sigue la cosmovisión merina, muy marcada por los puntos cardinales. Así, la zona real está al norte, punto cardinal identificado con el poder. La rova está dividida en tres componentes según las fases constructivas y reyes: Bevato, Mahandrihono y Nanjakana. Los tres comparten simbolismo en sus materiales utilizados,  materiales orgánicos para las viviendas de los vivos y piedras para las tumbas de los muertos. Sin embargo, varían en su estilo arquitectónico reflejando la personalidad de cada época, con más o menos influencia europea. Bevato es la zona más antigua y simbólica, mientras que Nanjakana está en la parte más elevada, pero sus edificios sufrieron varios incendios. Mahandrihono es el componente más amplio y mejor conservado. Sobrevive un palacio de finales del XVIII, doce tumbas reconstruidas tras el saqueo francés y dos pabellones reales construidos por la tardía reina Ranavalona II con marcado estilo europeo, incluido el uso de cristal como complemento a la madera.

A solo veinte kilómetros de la capital Antananarivo, Ambohimanga es lugar de peregrinaje para los malgaches, así que no será raro ver grupos de visitantes. Para el turista es un lugar imprescindible para entender la historia de un país mucho más visitado por sus atributos naturales. Como la visita tiene mucho de historia y simbolismo frente a su modesta arquitectura, es buena idea acompañarse de un guía que nos dirá el significado de las numerosas higueras o dónde se sacrificaban cebúes. También hay que aprovechar para disfrutar de las vistas. Se puede combinar la visita con el parque de los lémures, una reserva artificial en la que se cuida para su reintroducción al animal más carismático del país. De abril a octubre es temporada seca en Madagascar.

Fotos: Jose Antonio / deruneinholbare

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