Mirando a Rávena
En la región más septentrional del mar Adriático, una península rompe la costa. Se trata de Istria, región que por su localización ha estado siempre en disputa y alberga una compleja mezcla étnica. Hoy croata, ha estado en manos austríacas o italianas según la época. Antes de ellos, los bizantinos tuvieron aquí su extremo noroeste. Junto a Rávena, en Istria se encuentra uno de los mejores ejemplos de su primera arquitectura. Es la basílica eufrasiana en la ciudad de Poreč, llamada Parentium en tiempos romanos. Estos conquistaron la zona con mucho esfuerzo, aunque Istria siempre mantuvo su personalidad. La religión cristiana caló muy pronto entre sus habitantes. Un oratorio en una casa privada del siglo IV dedicado al mártir Maurus, primer obispo de Poreč, supuso el inicio del conjunto episcopal. Tan largo tiempo ha dado lugar a una mezcla de estilos de las etapas de Istria. No obstante, es bajo el mandato del obispo Eufrasius, en el bizantino siglo VI, cuando toma su forma actual.
Poreč, situada en la costa oeste de Istria y al abrigo de la isla de San Nicolás, nace a partir de un pequeño castro romano en el siglo II a.C., cuando los romanos triunfaron tras años de conflicto. Fue nombrada oficialmente ciudad en el siglo I, aunque no pasó de ser una tranquila urbe provincial que solo destacó por su pujante comunidad cristiana. Poreč siempre miró más al oeste, a las italianas Venecia y Trieste. Se asoció a la república de la primera en el siglo XIII manteniéndose fiel a la Serenissima durante cinco siglos. Tras pasar a manos austríacas y francesas, en 1861 fue nombrada capital de Istria, lo que junto a la comunicación marítima y ferroviaria con Trieste animó el turismo. El siglo XX conllevó los vaivenes étnicos que terminaron por limar las raíces italianas e impulsar la cultura eslávica. Un factor común entre ambas comunidades es su catolicismo, al que se adscribe una basílica eufrasiana que ha vivido la historia de Poreč resistiendo terremotos, ataques y abandonos.
El primer oratorio datado en el 313 se convertiría en la basílica. A finales de siglo, el cristianismo había cambiado de estatus en el mundo romano y se añadió una primera basílica relativamente simple. Toda la estructura fue renovada como basílica con tres naves antes de que el obispo Eufrasius tomara el mando del conjunto episcopal. Con él tomó forma definitiva, aunque de la época anterior sobreviven varios muros y mosaicos. Además de renovarla añadiendo ábside, atrio y baptisterio, Eufrasius completó el conjunto con el palacio episcopal y una pequeña capilla conmemorativa: Cella trichora. Eufrasius también se encargó de decorar las estructuras profusamente con fantásticos mosaicos y decoraciones con alabastro, mármol, nácar y estuco al más puro estilo bizantino. Posteriores son la cercana casa Kanonika, el campanario del siglo XVI y dos capillas modernas. La llegada del obispo Negri en el siglo XVIII fue vital para la basílica, pues inició unas restauraciones que han renovado tanto la basílica como el palacio, que casi se puede considerar reconstruido.
Situada en la orilla norte de la península de Poreč, la basílica eufrasiana mira al mar. Pese a los toques góticos, el estilo es principalmente bizantino y recuerda a las iglesias de Rávena, al otro lado del Adriático. Desde el oeste, el conjunto religioso cuenta con campanario, baptisterio, atrio y la basílica. Está dividida en tres naves separadas por fantásticas columnas con bellos capiteles en estilo bizantino y arcos estucados. Al fondo se encuentra el ábside principal acompañado de otros dos ábsides menores en las naves laterales, toda una innovación en la época. La Cella trichora, al que se accede por un pasillo, tiene forma de trébol y alberga dos sarcófagos con los restos de San Mauro y San Eleuterio. En el suelo se conservan restos de los mosaicos originales del siglo VI, principal valor decorativo de Poreč. Los principales se encuentran en el ábside principal, donde se muestran distintas imágenes incluyendo la Virgen, una imagen inédita entonces. Las excavaciones arqueológicas rescataron más mosaicos al norte de la basílica de las anteriores versiones.
Istria sigue siendo tan turística como lo fue en el pasado, aunque por delante de Poreč está Pula, gracias también a su aeropuerto internacional. Desde aquí tendremos una hora por tierra hasta Poreč, aunque también se puede llegar en ferri desde Venecia. La basílica eufrasiana es el principal monumento de la ciudad. Cuenta con un recorrido fijo bien señalizado que incluye ascender a la torre para las vistas y acaba con la basílica y sus mosaicos. Entre medias, el renovado palacio tiene distintas salas con muestras de arte de la basílica. Además de las numerosas playas y encantadores pueblos, cerca de Poreč están las interesantes cuevas de Baredine. La gastronomía de Istria tiene fuertes influencias italianas y destaca por su ingrediente estrella, la trufa.
Fotos: Berthold Werner / jordan pickett
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