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Crac de los Caballeros y Qal’at Salah Al Din

Crac de los Caballeros y Qal’at Salah Al Din

Homs y Latakia (Siria)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 26 12, 2020
  • Category:

Bastiones cruzados


En el 1071, el imperio bizantino sufrió una decisiva derrota frente a los turcos selyúcidas en la batalla de Manzikert. El emperador pidió ayuda al Papa, que respondió con la primera de las Cruzadas en dos siglos. El Papa temía que la caída del  imperio bizantino eliminará el colchón de seguridad  frente a los insaciables musulmanes, que al menos en la península ibérica habían sido contenidos. Sin embargo, los católicos no debían pleitesía alguna a los bizantinos, así que según conquistaban territorios establecían sus propios estados. De hecho, también le arrebataban territorios a los bizantinos. El Levante mediterráneo se convirtió durante esta época en una amalgama de pequeños estados de alta inestabilidad como el Principado de Antioquía o el Reino de Jerusalén. Numerosas órdenes con miembros de diversas nacionalidades los poblaron. La Orden de San Juan de Jerusalén y los francos fueron los dueños de dos de sus principales fortalezas: el Crac de los Caballeros y Qal’at Salah Al Din. De nutrida historia anterior y posterior, las reformas de los Cruzados los convierten en dos de sus monumentos de referencia.

Crac de los Caballeros en Siria

Encaramados en sus colinas, ambos nos transportan a las Cruzadas, pero en realidad sus fundadores fueron otros. Qal’at Salah Al Din o la Ciudadela de Saladino nació de la mano de un emir hamdánida en el siglo X. Iniciando su constante inestabilidad, poco después el emperador bizantino Juan Tzimisces la conquistó hasta que en 1108 los Cruzados de Antioquía se la adjudicaron y ampliaron. Dos años después, Tancredo de Galilea tomó posesión del Crac de los Caballeros otorgándoselo a los caballeros de San Juan sobre 1142. Sus inicios habían sido más tardíos. Según las crónicas, en 1031 un emir mirdásida lo construyó y ocupó con tropas kurdas. Ante la llegada de los Cruzados lo abandonaron. Aquí, la reforma fue mucho más profunda y duró treinta años. El Crac de los Caballeros se convirtió en uno de los bastiones más inexpugnables de la época. Resistió el empuje de Saladino y se mantuvo en manos cristianas hasta 1271, cuando los mamelucos lo asediaron con éxito. Más o menos por entonces hicieron lo mismo con Qal’at Salah Al Din, aunque fue entregado por otros musulmanes, los ayubíes, que gracias a Saladino habían conquistado el castillo en 1188. 

La Europa cristiana olvidó los castillos cuando las Cruzadas acabaron. En el siglo XIX, el francés Guillaume Rey fue el primero en investigar el Crac de los Caballeros. Con el protectorado francés de la zona se forzó la desocupación de los vecinos, que habían improvisado un pueblo en el interior, y se restauró. Gracias a figuras como T. E. Lawrence, el Crac de los Caballeros terminó de imponerse como prototipo de castillo. Ante todo estamos ante una máquina defensiva extraordinaria que utiliza tanto la geografía como su diseño de doble anillo concéntrico, entre los que se inserta una enorme cisterna para resistir asedios. La muralla exterior de nueve metros de altura tiene ocho torres redondas originales con detalles de inspiración musulmana como los matacanes. Anterior es el anillo interior, protegido por torres cuadradas y redondeadas. La del suroeste alojaba al Gran Maestro de la Orden y en el pequeño patio interior está la capilla del siglo XII, sustituta de otra anterior que sufrió un terremoto. Es de sencillo diseño con bóveda de cañón, pero contiene una de las pocas concesiones artísticas, restos de frescos.

Fortaleza siria de Qal’at Salah Al Din

Unos cien kilómetros al norte está Qal’at Salah Al Din, también llamado Saone, sobre un peñasco entre dos gargantas boscosas. Es una ciudadela más extensa que el Crac, de unas seis hectáreas, aunque en peor estado. Sus murallas dibujan un diseño totalmente irregular que se va adaptando al terreno. Varias torres complementan la defensa proporcionada por el barranco, las murallas y el espectacular dique de 28 metros de profundidad del lado este, justo en el punto más débil al no haber desnivel. El acceso se realiza por un tortuoso camino en el sur y en el interior hay estructuras de todos sus habitantes: bizantinos, francos y árabes. Se refleja en las capillas, iglesias y mezquitas, pero también en las residencias. La ciudadela se divide en dos partes: la alta en el lado este, con la mayor parte de edificios, y la baja al oeste.

Antes de la guerra siria, el Crac de los Caballeros era uno de los principales motivos de viaje para el turismo. A medio camino entre Damasco y Alepo, su visita en excursión desde Hama era muy habitual. En 2014, el ejército sirio capturó el castillo en manos rebeldes dañándolo no definitivamente, pero sí para necesitar restauración pendiente. Qal’at Salah Al Din siempre ha sido menos visitado por su menor fama y estar algo más a desmano. La localidad de referencia es la ciudad costera de Lataquia. En el caso de Ciudadela, los daños de la guerra civil fueron aún menores.

Fotos: A travers / Anas Al Rifai

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