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Delta del Okavango

Delta del Okavango

Noroeste (Botsuana)

Paraíso anual


Muchos ríos forman deltas al desembocar en mares o lagos. Menos comunes son los deltas interiores, que generalmente ocurren en una zona en tazón antes de recobrar un solo curso que continúa. El caso del río africano del Okavango es particularmente inusual. Este río de 1.600 kilómetros nace en Angola y se dirige al sureste hasta desaparecer en el norte de Botsuana. No lo hace en un lago formando una cuenca endorreica, sino que forma un gran humedal que en el desierto del Kalahari desaparece en la estación seca. Cuando llegan las lluvias, el Okavango vuelve a llenarse creando otro enorme humedal que nuevamente desaparece. La vida de la región conoce perfectamente este ciclo hidrológico anual. La flora ha adaptado sus ciclos biológicos para coincidir con el patrón del Okavango, lo mismo que las migraciones de mamíferos y aves se amoldan para llegar en el momento en que la vida bulle.

Grupo de elefantes en el delta del Okavango

Los deltas interiores son anomalías geográficas, por lo que el ciclo del Okavango, pese a su regularidad, es efímero. Hasta hace unos 10.000 años desembocaba en el lago Makgadikgadi, hoy seco. En su lugar, cada año el Okavango inunda una extensión de unos 250×150 kilómetros con solo dos metros de profundidad por lo llano del terreno. Este relieve provoca que se formen grandes y alargadas islas en el delta. La mayor es la del Jefe, de setenta kilómetros de longitud. Todo comienza lejos del delta, en Angola, donde las lluvias de enero y febrero multiplican el caudal. Un mes después llegan a Botsuana y se distribuyen entre los brazos del Okavango durante unos cuatro meses alcanzando el pico en julio. La mayor parte del agua es transpirada por las plantas, mientras que un tercio es evaporada y pequeñas cantidades se filtran a los acuíferos o llegan al lago Ngami. Con el delta seco, la desolación impera y se dejan ver islas de la sal arrastrada por el río.

Esta salinidad es procesada parcialmente por la vegetación, pero en el futuro hará del Okavango un lugar inhabitable. Hasta entonces, la foto del delta durante la inundación es paradisíaca. Las más de mil especies de plantas cobran nueva vida con praderas y bosques inundados. Las más relevantes son las acuáticas, capaces de flotar sobre las cristalinas aguas. La vegetación colabora, además, en capturar la arena que transporta el río y crear nuevas islas para nueva vegetación. En el Okavango ocurre que el pico de extensión del delta tiene lugar en la estación seca, lo que inevitablemente convierte a este en un imán para la sedienta fauna de kilómetros a la redonda. Se citan 130 especies de mamíferos, 60 de reptiles, 90 de peces y casi 500 de aves. Aunque el Okavango es vital para especies como guepardos, rinocerontes, perros salvajes y leones, la especie más icónica es el elefante. Más de 100.000 se reúnen en el delta, convertido en vital para su supervivencia.

Vista satélite del delta del Okavango

El delta también ha atraído históricamente a comunidades indígenas. Hoy viven en su entorno cinco grupos étnicos diferentes que viven de forma sostenible de la pesca, caza o recolección de plantas. Fue un grupo inmigrante, los batawana, los que lograron el control del delta desde que ocuparon su perímetro en el siglo XIX. Este pueblo pastoralista y sedentario se asentó en los bordes del delta garantizándose en 1963 los derechos de caza en la Reserva de Moremi, en la parte este. Gracias a la viuda del Jefe Moremi III, este fue el germen de la protección de la fauna, cuyas cifras estaban en franco declive. Hoy ocupa el 40% del delta, mientras que el resto se ha ido protegiendo legalmente, aunque la autogestión de los grupos étnicos es la norma. Tan vital o más para el delta es garantizar el flujo hidrológico desde Angola, para lo cual es fundamental evitar represar el Okavango, lo que ha conllevado mucha diplomacia y mediación.

Maun, en el sureste, es la puerta de entrada para el Okavango. Es una ciudad de servicios que tiene aeropuerto propio. Aquí podremos contratar excursiones al delta si no las llevamos de origen. Una de las más populares, pese al precio, son los vuelos escénicos, la mejor manera de apreciar la extensión del delta. Desde Maun se entra por tierra o aire al delta hasta llegar a algún campamento que nos servirá de base para las noches que elijamos. Una vez en pleno delta, lo habitual es navegar por los canales en embarcaciones sin motor típicas, los mokoro, y al llegar a alguna isla hacer pequeños itinerarios a pie. El mejor lugar para avistar fauna es la zona de Moremi, donde lo más conveniente es hacer excursiones en 4×4. Es mejor utilizar una segunda base en Moremi antes de volver a Maun o continuar al Parque de Chobe. La época lo marca todo en el Okavango, siendo la alta durante el invierno austral.

Fotos: Mario Micklisch / Stuart Rankin

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